Prólogo

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La voz retumbante del alguacil atravesó el estrépito de la sala del tribunal

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La voz retumbante del alguacil atravesó el estrépito de la sala del tribunal.

–Todos de pie, el Tribunal de Familia del Condado de Iroquois entra ahora en sesión. El Honorable Juez Gold preside.

Camila estaba parada al lado del Defensor Público, su cabello era un arcoíris de color rosa, verde, blanco y azul con raíces rubias.

– Siéntate– el alguacil se sentó después de que el juez tomara el banquillo.

–Señorita Cabello – dijo el juez Gold, mirando directamente a Camila. –Esta no es la primera vez que has aparecido ante mí, pero será la última. Usted no tiene respeto por los derechos de los demás y ninguna cantidad de servicio comunitario o libertad condicional va a cambiar eso –Camila rodó sus ojos. –Sé qué piensas que todo esto es una especie de juego divertido, pero tu recreo ha terminado, jovencita –dijo, levantando la voz con ira. –Agrediste a un maestro y ese tipo de comportamiento no puede ser tolerado. Estoy de acuerdo con la recomendación de la Junta Escolar de que no se le permita regresar a la escuela secundaria Iroquois. Puesto que el fiscal del distrito ha decidido no juzgarla como adulta, la pregunta ante este Tribunal se convierte entonces en qué hacer con usted.

–A quién le importa– murmuró Camila, luego rodó sus ojos ante la mirada de reproche de su abogado designado por la corte.

–De hecho, señorita Cabello– dijo el juez. –Está claro que a usted no. También está claro para este tribunal que su madre no puede mantener ningún tipo de control sobre usted y, liberarla de nuevo a su custodia solo dará como resultado la oportunidad de agregar a su ya extenso registro. Por lo tanto, la sentencia será la siguiente: la menor Karla Camila Cabello Estrabao, queda bajo custodia del Estado hasta la edad de dieciocho años, lo cual entiendo que será dentro de seis meses.

–Gran jodido acuerdo– murmuró Camila, ignorando los gritos sofocados de su madre sentada en la fila detrás de la mesa de defensa.

La cara del juez Gold se puso roja.

–Eso es suficiente. Te iba a enviar a Crestwood, pero después de escucharte, creo que es necesario algo más que una instalación de seguridad mínima para menores. Te enviaré a ti y a tu boca inteligente a Sapling Hill.

–Tenías que abrir la boca– susurró su abogado.

–Gran cosa– dijo Camila, moviendo su dedo medio al juez antes de que el alguacil le pusiera las esposas. –Campamento de arranque para chicas. ¿A quién le importa?

–Oh, Camila– lloró su madre mientras el alguacil la pasaba al oficial de correcciones de la instalación juvenil.

Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora