Capítulo 38

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- Vamos Sofi, lo hemos repasado muchas veces -le recordó Ana tratando de no perder los nervios ante los despistes de su hija- Terminamos con este apartado y descansamos -le prometió- pero haz el favor de concentrarte un poco -le pidió la morena a su hija, ya desesperada- ¿De qué año a que año va el Imperio Romano? -le preguntó.

- Sí, esta me la sé -aseguró a su madre- Del treinta antes de Cristo al cuatrocientos setenta y algo después de Cristo.

- Treinta no, veintinueve -la corrigió Ana- Va del veintinueve al cuatrocientos setenta y seis -le explicó de nuevo mientras subrayaba la hoja de papel que sujetaba, donde había todas las preguntas anotadas.

- Ay mami -se quejó la chica- eso da igual, un año más un año menos, que más da.

- No da igual Sofi, si pones otro año estará mal y no habrá servido de nada estudiar, ¿lo entiendes? -le regañó un poco Ana.

Lo que le molestaba de la rubia no era que no acertase las preguntas o que lo hiciera mal, lo que realmente la sacaba de quicio era que se lo supiera y por pereza y pocas ganas de hacer las cosas bien lo dijese mal, y por tanto terminaban ambas por perder el tiempo.

- Es que son muchas fechas -se quejó de nuevo.

- Venga seguimos -dijo ignorando la queja de Sofía- ¿Cómo surgió el Imperio Romano? -le preguntó siguiendo con el temario.

- Por Julio César, ¿no? -respondió no muy segura de si esa era la respuesta correcta.

- Sí, por Julio César, pero ¿qué pasó con él? -le preguntó Ana casi teniéndole que sonsacar la respuesta.

- Pues que cuando murió hubo unas guerras y entonces vino el Imperio Romano, ¿era así, no? -contestó Sofía.

- Bien -dijo Ana algo agotada- Vamos abajo anda, necesito un descanso.

- Yo también -respondió la chica que obviamente ya estaba harta de tanto estudiar.

- Perdón -se disculpó Ana mientras ambas bajaban a la cocina- ¿Soy muy pesada, no? -le preguntó a su hija.

- Sí, pero si no fuera por ti y mamá yo no habría aprobado ni la mitad de los exámenes -admitió la chica que en el fondo agradecía que le estuvieran tan encima.

- El año que viene podrás empezar de cero y espero que no necesites tanta ayuda -le comentó Ana- Venga, que ya queda poco para el verano -le dijo ya entrando en la cocina, donde se encontraba Mimi.

- ¿Qué tal? ¿Te lo sabes? -le preguntó la rubia a Sofía.

- Sí -respondió escueta la chica.

- ¿Ana? -le preguntó a la morena, pues no se fiaba del todo de la respuesta que le había dado su hija.

- Le queda la mitad por repasar aún, pero estábamos cansadas, así que lo mejor es que nos tomemos un descanso y merendemos -le explicó a Mimi mientras se hacía un café.

- Pues cuando termines de merendar ya subo yo y terminamos -le advirtió a Sofía.

- ¿Tu? -preguntó algo decepcionada la chica.

- Yo -zanjó Mimi sin admitir discusión.

La rubia sabía de sobras que Ana tenía mucha más paciencia que Mimi, y que por tanto iba a ser mucho menos exigente con ella e iba a poner la vista más gorda, pero a la vez era comprensible que su madre quisiese implicarse también y dejar descansar a la morena.

- Sofía, si te lo sabes podrás ir a hacer lo que quieras, ya lo sabes -le dijo Ana tratando de animarla- Solo un último esfuerzo por hoy -le pidió.

Nueve y medio | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora