Capítulo 28

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FLOR

El niño caminaba a paso rápido de aquí para allá. Llevaba varias cosas en sus manos y preparaba todo para que su plan saliera bien.

—Oye, J.A.R.V.I.S. ¿Crees que le guste?

—Le encantará, joven Anthony.

Tony asintió. Corrió hacia la nevera y tomó la jarra del agua con sus dos manitos, para luego acercarla a su rostro, haciendo que viera todo borroso por culpa del agua.

Tuvo una idea y corrió hacia un espejo con la jarra en esa posición. Al llegar, se vio en él y pudo notar como su rostro se veía algo deforme, nuevamente por culpa del agua.

Rio un poco por la forma en la que se veía. Alzaba y bajaba la jarra del agua para ver los cambios de su rostro.

—Joven, le sugiero que se de prisa, antes de que el Capitán Rogers se percate que usted no está.

Tony detuvo su juego y caminó otra vez hacia la cocina.

—Gracias, gracias. ¿Qué sería yo sin ti, J.A.R?

El niño tomó un vaso y lo llenó con el agua de la jarra.

Luego la guardó nuevamente en la nevera y colocó el vaso en la bandeja donde estaban las demás cosas.

Sonrió al ver lo que había hecho y tomó la bandeja con sus dos manos. Se dirigía lentamente hacia la habitación de Steve, haciéndolo con sumo cuidado, puesto que lo último que quería en esos momentos era que se le cayera la bandeja.

Se detuvo a la mitad del pasillo, y con mucho más cuidado que antes, pasó a tomar la bandeja con la mano izquierda, mientras que con la derecha se alzaba el pantalón de la pijama, el cual había estaba pisando durante toda la mañana, porque le quedaba algo grande.

Volvió a tomar la bandeja con ambas manos y continuó su camino.

—Vamos, J.A.R., abrela —pidió cuando estuvo frente a la habitación de Steve.

La puerta se abrió y el niño entró. Dentro, el mayor estaba durmiendo. Tony se dirigió hacia la mesita de noche, donde dejó la bandeja.

—Al menos llegó viva a la habitación —pensó.

Tony volteó a ver a Steve, decidió subirse a la cama y sentarse en ella. Lo hizo justo al lado del rubio, de tal manera en la que le podía ver el rostro.

Hizo su mayor esfuerzo para no tocar a Steve, pero le fue totalmente imposible.

Pasó su manito por los rubios mechones de cabello que estaban justo sobre la frente del capitán, luego la deslizó hasta sus mejillas.

El pequeño suspiró. Steve le parecía tan lindo.

—¿Tony?

El mencionado se sorprendió e intentó alejarse. No estaba haciendo nada malo, solo lo estaba viendo, pero aún así le dio algo de vergüenza que lo descubrieran.

—S-Steve-e.

—¿Qué estabas haciendo?

—Y-yo... Estaba, ehh, molestandote a ver si despertabas.

—Ahhh —decía el mayor mientras se sentaba en la cama y se rascaba la nuca—. Bueno, está bien. —Sonrió—. ¿Qué estabas haciendo allá afuera? Te despertaste muy temprano.

Tony se sorprendió al escuchar eso.

—¿Cómo sabes que me desperté temprano?

—Sentí cuando te levantaste y cuando cerraste la puerta.

Criando un amor | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora