Una Semana

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Camila dejó su bandeja sobre la mesa, luego levantó sus piernas sobre el largo banco y se sentó.

–Z hamburguesas otra vez– dijo, mirando la hamburguesa con queso en su bandeja.

La chica sentada a su lado se rió entre dientes.

– Maldita sea tienes razón, sé que me voy a volver a quedar dormida en clase.

Camila sonrió.

–Lo sé, Dinah. No ayuda que pongan la clase más aburrida justo después del almuerzo.

–Es mejor que EF–dijo Dinah, metiendo una Patata frita tibia en su boca.

–No lo sé– dijo Camila. –No estoy feliz de correr tres millas justo después del desayuno– dijo mientras levantaba la hamburguesa con queso para darle un mordisco, un codo sagaz le dio en la parte posterior de la cabeza.

–Lo siento, un accidente– dijo Grenner, aunque la chica con ella comenzó a reírse.

–Que mierda– dijo Camila, poniéndose de pie y volviéndose para mirar a la chica corpulenta. –¿Cuál es tu problema, Grenner?

–Siéntate Cabello– dijo la pelirroja. –Antes de que te patee el culo y te pasee por todo el suelo.

–Fue un juego de baloncesto, Grenner. No es mi culpa que apestes jugando

El ruido normal de la gente se detuvo, reemplazado por el sonido de las chicas cercanas alejando sus bandejas.

–¿Hay algún problema aquí? – dijo La Instructora Brooke, la pequeña mujer, poniéndose las manos en las caderas. –Grenner y Dawson, vayan a buscar un lugar para sentarse. Cabello, siéntese. Dado que ustedes dos parecen tener tanta energía, pueden hacer algo en los depósitos de basura hoy. -Camila intercambió una mirada furiosa con la pelirroja corpulenta y su compinche más pequeña antes de sentarse en el banco.

* * *

Camila se mantuvo cautelosa con respecto a Grenner y sus amigas mientras todas se preparaban para ir a la cama, intercambió una mirada de preocupación con Dinah.

–Problemas– susurró.

Como era de esperar, la pelirroja caminó por el pasillo, deteniéndose frente a la litera de Camila.

–Puta– susurró la pelirroja. –Fuiste afortunada de que Brooke estaba allí.

–Desaparece– dijo Camila con desdén. –No me meteré en más problemas por tu culpa.

–Oh, tú tienes problemas conmigo, Cabello – dijo Grenner.

–¡Atención! –La Instructora Brooke gritó desde la puerta, causando que las chicas se dispersaran de nuevo al pie de sus propias literas. La diminuta mujer se paseó por el pasillo, deteniéndose frente a Grenner.

–Tu simplemente no aprendes, ¿Verdad?

–No estaba haciendo nada, señora– dijo Grenner.

–Obviamente, debiste haber tenido una hamburguesa Z antes de la clase de inglés –dijo Brooke. – Puede escribir un informe para mí.

–Sí, señora.

–¿Te hice una pregunta?

–No, señora.

–Ahora te haré una pregunta. ¿Qué estabas haciendo en la litera de Cabello?

–Nada, señora– Grenner dijo. –Solo estoy hablando, señora.

–Al suelo y dame veinte flexiones– dijo Brooke. –No tolero las mentiras.

Camila tragó saliva, sabiendo que ella era la siguiente. Camila pensó lo que diría cuando le tocara. Decir la verdad y empeorar la situación o mentir y esperar que las cosas se calmen. Cuando la Instructora se detuvo frente a ella, Camila tomó una decisión.

–¿Qué estaba haciendo Grenner en tu litera? – Brooke preguntó.

–Hablando, señora– dijo Camila.

–¿Hablando sobre qué?

–Nada importante, señora.

Brooke golpeó su pie rebotando en el piso de cemento.

–No te pregunté si creías que era importante o no, Cabello. ¿Qué te dijo ella?

–No lo recuerdo, señora– dijo Camila, sabiendo que Brooke sabía que era una mentira.

–Abajo– dijo Brooke. –Te dejaré saber cuándo parar.

Camila cayó al piso.

–Sí, señora.

* * *

–Dios, Brooke no está de humor esta mañana, ¿No? – Normani dijo cuando llegó a la mesa y se sentó junto a Camila, alcanzando el jarabe.

–Creo que duerme en un lecho de clavos– dijo Camila. – Es eso o ella no está tirando con nadie.

–Bueno, mírala– dijo Kordei, asfixiando sus gofres con jarabe. –¿Quién se la follaría?

–Donaldson– Rosetti intervino. –Esa vikinga parece una gran boyera.

–Sí– dijo Kordei. –Y Terror. Probablemente tampoco puede conseguir alguna– Rozó su hombro contra el de Camila. –Te vas a comer eso?

Camila apuñaló uno de sus waffles con su tenedor y lo puso en el plato de Kordei.

–No sé cómo puedes comer tantos de ellos– dijo. –A mí me saben a cartón.

–¿Por qué crees que uso tanto jarabe? – dijo Kordei sonriendo antes de meter un trozo de waffles en su boca. –Todavía vas a ayudarme con la multiplicación de fracciones, ¿Verdad?

–Sí, te ayudaré en la sala de estudio antes que matemáticas– dijo Camila, alcanzando su café tibio. –Tienes las tareas hechas, ¿Verdad?

–Casi todas– Kordei vació su caja de leche. –No conseguí los últimos diez, más o menos.

–No hay problema. Lo haremos antes de que tengas que ir a la clase de Mitchell– dijo Camila, llevándose el cartón a los labios. Un duro golpe desde atrás hizo revirar la leche por la cara y su camisa.

–Que mier...– Sabía por la risa quien había sido, antes de girarse. –¿Cuál es tu problema, Dawson? – dijo, viendo a Laura Grenner de pie junto a la chica más pequeña.

–Fue un accidente– dijo Sally, pero su sonrisa indicaba una historia diferente.

Camila se puso de pie.

–Ni una mierda.

–Escuadrón de bravuconas– advirtió Normani.

–¿Que está pasando aquí? –La Instructora Brooke preguntó mientras cruzaba la habitación.

–Dawson golpeó mi silla– dijo Camila.

–Fue un accidente– dijo Sally.

–Lo fue, yo lo vi– dijo Laura.

–Ustedes dos no deben estar cerca de la mesa Bravo– dijo Brooke. –Dejen las bandejas y las dos denme diez flexiones cada una. Cabello, ¿Has terminado de comer?

–Sí, señora.

–Entonces ve a cambiarte y puedes pasar el período de estudio escribiendo un artículo sobre la forma adecuada de lidiar con un enfrentamiento.

Camila miró a Sally y Laura mientras miraban sus pectorales.

–Sí, señora.

Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora