Capítulo 13.-

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Seúl, Corea del Sur.

-¿Flores?- preguntó YiJung con voz cansina al entrar a nuestra sala de clases por la amplia puerta. Mi amigo se acercó a donde estaban las calas blancas de ___________, que decoraban mi escritorio. Lo había traído a mi mesita para que quedaran en mi campo de visión. De esa forma, lograba apartar mi atención de las clases de contabilidad y de cotizaciones en Bolsa. La tarjeta que acompañaba a las flores estaba sobre la madera oscura de mi escritorio, y yo le daba vueltas entre los dedos mientras volvía a leer enésima vez lo que decía. YiJung sacó una cala y se la acercó a la nariz.
-¿Cuál es el secreto para conseguir que te manden cosas así?
Descifré de inmediato qué quería decir. YiJung tenía una amplia colección de obsequios por sus numerosas ex acompañantes, sin embargo, ninguno de ellos lograba poseer la fuerza y calidez rebosante como los que me entregaba mi prometida.
Apoyé la espalda en el asiento mientras, de forma inconsciente y jugueteando con mi anillo, me fijaba en que su corbata de tonos grisáceos hacía juego con los adornos con piedras que había en el florero. Las rosas blancas eran el único punto de claridad en nuestra aula oscura. Ella siempre era la luz en cualquier situación.
-Tener a la mujer adecuada- respondí. YiJung volvió a dejar la flor en su jarrón.
-Adelante, Song, sigue restregándomelo.
-Prefiero regodearme en el silencio- sonreí.

JumPyo entró cargado de una vitalidad renovaba. Su relación con Geum JanDi había mejorado desde ese día. Se le veía feliz. Avanzó con paso distraído hasta nosotros.

-Hola, buenos días- sonrió. Era extraño verlo tan entusiasmado, pero comprendía la sensación. Yo vivía en ella. Sentir que todas las canciones hablan sobre tu mujer amada, querer bajarle la Luna con tal de verla feliz, parecer que caminas sobre nubes. Es como si en tu piel se le grabara una leyenda en todas partes que dictara: "Estoy enamorado". Una situación que siempre deseé que mis amigos pudieran vivir a sus anchas e inflarse los pulmones con la embriagante sensación. Me alegraba que JumPyo, el único que jamás había tenido un interés por la compañía femenina, se encontrara tan feliz.
Antes de que comenzara nuestra clase, se dedicó a contarnos su experiencia en casa de su nueva novia, pero por más que se viera animado por la situación, yo no lograba entender las maravillas de los baños públicos o de dormir en el piso con cuatro personas más-. WooBin- me llamó-. Ahora no serás el único que tenga cosas lindas que presumir.


Suspiré. Estaba mareándome de verlo dar vueltas como un perro atrapado. 

-Simplemente márcale primero- solucioné irritado.
-Piénsalo cuidadosamente. Si tú la llamas primero, te convertirás en su esclavo.
Me reí. En algo tenía razón, en mi vida si había alguna ganadora, siempre sería __________.
-No la llamaré- concordó JumPyo a las palabras de YiJung.
-¿Le harás caso al sujeto que no tiene novia?- pregunté.
-Solo piénsalo JumPyo- YiJung se enderezó después de golpear algunas bolas de billar-.¿JanDi es como __________?
JumPyo miró a la nada dos segundos.
-No, no moveré un solo dedo hasta que ella me llame primero.
-¡Así es! Estás haciendo bien. Son las reglas básicas del conquistador. Se llama apretar y soltar.
Bufé.
-Estarán de broma. ¿Cómo puedes decirle eso?- miré a YiJung-. Solo míralo, está en abstinencia. Márcale. Yo le marco a _________ todo el tiempo.
-¡Ella recibiría una bala por ti!- rio YiJung-. No son iguales, JanDi pateará a JumPyo si lo ve débil.
Negué divertido, recordándome a mí mismo en esa posición años atrás. Después de sufrir un mes sin mi preciosa prometida. Dejé de dudar en demostrarle mi amor a la mujer que gobernaba mi cabeza. Nunca dudé en verme vulnerable. En perseguirla. Ella se había vuelto mi novia, mi futura esposa. Apreciaba su valía y no me perdonaría en ningún segundo que ella dudara de que no me interesara.
-JumPyo, hazme caso.
-No, JumPyo. No lo hagas- rectificó YiJung-. ¿Quieres jugar a la suerte o sobre seguro?
El teléfono comenzó a sonar.
-Es ella.
-Tranquilo, tranquilo- aconsejó YiJung, reluciendo sus formidables habilidades somo casanova. Durante mucho tiempo nosotros habíamos sido el dúo dinámico. Teníamos en nuestros teléfonos el contacto de cualquier socialité bella y de sonrisa fácil que existía, pero esa vida de jugueteos se acabó apenas mi morena se puso enfrente mío.
-¿Bueno? ¿Quién es?- hicimos silencio-. ¿Geum JanDi? ¿Qué Geum JanDi?
Me reí.
-Es un poco exagerado.
-¿Un poco? Es demasiado- admitió YiJung. Mientras más avanzaba la conversación, más me sentía ridículo viéndolo. Quería apartar la vista avergonzado de ser su amigo, cuando festejó por haberle gritado supe que los consejos de YiJung estaban siendo tomados por un imbécil.

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