Camila Cabello (ADAPTACIÓN CAMREN)

Día Tres

–Deja de acaparar el espejo, Cabello.

–Muérdeme el trasero, Rosetti– dijo Camila, revisando su apariencia y ajustando su cuello. –Estaré jodida si me toca hacer más flexiones hoy.

–Con nuestra suerte, seguramente ella estará a cargo del Escuadrón Bravo – dijo Dinah, metiendo la camisa en los pantalones. –Prefiero tener a Donaldson que a Terror Jauregui. Camila, ¿Cómo me veo?

–Como un bomboncito Hershey's– dijo Camila alejándose del espejo. –Pero no deberías tener ningún problema.

–No te preocupes– dijo Normani. –Terror encontrará algo, ella siempre lo hace.

Alguien afuera gritó para que hicieran formación.

–Más diversión en Sapling Hill– dijo Camila sin expresión. –Es hora de enfrentar a la Perra Reina.

El sol del mediodía era brillante, obligando a Camila a entrecerrar los ojos mientras las instructoras se movían a través de las filas. De repente, el sol se había ido, eclipsado por su némesis.

– ¿Crees que tu litera pasará hoy, Cabello?

–Sí señora– dijo, viendo su imagen distorsionada en los cristales de las gafas de sol de Jauregui.

–Ya veremos– dijo Jauregui.

Camila esperó aquellos interminables segundos antes de que la instructora se moviera. – Cabello, sin errores.

* * *

–Bien señoritas, vamos a correr un poco hoy– dijo la Instructora Brooke. Gruñidos de fastidio se escucharon dentro de la multitud. –¿Qué fue eso? ¿Quieren dos millas en lugar de una?

Camila puso los ojos en blanco, sin darse cuenta de que los ojos que estaban escondidos detrás de las gafas de sol estaban mirándola.

– ¡CABELLO, AL SUELO Y DAME DE VEINTE! – gritó la Instructora Jauregui. –¿Tienes un problema, Cabello?

–No señora– dijo, miserablemente observando que la Instructora que despreciaba estaba ahora a sólo unos centímetros de ella, las botas negras de Jauregui brillando con el sol de la mañana. La tentación estaba allí, quería escupir y arruinar ese brillo perfecto, pero Camila sabía que las consecuencias serían muy desafortunadas para ella.

–Estoy cansada de que interrumpas la formación– dijo Jauregui. –¿Cuál es tu problema?

–No dormí ... anoche, señora. Campbell no dejaba de roncar.

–¿Y no crees que sea justo que te hagamos correr y hacer todas las otras cosas programadas para hoy porque no has tenido tu 'sueño de belleza'?, ¿Es eso? ¿CREES QUE AL SEÑOR EMPLEADOR LE VA A IMPORTAR QUE NO DUERMAS BIEN LA NOCHE?

–No, señora.

–Que nos interrumpan el sueño es un hecho de la vida, Cabello – dijo Jauregui. –Todos tenemos que hacer cosas que no queremos hacer, incluyendo ir a trabajar después de una noche difícil. - Las botas se movieron fuera del campo de visión de Camila. –Y para aquellas de ustedes que mantienen a sus compañeras despiertas, les sugiero que se presenten en la enfermería para esas tiras nasales antes de que alguien decida darles una fiesta de almohadas.

Camila se puso de pie, limpiando las pequeñas piedras de sus manos mientras las Instructoras comenzaron a inspeccionar sus escuadrones. Enderezando su camisa, Camila miró hacia adelante cuando la Instructora Jauregui apareció a la vista. Solo sigue caminando, perra. Mi camisa está planchada, mi cinturón es recto. No hay nada por lo que debas golpearme.