Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)

Cuatro Meses IV

Camila apareció en Formación segundos antes de que la Instructora Brooke gritara Firmes, librándola de tener que hablar con Dinah o con Normani. Las palabras que se estaban diciendo bien podrían haber sido en húngaro por el poco significado que tenían para ella, sonidos vacíos revoloteaban en el aire. Desafortunadamente para ella, no había forma de evitar la conversación en el desayuno. Murmuró saludos a los que la saludaban, pero mantuvo la mirada baja y en su bandeja mientras avanzaba por la línea.

–Hola chica–dijo Dinah cuando Camila llegó a la mesa con la bandeja en la mano.

–Hey–dijo Camila sin entusiasmo.

–¿Cuál es el problema, Terror molestando otra vez? – Normani preguntó.

–Simplemente estoy cansada– dijo Camila, manteniendo sus ojos en su bandeja y no en sus amigas.

–Muy mal– dijo Normani. –Entonces, ¿Qué piensas, la enana de mierda va a ponernos a jugar al voleibol o al baloncesto hoy?

–A quién le importa– dijo Camila. –Pasa el jarabe.

–¿Quién te ha pateado el culo? – Kordei preguntó mientras le entregaba a Camila la botella de apretar.

–Te dije que estoy cansada– dijo Camila, poniendo la botella sobre la mesa con más fuerza de la necesaria. –¿Podrían agregar al jarabe un poco más de agua? – dijo, apuñalando el Waffle. –Por supuesto que no necesitarían hacerlo si tuvieran la comida al menos parcialmente comestible– dijo, levantando la voz. –¿Qué demonios con estos malditos waffles? – Dejó caer el tenedor. –No son tan jodidamente difíciles de hacer.

–Oh sí, – dijo Dinah, haciendo un círculo con su índice y pulgar. –Tranquila Camila. Solo cansada. ¿Qué te hizo Terror esta mañana?

–Nada–, dijo Camila, alejando su bandeja. –Solo déjalo, ¿De acuerdo?

–Maldición, cógele un café a la chica– dijo Campbell.

–¿Quieres café? – Normani preguntó.

–¿Parece que quiero café? – Camila chasqueó. –Oh, olvídalo. De todos modos, no tengo hambre.

–¿Hay algún problema aquí, señoritas?

–No, Instructora Donaldson–dijo Camila, levantándose de su asiento. –Me estoy yendo, señora.

–No has tocado tu comida–dijo Donaldson, presionando sobre su hombro. –Siéntate.

–Sí, señora–dijo Camila en un tono resignado, mirando a sus amigas con malos ojos mientras se sentaba; la mesa permaneció en silencio hasta que Donaldson se fue.

–Lo que sea– dijo Normani, mirando para asegurarse de que ninguna instructora las estuviera mirando, y luego tomó uno de los waffles de Camila. –Tienes derecho a un mal día.

–Si necesitas hablar– le ofreció Dinah.

Camila agitó su mano.

–Gracias, pero estaré bien. Solo algo que necesito superar–Empujó el otro Waffle en el plato de Normani. –Te veo luego. – Después de echar un rápido vistazo para asegurarse de que Donaldson estaba ocupada, dejó su bandeja sobre la mesa y salió corriendo del comedor; estaba a mitad de camino en el estacionamiento cuando oyó que Normani decía su nombre. –No quiero hablar de eso–, dijo cuándo su amiga la alcanzó.

–Vamos, ¿Qué te tiene tan enojada? – Normani preguntó. – Estabas tan emocionada ayer con tu papá viniendo de visita.

* * *

–Instructora Jauregui, ¿Puedo hablar con usted?

Jauregui se detuvo frente a la puerta de su oficina.