Doce Meses IV

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Jauregui se dio la vuelta en la cama y buscó el teléfono a tientas, encontrándolo antes del tercer timbre.

–¿Hola? – dijo ella atontada.

–¿Señorita Jauregui? Habla Alejandro Cabello.

El tono de su voz fue suficiente para despertar a Jauregui.

–¿Qué pasa?

–Lamento llamar tan tarde–. Ella escuchó un tembloroso aliento antes de que él continuara. –El hospital llamó... ella ha tenido un accidente.

–Oh Dios–, dijo Jauregui. –¿Qué tan mal esta?

–No lo sé. – El dolor y el miedo en su voz coincidían con los de ella. –La trajeron en ambulancia y la mujer dijo... dijo que estaban trabajando en ella.

–Señor Cabello, ¿qué hospital? ¿El centro médico?

–Sí. La enfermera dijo que necesitaba llegar allí, pero el aeropuerto esta nevado.

–No te preocupes–, dijo Jauregui mientras se quitaba el pijama. –Llegaré tan rápido como pueda y te llamaré tan pronto sepa algo.

–No sé el número de su madre.

–Tal vez la Universidad lo tenga en sus archivos –, dijo Jauregui, poniéndose los jeans. –Si no, podría estar aquí en los viejos registros.

–No puedo llegar allí –, dijo justo antes de que hubiera un clic en la línea. –Este podría ser el hospital. Espera.

–Por supuesto–, dijo ella, luego escuchó un clic cuando él se cambió para atender la llamada en espera. Aprovechó para dejar el teléfono y ponerse el sostén y la camisa, luego se llevó el auricular a la oreja y se sentó en la cama para ponerse los calcetines. Su mente corría con imágenes horribles mientras temía lo peor. Por favor, que estés bien, Camila.

–¿Señorita Jauregui?

–Sí, estoy aquí–, dijo.

–Ese fue el Doctor Ma ... No recuerdo su nombre–. Hubo otro suspiro tembloroso. –Está tratando a mi hija y no recuerdo su nombre.

–Está bien–, dijo. –¿Que dijo él?

–Están tomando radiografías ahora y entonces ella tendrá que ir a cirugía.

–¿Cirugía? – Ella buscó a tientas los cordones de sus zapatillas.

Ella lo escuchó alejar el teléfono y sollozar.

–Está sangrando por dentro.

Jauregui se cubrió los ojos y respiró hondo. Mantén la calma.

–Te llamaré tan pronto como llegue allí–, dijo.

–¿Tienes mi número?

–Sí–, dijo, metiendo una pequeña libreta de direcciones en su bolsillo trasero. –Camila me lo dio hace un tiempo–. quitó la chaqueta del gancho y pasó un brazo por la manga. –Señor Cabello, estoy segura de que estará bien–, dijo, haciendo todo lo posible por sonar convincente. –Me voy ahora.

–Está bien. Cuando la veas, le das un fuerte abrazo por mí.

–Lo haré–, dijo ella. Justo después de uno mío. –Adiós. – Al presionar el botón, esperó brevemente el tono de marcado, luego con un dedo tembloroso marcó el número. Vamos, date prisa y responde, pensó mientras escuchaba un tono tras otro.

–¿Hola?

–Ally, habla Jauregui. Necesito que cubras la formación matutina y el EF.

–¿Jauregui? Son... casi las dos de la mañana.

Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora