Criando un amor | Stony

Capítulo 23

VIAJE

Steve carcajeó un poco.

—Tenía que tomar una decisión: venir ahora sin bañarme, o venir mañana ya bañado ¿Qué hubieses escogido tú?

—A ti —contestó Tony sin apartar su cabeza del pecho de Steve—, siempre a ti.

—Pensamos igual entonces. —Sonrió—. ¿Cómo te fue con Pepper?

—Ee-ehh bi-bien, nos llevamos bien. P-pero mejor dime cómo te fue.

—Muy bien. Conocí a un chico llamado Peter, es muy amable y divertido. Creo que se llevarían muy bien.

Tony arrugó su carita.

—Me da igual.

—Tony, ¿Por qué tan grosero?

—Lo siento, estar lejos de ti me afecta negativamente —respondió de forma dramática.

Steve se rio un poco.

—Si, como no.

—En serio, Steve  Es más, necesito dormir contigo ahora.

El rubio tomó a Tony para apartarlo un poco mientras se ponía de pie.

—Bien —dijo—. Ve y alistate para dormir, ponte el pijama. Yo no me demoro, tengo que bañarme y quitarme este olor a sudor.

Tony sonrió y asintió, luego salió corriendo a su cuarto. Steve tomó su maletín y escudo para colocarlos en su lugar correspondiente, aunque del maletín sacó el libro con la foto y el dibujo dentro.

—J.A.R.V.I.S. —llamó Steve—. ¿Crees que podrías encargar un cuadro grande con la foto de Tony y mía? Es para colgarlo en la sala de estar, creo que le gustará. Tienes copia de la foto ¿No?

—Así es, capitán, en seguida lo hago.

Steve se metió al baño y se dio una ducha, definitivamente el mejor lugar para ducharse era la torre, no podía compararse con la base de S.H.I.E.L.D.

Al salir se colocó su pijama favorita –el pantalón que había tomado del clóset de Tony– y se dirigió a la habitación del niño.

En verdad estaba bastante cansado, se la pasó todo el día entrenando con Peter y haciendo el informe sin ningún rato de descanso, pero que mejor descanso que dormir con su niño favorito.

—¿Tony? —llamó mientras cerraba la puerta de la habitación.

—¡Te tardaste!

—Solo fueron diez minutos. Además, estaba en la habitación de al frente.

—Está bien, ya que insistes, a la próxima simplemente entraré. Vamos a dormir.

Steve le sonrió y se acostó bocarriba en la mitad de la gran cama del castaño, no pasó mucho tiempo para que Tony se subiera encima de él bocabajo, con su mejilla en el pecho desnudo de Steve.

Dios, se sentía tan bien para ambos, era como estar en casa. Se extrañaban, y una de las cosas que más extrañaban uno del otro era precisamente eso, dormir juntos.

—Me gusta estar así contigo —comentó Tony—. A veces mi mami, cuando papá no estaba, me dejaba dormir así con ella.

—A mi también me gusta —decía el cap miéntras le empezaba a acariciar el cabello.

En esos momentos cuando dormían juntos era cuando se decían todo, y a la vez nada.

Se necesitaban, por eso la cercanía. Se querían, por eso las caricias. Y eso se lo decían él uno al otro sin necesidad de palabras. Eran familia.