Capítulo 26.-

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JongGu, Corea del Sur.

Descolgué el vestido blanco de la percha, entré en él y deslicé los brazos por los tirantes cargados de pedrería en colores morados y rojizos. WooBin enganchó enseguida el corchete que quedaba justo por encima del trasero. Me miré en el espejo de cuerpo entero y solté un suspiro.
-¿Hay algún problema, mi reina?- preguntó amablemente.
Negué.
-Simplemente no sé si es buena idea que vayamos.
-Es el cumpleaños de JumPyo.
Tomé aire.
-Tienes razón. Es el cumpleaños de JumPyo.
-Te tengo un pequeño detalle-. Me sujetó de los hombros y nos sentamos al borde de mi cama. WooBin me agarró la muñeca izquierda y la colocó suavemente sobre su regazo para deslizar por debajo la mitad de la pulsera. La otra mitad la levantó hacia mí para que yo pudiera ver lo que había grabado en su interior.

SIEMPRE MÍA. PARA SIEMPRE TUYO – WOOBIN.

-Dios mío -susurré mientras veía cómo mi prometido ajustaba la mitad de la pulsera a la de abajo-. Con esto sí que me voy a casar contigo.
Su suave carcajada hizo que me enamorara aún más de él. La pulsera tenía un dibujo de unos tornillos que la rodeaban entera con dos tornillos de verdad a ambos lados que WooBin cerró.
-Esto es para mí -dijo levantando el destornillador en el aire. Vi cómo se lo guardaba en el bolsillo y supe que no podría quitarme aquella pulsera sin él. No es que deseara hacerlo, me encantaba. Y también era la prueba de que tenía un alma romántica.
-Y esto es mío -dije sentándome a horcajadas y pasando los brazos por encima de sus hombros. Sus manos se agarraron a mi cintura y echó la cabeza hacia atrás dejando a la vista su cuello para que mis labios lo exploraran.
-Para siempre- susurró. Con su nariz acarició mi cabello-. Sé que estás triste por ellos, mi reina. Yo también lo estoy- me apretó contra él.
-¿Crees que JumPyo se haya rendido?- pregunté permitiéndome sonar triste.
-No lo sé, mi reina-. Me sujetó del mentón y besó mi nariz-. Pero...
-Son nuestros amigos- completé por él-. Puse una sonrisa en mi cara y me puse de pie antes de volver a cambiar mi gesto por un ceño fruncido, viendo la tela color berenjena maltratada ante mis ojos-. Te he arrugado el traje.
WooBin sonrió.
-Está bien, está bien.


Seúl, Corea del Sur.

-¡Es el F4!- escuché los gritos femeninos mientras mi brazo reposaba sobre el de mi prometido. Cerré los ojos, esos chillidos siempre lograban fastidiarme. WooBin me besó la sien. Giré y me encontré a JanDi y GaEul, sonreí al verlas vestidas con los bonitos vestidos de coctel que mandé a YiJung a comprar. JiHoo caminó frente a nosotras, encontrándose con JanDi.
-Viniste- dijo a modo de saludo.
-No quería huir, así que vine...- se rio incómoda-, pero no puedo evitar pensar que fue en vano.
-Geum JanDi- habló mi prometido-. Ya que estás aquí, al menos come algo.
-Sí- concordé-. Debes lucir ese lindo vestido por ahí.
-Si huyes como una cobarde, GaEul se quedará inquieta y sola. Geum JanDi no es nadie sin su lealtad, ¿cierto?- dijo YiJung chantajéandola emocionalmente.
JiHoo completó su camino y le ofreció a JanDi su brazo.
Sonreí. Si JumPyo lo veía, se volvería loco, y sé que eso es lo que buscaba.


*


Con aplausos todo el recinto se dedicó a cantarle la canción de Feliz Cumpleaños al líder del grupo ShinHwa. Sin embargo, la efusividad con la que solíamos recitarle la canción a nuestro viejo amigo, este año se veía apaciguada por el dolor.

-Creo que debería irme pronto- murmuró JanDi, intentando ponerse de pie. _________ al verla, se apresuró a imitarla, pero ambas se vieron detenidas por la presencia desagradable de la mamá de JumPyo. La Bruja.
-Tanto tiempo sin verla, señorita- saludó a JanDi-. Gracias por aceptar mi invitación.
Miré a YiJung.
-¿Invitación?
-Ya que está aquí, ¿puedo pedirle que le deseé un feliz cumpleaños a JumPyo?
-¿Disculpe?
-Sé que es una joven inteligente, criada por padres que valoran la buena educación- de repente, la discreta señora alzó la voz-. ¿Sería grosero pedirle que toque el piano para nosotros esta noche?
-Imposible- susurró GaEul.
__________ apretó el puño bajo la mesa.
-¿Geum JanDi sabe tocar el piano?- pregunté con discreción en su ojera. Ella negó con la cabeza en un gesto sutil.
-Esta mujer es increíble- dijo con la voz cargada en animosidad.
JiHoo se puso de pie y mencionó que iban a irse, pero JanDi se apresuró a aceptar la propuesta.
-Es lo menos que puedo hacer para pagarle mi cena- completó-. Lo haré.

Uno en un millón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora