Capítulo 20

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PETER

Ya había amanecido, eran exactamente las seis menos diez de la mañana. Se les había dado la orden de estar en posición a las seis en punto, para luego ir al quinjet que los llevará cerca de la base de HYDRA.

Steve llegó doce minutos temprano. No durmió demasiado, no es como si no lo hubiese intentado, simplemente no podía. Sin embargo, no se sentía cansado.

Cuando Peter llegó, pudo ver por primera vez al joven en su súper traje.

—Muy bonito —comentó Steve—, ¿Tú lo hiciste?

—¿Se nota mucho? —preguntó algo avergonzado.

—Un poco, si.

Considerando que era una pijama...

—Fury me dijo que si lograba con éxito está misión, S.H.I.E.L.D. me haría un traje, obviamente con el mismo diseño.

—Los trajes hechos por S.H.I.E.L.D. son los mejores.

—En realidad, los mejores trajes son los hechos por Tony Stark —aseguró Peter, muy sonriente.

Steve volteó la mirada, intentaba no pensar mucho en Tony, pero con su fan número uno como compañero de misión está resultando algo difícil.

Quince minutos después ya estaban ambos en el quinjet, viendo como Fury se acercaba.

—Bien —dijo Nick—. Aquí esperarán la señal, cuando lleguen se les avisará y la puerta se abrirá, ustedes tendrán que tirarse con los paracaídas. Cuando caigan una motocicleta estará esperándolos con las coordenadas exactas de la base. Apenas logren divisarla ya saben que hacer. ¿Alguna pregunta?

—¿El chico sabe como usar un paracaídas? —preguntó Steve sentándose en una silla de la habitación.

—Tomó clases con S.H.I.E.L.D. —respondió Fury.

—En realidad solo fue una clase —comentó Peter—. Duró quince minutos y fue tirándome desde un segundo piso a unos ocho metros del suelo y caí en un colchón de aire.

Steve negó. Increíble.

—¿Y mi escudo? —preguntó Steve— ¿Por qué me lo quitaron?

Nick había enviado a un agente a que le entregaran el escudo del Capitán, y hasta ahora no lo tenía.

—Se lo quitamos, Capitán Rogers, porque sería muy incómodo tirarse en paracaídas con el escudo en la espalda. No se preocupe, estará al lado de la moto cuando llegue

Steve solo asintió.

—Bien —habló Fury dirigiéndose hacia la salida—. No siendo más, me retiro. Les deseo buena suerte.

—¡He dicho que no más de dos! —Se escuchó un grito.

El niño sonrió al escucharlo, sabía que estaba pasando.

Salió de su habitación a ver el espectáculo y, al llegar a la cocina, vio a Pepper hablando –discutiendo– con una silla vacía.

—¡Tony te he dicho que solo dos medidas de azúcar para la malteada! ¡No más!

El niño no pudo evitar reír.

—¿Estas grabando, J.A.R.V.I.S?

—Así es, joven.

—N-no hagas eso —decía Pepper sentándose en la silla que estaba al lado donde supuestamente estaba Tony—, no llores, está bien, está bien, puedes ponerle tres, pero por favor no llores.

Criando un amor | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora