Se ve como una diosa. Su piel brilla y resplandece con el verde limón de su vestido con mangas caídas. La tela le cae suave hasta el piso. Lleva el cabello ondulado suavemente. Camina con gracia. Femenina. Elegante. No puedo apartarle los ojos de encima. Seguro parezco un imbécil.
Cojo una gran bocanada de aire que me suba la moral y me levanto. Me agarro con fuerza del descansa brazos de la silla. Limitándome el movimiento. Quiero ir con ella. Tocarla. Los hombres la miran. No lo soporto. Sus ojos se conectan con los míos. Puedo ver un destello en ellos. Uno que se ve opacado inmediatamente. Soy un manojo de nervios.
La risa de dos hombres me saca de mi ensimismamiento. Mis padres se han puesto de pie, así que no he tenido que sentarme. Se saludan con la familia que acaba de llegar a nuestra mesa. Sabía perfectamente quienes eran. Los había investigado hace un mes, en París. Óscar y Mónica Rivera.
No puedo hablar. No puedo pensar. Solo la puedo ver a ella. _________, vestida de tul verde, con el cabello negro cayéndole sobre la cadera. Sonrío cuando me mira. Tiene los labios pintados con un labial rosado oscuro. Su mirada me atraviesa. No lleva ningún pendiente o collar, pero logro ver un brilloso bolso azul sobre la mesa. La sonrisa se me ensancha. Estaba usando el bolso que le obsequié. Veo sus delicadas manos con manicura perfecta, descansar sobre el bolso. No aparta sus ojos de mí.
No es expresiva, pero su rostro logra quemarme por dentro. Es algo que no había experimentado nunca, una sensación de vulnerabilidad que... no me desagrada.-__________.
Su nombre sale de mi boca sin que pueda evitarlo.
-Parece que se conocen- el inglés del señor Rivera me hizo parpadear.
-Sí, nos conocemos- respondió __________. Su voz me calentó los oídos.
-Bueno, WooBin, ¿dónde conociste a mi encantadora hija?
-Encantadora es la palabra perfecta para describirla, ¿verdad?- Su padre se ríe.El señor Rivera le corre la silla a su hija después de darme un apretón de manos. ¿Con ellos haríamos negocios? Todos tomamos asiento. No supe en qué momento, ya había comida enfrente de mí.
Luego, sucedió.
Mi padre no me había mentido. No era una reunión normal de negocios.
*
Y, entonces algo hace que gire. Una energía invisible atrae mi cuerpo hasta atrás con una atracción monumental.
Giro. Ahí está.
Me quedo petrificada en mi sitio. Me sujeto de la una columna para evitar caerme. Apenas había tenido oportunidad, me había escabullido de la mesa hasta un jardín interior del restaurante con la excusa de que iría al sanitario. No era lo suficientemente descortés o maleducada como para salir sin más.
Pero no estoy nerviosa. Me siento tremendamente emocionada. El gesto se le relaja. Se ve guapísimo. El cabello lo lleva perfectamente acomodado. Su cuerpo atlético y saludable resalta con el traje a medida color negro de tres piezas, con una corbata que casualmente hace juego con mi bolso. Su aroma me baila en la nariz, gracias a una brisa fresca. Todo en él hace que me sienta en un espiral.
-Hola WooBin- saludo en voz baja. Su mirada intensa se llena de dulzura, suelta una sonrisa dejando que vea ese hermoso hoyuelo una vez más. El corazón comenzó a latirme frenético-. Ha pasado un tiempo.
-Ha valido la pena- su suave voz me acaricia la piel. Los ojos amenazan con cristalizarme, la falta de aire me mareaba. Sé que debo evadirle la mirada, estaba enseñada a comportarme en situaciones así. Sé que no debo parecer emocionada, por mucho que lo esté. Nunca había sentido nada igual. Me sentía en un sueño. Llevaba diez años aprendiendo a cómo comportarme con dignidad y autocontrol. Aplico toda esa enseñanza para evitar colgarme en sus hombros. Da un paso hacia adelante, reduciendo el espacio que nos separa. Sin resistirlo más, elevo la mano para apoyarla sobre su pecho. Posándola sobre la chaqueta de su traje. Contengo el aliento-. No pude dejar de pensar en ti- susurra y acuna mi rostro. Mis sentidos se intensifican-. Lo intenté con todas mis fuerzas, te veía a todas partes, a todas horas-. Una sonrisa enternecida se forma en mi rostro-. Sé que quizá y esta situación no sea de tu agrado, pero- inhala-. No puedo negar que estoy inmensamente feliz.
Debería sentirme incómoda por las sensaciones que despierta en mí, pero no es así. Me hace sentir viva. Me siento vibrar. Yendo en contra de todos mis principios, me aventuro a besarlo. Gracias a mis tacones, no necesito ponerme de puntas. Pego mis labios con los suyos sintiendo las sensaciones de la última vez, la descarga de energía explotar en mi cuerpo. WooBin me envuelve en sus brazos, y me estrella contra su pecho, nuestras bocas se funden. Mi corazón se detiene. Y con los ojos cerrados, siento una lágrima colarse por mi mejilla.
-Ser tu prometida es la mejor noticia que me han podido pasar, Song WooBin- me toma por la nuca para que no pueda moverme. El calor de su piel me tranquiliza. Traza círculos con al frente contra la mía lenta y cuidadosamente.
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Uno en un millón.
Fanfiction¿Crees en el destino? ¿Las almas gemelas? Más que una idea irrealista, el suponer que existen es completamente avaricioso y egoísta. A WoonBin, le habían enseñado de contabilidad en su prestigiosa escuela, y había caído en la deducción que era una...