Capitulo 9: La Tercera Ley De Newton

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Lo único que se escucha en el salón de Física son gritos de histeria y miedo.Las lucen siguen lanzando chispas.Todos están asustados. Todos menos yo. Emily se abre pasó entre los compañeros que intentan protegerse.
-¿Estas bien?-Nos preguntamos las dos al mismo tiempo. Hay miedo en su rostro, así que tengo que fingir estar asustada.
-¿Qué sucedió?-Pregunto con ansiedad. Esta vez no tengo que actuar, pues es verdad, estoy ansiosa por saber que sucedió.
-Las luces estallaron de la nada. Solo un ligero parpadeo antes de que sucediera.
-¿Un corto circuito?
-Puede ser.-Los gritos no logran callar el timbre que marca el fin de esta clase. Emily y yo somos las primeras en salir. Adentro sigue siendo un caos.-Tu no parecías muy asustada.
-Me paralice por un momento. No entendía que pasaba.-Empiezo a mirar al rededor, evitando mirar a Emily, pues podría darse cuenta de que estoy mintiendo.
-Hay que avisarle al Principal.-Se para a la mitad del pasillo, haciendo que casi tropiece con ella.
-Ve tu. Yo tengo que ir a...
-Si no te preocupes.-Dice y sale corriendo en dirección a la oficina. Yo tomó la dirección contraria. Me detengo cuando llego a una puerta de madera que marca <<Psicóloga Escolar>> Llamo a la puerta y entro después de escuchar la aprobación de la psicóloga, la cual está ocupada tecleando información en su computadora.
-Pensé que vendrías ayer.-Dice sin voltear a verme.
-Se me olvido venir, yo...
-Nunca se te ha olvidado.
-He andado muy distraída.-Empiezo a excusarme, aunque no es del todo cierto.- No he podido dormir.
-¿Por qué crees que no has podido dormir?-Aquí vamos de nuevo. Sonrío ante la idea, al parecer mi vida se ha convertido en un constante interrogatorio.
-Malos sueños.-Digo mientras me siento en la silla, la única que no esta ocupada por libros, frente a su escritorio.
-¿Y a que crees que se deban esos sueños?
-¿A que algo ha cambiado en mi vida?-Sé que le molesta que le responda con preguntas, pero no puedo evitarlo. Realmente no se a que se deben las pesadillas.
-¿Que sería lo que ha cambiado?-Deja en paz el ordenador y me voltea a ver.
-Tener sueños malos.-Una sonrisa empieza a abrirse paso en mi boca.
-Kiara, sabes que eso no es una respuesta.
-Si lo es. Es una respuesta.
-No. No es una respuesta. Tu puedes. Entiendo que tal vez no te sea cómodo, pero es necesario que me respondas. Además, te haría mucho bien decirme de que tratan los sueños...
-Voy a cumplir años.-Trato de evitar que siga. Tan solo de pensar en aquellos fríos ojos rojos me dan escalofríos.
-Eso esta mejor, pero no tiene sentido. Todos los años cumples años, no por eso vas a empezar a tener pesadillas.
-Empezaron hace 3 meses. Lo cual indica que son 6 meses antes de mi cumpleaños.
-Es muy interesante, pero debo insistir en que lo que me estas diciendo no tiene lógica.
-Cambiemos de tema.
-De acuerdo, ¿Has hablado con alguno de tus padres?
-No. No han llamado desde hace un mes y medio.-
-¿Y no has pensado en hablarles?
-Si, lo he pensado. Pero no quiero hablar con ellos.
-¿Por qué? ¿Todavía estas enojada?
-No. Es sólo que no quiero hacerlo. No tengo ganas de tener una "platica" con ellos.
-¿Tienes miedo que eso pueda desestabilizarte?
-No. Eso ya no me vuelve inestable.
-¿Entonces?
-No he tenido tiempo. He tenido muchas cosas que hacer, y...
-¿Qué cosas?
-Proyectos. Conocer a personas.-Hago una pausa, recordando la noche de ayer.-Reunirme con un viejo amigo.
-¿Te reuniste con un viejo amigo? Eso es trascendental. ¿Qué recuerdos te trajeron? ¿Cómo te hizo sentir?
-¿A qué se refiere? Si se encontrará con un viejo amigo, ¿qué sentiría?
-Hablo de...¿Hubo algún recuerdo doloroso de tus padres?
-Oh. No. Solo del tiempo que pase con mi amigo y eso.-Volteo a ver el reloj que esta colgado en la pared, el cual indica que ya se ha terminado la sesión hace 8 minutos.-Y según veo en el reloj, ya nos pasamos unos minutos.
-Que extraño. Pasó volando el tiempo.
-Si, así es. Hasta la próxima.-Me levanto de la silla, tomo mis cosas y salgo. Aún no tocan para regresar a clases. Reviso mi teléfono y me quedo extrañada. Según indica, solo han pasado quince minutos desde que entré con la psicóloga, lo cual es muy extraño, no puede estar mal la hora.
Me dirijo hacia mi locker para sacar unos cuadernos para las siguientes clases. Cuando cierro el locker me doy cuenta de algo: el timbre aún no ha sonado. Por lo visto, lo que sucedió en la clase de Física los ha ocupado lo suficiente como para darse cuenta de que ya acabó el almuerzo. Eso o realmente el tiempo ha pasado muy lento.Apoyo mi cabeza en la pared, por lo cual no veo venir a Erundür hasta que esta a unos pocos metros de donde estoy.
-Hola, pequeña. ¿Qué haces? -Coloca su mano junto a mi cabeza, lo cual hace que este mas cerca de mi.
-Acabo de salir de una reunión con la psicóloga.
-Muy bien. Oye, ¿Sabes lo que sucedió en clase de la Profesora Moore?
-Si, yo estuve allí. Los focos fallaron y hubo una explosión
-Nadie nos ha contado lo que sucedió.-Se queda mirando fijamente a un punto, como si estuviera meditando la situación.-Solo sabía que la mayoría de los estudiantes están en la enfermería para ser revisados.
-Yo estuve en el salón, pero estoy bien.-Digo en voz baja, como si estuviera en trance.
-¿Cómo es que no te sucedió nada?
-No sé, creo que no había focos al rededor de donde me encontraba.
-Qué suerte tuviste.
-¿Sabes si hay algún herido?
-¿De gravedad? No. Solo algunos chicos presentaron pequeñas quemaduras en donde las chispas hicieron contacto con la piel.
-Qué mal. Cuanto lo siento.
-No lo sientas, no es tu culpa, aunque la Profesora Moore no deje de decir que tú eres la responsable...El Principal la ha intentado calmar diciendo que no pudo ser tu culpa, que las luces ya tenían problemas y que solo fue un corto. Aún así ella se puso a preguntar en dónde estabas, de una forma histérica. Dice que huiste porque eres culpable.
-No escape por ser culpable. Tengo una coartada. Tenía que ir a terapia. No huí...yo...
-¿Qué sucedió realmente? La Profesora esta realmente enojada. Parece un tomate viviente.
-Discutimos...por una tontería.
-¿Discutieron?-Sus cejas están fruncidas.
-Si, te lo acabo de decir. Y todo es culpa de Newton...Espera. ¿Tu crees que yo hice eso?
-No. Yo no creo eso. Además, ¿Cómo podrías haberlo hecho?
-Perdona. Todavía estoy un poco alterada.
-No importa. Oye, ¿Quisieras ir al parque en la tarde?
-No puedo.Tengo otro compromiso.-Me invento.
-¿Con Ethan?
-No. No quiero que lo vaya a seguir y lo moleste.
-¿Con quién entonces?
-Con...con Emily.
-Qué te diviertas, pequeña. ¿Nos vemos en el mismo lugar?
-Si. En el mismo lugar.
-Adiós.-Enrolla sus dedos en mi cabello y los desliza lentamente, para después dar un paso atrás, poniendo algo de distancia entre los dos.
-Adiós.
Le doy la espalda, y empiezo a caminar, doblando en un pasillo. Cuando estoy fuera de su vista tomo el corredor que lleva al área abandonada y entro a la habitación secreta esperando ver a Antony sentado en el sofá viendo televisión. No esta. Comienzo a ver los títulos de los libros y escojo uno al azar. <<Como matar a un Ruiseñor>> Sonrío ante la elección. Es un libro que siempre quise leer. Me siento en el escritorio y abro el libro. Empiezo a leer el primer Capítulo. "Cuando se acercaba a los trece años, mi hermano Jem sufrió una peligrosa fractura del brazo, a la altura del codo. Cuando sanó, y sus temores de que jamás podría volver a jugar fútbol se mitigaron, raras veces se acordaba de aquel percance. El brazo izquierdo le quedó algo más corto que el derecho; si estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba ángulo recto con el cuerpo, el pulgar rozaba el muslo. A Jem no podía preocuparle menos, con tal de que pudiera pasar y chutar.
Cuando hubieron transcurrido años suficientes para examinarlos con mirada retrospectiva, a veces discutíamos los acontecimientos que condujeron a aquel accidente. Yo sostengo que Ewells fue la causa primera de todo ello, pero Jem, que tenía cuatro años más..." Interrumpo la lectura cuando un ruido me indica que alguien quiere entrar, pero no trae las llaves. Rápidamente me dirijo a la estantería donde se encuentra una palanca que me enseño Antony. Dijo que lo puso por precaución y que solo la jalara en caso de emergencias por si alguien descubría la entrada. Esta es una de esas ocaciones, así que jalo la palanca. Frente a la puerta cae una especie de paneles cuadrados, dejando solo unos cuantos metros entre la puerta y los paneles, consiguiendo el efecto de ser sólo un cuarto abandonado del conserje. Caen justo antes de que abran la puerta.
-¿Kiara? ¿Estás aquí?-Es la voz de Antony.-Soy yo.-A pesar de ser su voz no creo que sea él. Entonces cierra la puerta y me dice:-Esta bien. Ya puedes desactivar los paneles. Jala la palanca.-Sólo él sabría de la palanca. Además mis sentidos me dicen que es él, así que jalo la palanca, desactivando los paneles.-¡Dios! Me asustaste. ¿Estas bien? Me enteré de lo que paso en clase de Física. Te estuve buscando en todas partes. Luego me acordé que irías a terapia. Hable con la psicóloga y me dijo que ya te habías ido, así que se me ocurrió que tal vez estarías aquí. Sólo quería saber que...-Empieza hablando frenéticamente.
-No sé lo que paso.-Le interrumpo antes de que termine de hablar. Empiezo a llorar. Al fin me doy cuenta de que la Profesora Moore tiene razón. Yo soy la culpable. Estaba pensando que estaba a punto de explotar en pedazos. Quería que que se callara. Que parara. Quería que me dejara en paz. Que dejara de atacarme, de burlarse de mi. Deseaba demostrarle que no era débil, qué soy más fuerte de lo que piensa. Y en eso sucedió. En mi mente cruzó una imagen. Las luces estallando. Y sucedió.-¡Oh Dios...! ¿Y si yo causé eso...?-Antony me abraza sin previo aviso.
-No pienses así. No pudiste causarlo tu. No es tu culpa.
-Pero...lo vi, en mi mente, antes de que...Estaba deseando que sucediera...
-Tal vez no sucedió así. No creo que lo desearas. Quizá captaste lo que estaba pasando, pero tu mente lo intentó rechazar, rehaciendo la habitación como estaba antes de la explosión, pero tu barrera mental se rompió y regresaste a la realidad, volviendo ver las luces estallando.
-¿Tu crees eso? ¿Puede ser posible?
-Si. Lo creo. Y puede ser posible. Tranquila. No fue tu culpa. No fue tu culpa. -Lo dice tan convencido, que le creo.-Ahora es tiempo de regresar con los demás, antes de que se den cuenta de que no estamos.
-Si. Gracias por...
-No hay de que. Ven. Creo que nos toca la misma clase.
-¿Si? ¿Qué clase te toca?
-Cívica. Y tengo entendido que a ti también.-Salimos del cuarto y él cierra la puerta. Con su mano libre toma la mía y me da un ligero apretón. No suelta mi mano, y yo no hago nada para sacarme. Caminamos rumbo al salón de Cívica, pero unos metros antes de la entrada se detiene.-¿Traes tus libros?
-¡No!-Recuerdo haber abierto el locker, pero jamás los saqué, pues llego Erundür.-¡Rayos! Se me olvidaron en el locker.
-No te preocupes. Traigo dos libros.
-¿Dos?¿Por qué?
-Es solo...Me gusta prevenir. Toma.-Saca el libro de su mochila y me lo da.- Será mejor que entremos.
-Si. Antes de que el Profesor llegue. Por cierto...gracias.
-No hay de que.-Sus comisuras suben formando una sonrisa sutil.
Tomamos asiento y esperamos a que la clase empiece. Después de unos minutos llega el profesor y empieza a dar la clase. Al parecer mi participación del otro día fue suficiente para el profesor por esta semana, pues por mas que intento participar al principio de su clase, escoge a otro alumno, lo cual provoca un pequeño desinterés en mi. No sé por qué pero después de la clase de Física me siento muy cansada. Tal vez fue solo la plática con la psicóloga.
Me dejo llevar por mis pensamientos y dejo de prestar atención a la lección del Profesor. La idea de haberme reunido después de años con mi viejo amigo, Erundür, me pone feliz. Y luego está lo de Antony...No puedo evitar sonreír. Cuando me doy cuenta de que Paige lo nota, la borro inmediatamente. Después de unos segundos me llega una nota. Escrito con pluma negra se puede leer la impecable letra de mi prima, que pone: "¿Por qué estás tan feliz?" Escribo con tinta azul "Nada importante. Simplemente tuve un recuerdo que me llegó, por las palabras del profesor." Se lo paso de la forma más discreta que puedo. El Profesor no se da cuenta. Mi prima abre la nota y me mira. Consigo ver como pone sus ojos en blanco antes de volver a escribir. "¿No estás poniendo atención?" Cuando recibo el papel, sus cejas están levantadas."Estoy muy cansada" Justifico. "Por cierto, luego me contarás lo que sucedió en clase de Física. ¿Estas bien" "Si. Estoy bien. Es increíble como las noticias se esparcen." "Si. Aunque no quisieron decirnos exactamente que sucedió" "La Profesora estaba discutiendo conmigo y las luces estallaron. Al parecer fue un corto circuito" Cuando termina de leer se pone ligeramente más pálida de lo que esta. "¿Qué pasó respecto a la discusión?" Le escribo de la forma más resumida que puedo lo que sucedió a partir de la tercera ley de Newton. Mientras va leyendo veo sus cejas subir y bajar. Cuando termina me voltea a ver con cara de sorpresa. "Jamás pensé que le llegarías a responderle" "Ni yo. Solo sucedió. Llego a mi límite y me deje llevar. Aunque intenté controlarme" La voz del Profesor interrumpe nuestra conversación por correo.
-Bien chicos. Nos vemos la siguiente clase. Y hagan un resumen de lo que vimos hoy.-Pongo los ojos como platos. No sé de que trato la clase, y al parecer tampoco Paige, pues se va a conseguir información con una de sus amigas. Sigo su ejemplo y me acerco a Antony.
-¿Sabes de que trató la clase? ¿Qué vimos hoy?
-Si, si estaba prestando atención. ¿Su conversación fue productiva?
-¿Cuál conversa...?
-Tal vez el Profesor no se dio cuenta-Me interrumpe, pero la mayoría de nosotros si. Iban bien con su correo, pero perdieron la discreción y pues...
-¿Podrías ayudarme con el tema del resumen?
-De acuerdo. Nos vemos cuando terminen las clases.
-Gracias...Ya te debo dos.
-Lo sé.-Me da una sonrisa traviesa, rozando la ironía.-Pero ¿Quién las cuenta?
-Nos vemos en la tarde.
-Eso espero.
Las siguientes tres clases se me hacen eternas, aunque soportables. En un momento de aburrimiento en una, empiezo a hacer dibujos en el borde de la libreta. Son enredaderas de donde salen algunas mariposas, que en algún momento dejan de serlo para convertirse en libélulas. Consigo que pase el tiempo sin quedarme dormida y bendigo mil veces cuando suena el timbre indicando libertad. Recojo los libros y los llevo al locker, en donde los guardo y organizo según el horario de mañana, solo dejando en mi mochila lo que necesito para hacer la tarea. Me aseguro de no olvidar nada y me voy directamente a donde está Antony. Cuando abro la puerta lo encuentro sentado en el escritorio con varios libros abiertos. Cuando me escucha entrar dice sin sacar sus ojos de los libros:
-Siéntate. Realmente no es gran cosa el resumen. Prácticamente estuvo hablando de los derechos humanos, qué son y en qué consisten. Aquí hay unos libros que te pueden servir, ya están abiertos en lo que a mi me parece se habló en clase...o sí quieres usar el internet. Yo ahorita estoy haciendo otra cosa, pero en cuanto termine te ayudo.
-Gracias. No te preocupes...No te hubieras molestado. Con esto es más que suficiente.
-Contigo nada es molestia.-Al fin saca los ojos del libro y me mira. Sus hermosos y profundos ojos verde esmeralda brillan mientras me da una sonrisa suya que me hace sentir mejor.-Es...me encanta poder ayudarte.-Le regreso la sonrisa.-¿Te he dicho antes que adoro tu sonrisa?
-No. Creo que no. Nunca lo habías mencionado.
-Pues lo hago. Al igual que me encanta cuando te ruborizas. Te hace ver más hermosa...Perdón. No te distraigo. Volvamos a trabajar.
Así lo hacemos. El vuelve a hacer lo que sea que este haciendo, mientras yo me pongo a leer y a resumir los libros que Antony me dio. Unos diez minutos después suena algo.
-¡Ya está lista la comida!-Antony se para y se dirige a un microondas que esta en la pared. Saca un refractario humeante y lo pone en la mesa. -¿Puedes sacar dos platos del mueble de atrás?-Me pide mientras el coloca unos manteles sobre la mesa. Cuando empieza a servir el contenido en los platos veo que se trata de mi comida favorita. Spaghetti a la Boloñesa. Cuando terminamos de comer regresamos a nuestro trabajo. Casi no hablamos más que para lo indispensable. Cuando él termina, se para de su silla y se acerca a donde estoy sentada, apoyándose en una rodilla, su rostro analiza lo que llevo escrito. Cuando termina de leer voltea a verme. Sus labios tan cerca de los míos hacen que se me acelere el corazón.
-Eres excelente. Después de leer esto podría jurar que estabas prestando atención en clase.
-Gracias. Sin ti no podría haberlo hecho.
-No tienes que agradecer. Soy yo el que te da las gracias por permitirme ayudarte y pasar un rato juntos. Cuando estoy contigo el mundo tiene sentido. Veo los colores más brillantes, la vida es hermosa. Yo...-Me toma por sorpresa. En un segundo sus labios están sobre los míos. No sé qué hacer. Es mi primer beso. Lleva una de sus manos a mi rostro, mientras la otra la pasa por mi cabello. Una sensación de calor y paz empieza a correr por todo mi cuerpo. Por un momento todo deja de existir. Todo, menos él. Pasó mis manos detrás de su cabeza y acaricio su sedoso cabello. Duramos así durante lo que me parecen segundos. Cuando se rompe el beso deseo que hubiera durado más tiempo. Tony me mira a los ojos. Sus hermosos ojos ardiendo, luchando desesperadamente por aferrarse a los míos.-Perdón. No quise hacer eso. No. Si quise hacerlo. Deseaba besarte desde que te conocí. No debí...
-Yo también deseaba ese beso.-Lo corto. Eso hace que una sonrisa se abra paso en su rostro.
-¿Si?
-Si.-Antes de que conteste le devuelvo el beso. Ahora él es el sorprendido. Esta vez dura más, pero no tanto como deseamos. El timbre del teléfono se abre paso entre el silencio que hay. Cuando voy a contestar dejan de llamar. En vez de eso me llega un mensaje. Es de Paige. "¿Dónde estás? Ya casi son las 5:00 y no has llegado a casa. Mis papás están inquietos. ¿Ya vienes para a casa?¿O qué les digo?" "Estoy terminando un proyecto. Voy para allá."-Lo siento. Tengo que irme. Mis tíos están preguntando dónde estoy.
-Te llevo a casa.
Recogemos los platos y ponemos los libros en su lugar antes de salir. Camino a casa nos tomamos de la mano y recorremos todo el camino sin hablar. No necesitamos las palabras. Una cuadra antes me da un beso.
-Es mejor dártelo aquí. No quiero que empiecen a atosigarte con preguntas.
-Si, la otra vez me preguntó mi tía quien eras y que habíamos hecho. Por un beso hubiera armado un escándalo.
-¿Puedo caminar contigo de camino a la escuela mañana?
-No tienes que preguntarlo.
-Es una cita.-Ambos nos reímos. Me acompaña hasta la puerta y espera a que abra la puerta. Antes de que entre me da un beso rápido. Se va en cuanto cierro la puerta.

Archai: El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora