Dos Años VII

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–¿En serio?

–Por supuesto que sí–, dijo Alejandro.

–Pero papá, vives en Alaska, ella vive en Massachusetts.

–Me mudaré.

–Pero eso la convertiría en mi madrastra–. Camila siguió la lógica. –Y Lauren sería mi hermanastra.

–La amo, Camila.

Camila vaciló.

–¿Estas seguro acerca de esto?

–Muy seguro.

–Si ella te hace feliz, papá–. Cubrió el auricular con la mano cuando Lauren entró. –Se van a casar.

–¿Quién se va a casar?

–Tu mamá y mi papá.

–¿Es ése tu papá? – Dijo Lauren, señalando el teléfono.

Camila asintió con la cabeza.

Lauren extendió la mano y le arrebató el teléfono de la mano a Camila.

–Ya era hora de que la hicieras tu esposa, jovencito. Estaba empezando a preguntarme si iba a tener que sacar mi escopeta–. Escuchó risas al otro lado de la línea. –En serio, felicidades. No puedo pensar en nadie que prefiera tener como padrastro. Mi madre tiene muy buen gusto.

– Creo que el buen gusto corre en tu familia.

Lauren miró a Camila y sonrió.

–No hay duda de eso.

– Estoy planeando mudarme a Boston, pero mantendré mi casa aquí. Planeamos pasar parte de los veranos aquí.

Lauren se echó a reír.

–Harás de ella una mujer de campo. Entonces, ¿ustedes dos han fijado una fecha?

– Este fin de semana, en realidad–, dijo Alejandro. –No queremos una gran celebración. Los dos hemos pasado por esto una vez, y una vez fue suficiente. Pensamos en volar a algún lugar, solo nosotros dos. Que sea una combinación de boda, viaje de luna de miel. Nosotros solo necesitemos establecer el destino. Creo que será, Hawái.

–Suena romántico.

–Tengo otra llamada entrante, Lauren, así que me despediré ahora. Dile adiós a Camila por mí.

–Lo haré, Ale... papá. Hasta pronto–. Colgó el teléfono y se volvió hacia Camila. –Me dijo que tenía buen gusto–, Lauren extendió la mano y acarició la mejilla de Camila. –Tengo que estar de acuerdo.

Camila se inclinó y apoyó la cabeza sobre el hombro de Lauren, acurrucada contra ella.

–Es un poco extraño pensar que nuestros padres se casen.

–¿Por qué es eso?

–Bueno, técnicamente eso te hará mi hermana–. Camila levantó la cabeza y miró a Lauren. –¿No te parece un poco extraño?

–Bueno, es inusual, pero no lo considero extraño.

–Supongo–, dijo Camila. –Lo importante es que son felices.

Lauren la atrajo hacia sí.

–Sí. Eso es todo lo que importa–. Besó la parte superior de la cabeza de Camila. –He estado pensando un poco sobre lo que hablamos la otra noche. Ya sabes, mudarme a la cabaña.

–¿Y?

–Creo que podemos cambiarlo. Estoy segura de que podré encontrar algún tipo de trabajo. No pagarán tanto como lo hacen aquí, pero debería poder pagar la hipoteca. Y solo tenemos dos años más para pagarlo. Entonces es nuestra, y libre.

Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora