Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)

Seis Meses II

–Camila, Camila espera.

Se detuvo en el camino de cemento y esperó a que el joven la alcanzara.

–Hola Shawn.

–Hola–, respondió, un poco sin aliento por correr. –Necesito pedirte un favor.

–¿Qué? – Camila preguntó, pensando que el hombre que se sentaba a su lado en programación de computadoras necesitaba ayuda con el último proyecto.

–Los mejores amigos de mis padres están en la ciudad y quieren llevarme a mí y a mi novia a una cena–, dijo, secándose las manos en los pantalones. –No tengo novia.

–Yo eh ... Shawn, eres realmente un buen tipo, pero ...

–Tengo novio, Camila–, dijo. –Mi familia no lo sabe. Piensan que Niall y yo solo somos compañeros de cuarto.

–Oh.

–Camila, no sé a quién más preguntar–, dijo. –Y bueno, llevas una foto de una mujer pegada al interior de tu cuaderno–. Se encogió de hombros. –Mi Gaydar suena cada vez que entras a la clase.

– ¿Gaydar?

–Sí, como un radar–, dijo.

–Oh.

–Mira, ¿tienes una clase ahora?

–No–, dijo ella. –Iba a dirigirme al Dungeon para tomar un café y revisar mi tarea de Trigonometría.

–Vayamos al grano de café–, dijo. –Es más limpio, más tranquilo y, yo invito.

–No tienes que hacer eso–, dijo Camila, sabiendo que ese café costaba tres veces o más del costo del almuerzo de la universidad.

–Seré gay, pero sigo siendo un caballero–, dijo Shawn. –Por favor.

Camila vaciló, luego asintió.

–Claro, he querido probar un capuchino.

–Excelente. – Shawn sonrió ampliamente.

***

–Entonces–, dijo Shawn mientras se sentaba en la pequeña mesa. –Tengo razón sobre ti, ¿no es así?

Camila movió el agitador de plástico a través de la bebida espumosa.

–Sí–, dijo ella. –Pero ella no es mi novia.

Shawn sonrió ampliamente.

–Pero quieres que ella lo sea, ¿no?

Camila asintió con la cabeza.

–Mucho. Pero ella piensa que soy demasiado joven para ella.

–Su pérdida–, dijo Shawn. –Entonces, ¿por qué nunca vas a The Last Straw? Un montón de boyeras bebé pasan el rato allí.

–No me interesan–, dijo Camila, tocando su cuaderno. –Es ella la que quiero.

–Bueno, si cambias de opinión, Niall y yo estaríamos encantados de llevarte al jugoso bar–, dijo. –Entonces, volviendo a mi pregunta. ¿Serías mi novia falsa e irías conmigo? Te devolveré el favor si alguna vez lo necesitas.

Poder decir que estaba viendo a alguien pondría fin a la abundante cantidad de hombres que la invitaban a salir y, Camila descubrió que no podía encontrar ninguna buena razón para decirle que no.

–Claro–, dijo ella. –Pero no tengo la ropa para ir a ningún lugar elegante–, advirtió.

–Lo que tienes puesto ahora está bien–, le aseguró Shawn. –Vamos a La Casa de la Langosta, así que terminarás con un babero de todos modos.