Estoy exhausta. Desde que llegué a la casa de Larissa no he hecho otra cosa que aprender etiqueta y practicar mis habilidades, aunque los resultados no han sido muy positivos como esperaban mi hermana y la reina. Resulta que soy un desastre en la mesa y ni si diga con las palabras, las cuales lanzo atropelladamente cuando estoy nerviosa. Así mismo, en el baile, tengo dos pies izquierdos, y no paro de pisar a mi pareja de baile. En conclusión: no soy buena con los bailes de salón. Y por más que me esfuerzo no puedo recordar hacia que lado voy y acabo haciéndome líos con los pasos.
-¡Es imposible!-Murmuró irritada Mrs. Disten, mi profesora de baile. Mi hermana propuso enseñarme, pero la reina le pidió que se encargara de otras cosas, mientras que a mi me dejó en manos de la señorita-yo-si-se-comportarme-no-como-usted, provocándome migrañas insoportables.
-Estoy de acuerdo.-Le conteste, lo cual no fue muy prudente pues solo conseguí enojarla más y me puso a hacer tareas más imposible.
En cambio, el desarrollo de mis habilidades especiales, como empecé a llamarles, no fue tan desastroso. En ocaciones, Aarón llegaba y me enseñaba algunas cosas, y me incitaba a llevarlas a cabo, lo cual, hasta después de 30 intentos lo conseguía. En lo que respecta a la invisibilidad y otras cosas más, mi hermana me ayudo. Un día le pregunté porque no quería que nadie lo supiera o porque nadie más a los que conocíamos podían hacer lo mismo, a lo que se limitó a contestar <<Ordenes de Larissa.>> Esta respuesta no me satisfacía, por lo que no dejé de atormentarla con preguntas hasta que me diera una explicación más completa. Afortunadamente, antes de que me diera por vencida en cuanto a ese tema, me dijo <<Es bueno que tengas algunas habilidades que los demás desconozcan, pues así te subestimarán, y si quieren atacarte no contarán con el factor sorpresa>> Es lo único que conseguí sacarle. Y ahora estoy preparándome para el baile, aunque la verdad me dan ganas de tomar una siesta bien merecida. Lamentablemente no puedo. Termino de secarme el cabello, que aun sigue húmedo después del baño, y empiezo a cepillarlo para después agarrarlo en una trenza francesa. Cuando termino, me pongo un poco de colorete en las mejillas, rímel en las pestañas y un gloss a juego con el vestido que, personalmente, la reina escogió para mi. El vestido es de seda azul turquesa, que hace que mis ojos resalten más, con algunos pliegues y adornos, que lo hacen ver elegante. Me paro frente al espejo y reviso si no falta algún detalle. En eso, alguien toca la puerta.
-¿Puedo pasar? Te traigo algo.-Reconozco la voz de mi hermana. "No necesitas permiso. Adelante." La puerta se abre y entra una radiante Anhelisse con un vestido dorado y el cabello acomodado en delicados rizos. En la mano trae una cajita de terciopelo rojo.-Esto es para ti. Larissa cree que quedará perfecto con el vestido.
-¿Qué es?
-Joyería, naturalmente. ¿Quieres probártela?-Me sienta frente al tocador y me coloca un collar plateado. Lo miro desde el espejo. Esta adornado con varios zafiros, a juego con los aretes que llevan la misma piedra azulina.
-¡Es...es precioso!-Tartamudeo de la emoción.
-Si, lo es.
-¿Vendrán nuestros padres?-Al parecer la pregunta le molesta, pues tuerce la cara en una mueca.
-Tal ves. Toda la corte esta invitada.
-¿Eso no causará preguntas de parte de los humanos?
-No exactamente. Muchos de ellos piensan que se trata de políticos, famosos, escritores...
-Ya veo.
-Y de hecho es en parte cierto.
-¿Qué?
-Si. Muchos de nuestra especie han sido personajes importantes, pero no hay tiempo para hablar de eso. La reina quería asegurarse de que estuvieras lista. ¿Estas nerviosa? Va a ver mucha gente y recuerda, la primera impresión siempre es importante.
-No, pero gracias por recordarlo.
-Lo siento.
-Además, ¿Por qué tengo que dar una genial impresión y asistir a este baile o reunión, o como sea que se llame?
-Porque...Es importante puesto que acabas de llegar, es como, por así decirlo, tu introducción a la sociedad como hija de Lord y Lady Wifderk. Y Larissa piensa que mientras más rápido sea esto, es mejor.
-Oh. Bueno, entonces...
-Ahora no hay tiempo para más preguntas. Ya llegaron la mayoría de los invitados, solo falta la familia de Aarón, y después entra la Reina.
-¿Por que ellos son los penúltimos en llegar?
-Por las posiciones sociales.
-¿Y son realmente condes, Lords, duques...?
-No. Es sólo un título. Una posición, que determina quien tiene más poder. Vamos.-Se levanta y se dirige a la puerta. La sigo obedientemente. Bajamos las escaleras y llegamos al recibidor, donde hay algunos de los invitados, la mayoría se encuentra en el salón de baile.-Oh, no. Aarón y su familia ya han llegado. Ven. Tenemos que presentarte.
Con una mueca mental la sigo, mientras me presenta a los invitados. Son tantos, que no se me quedan más que un par de nombres, los cuales después de un tiempo se me olvidan. Cuando termina la presentación, tropiezo con Aarón, que luce un elegante esmoquin negro. Me sonríe.
-Hola, pequeña. Luces espléndida con ese vestido.-Me suelta con una sonrisa pegada en su rostro.
-Hummm, gracias, igualmente.-Nunca he sido especialmente buena con los cumplidos. Antes de que Aarón responda, una voz resuena en toda la sala y hace callar la platica de los invitados..
-...La Reina Larissa Astaldö Rhea Leith Arfraer.-Termina de anunciar un Arconte, mientras la reina hace su aparición en la habitación con un vestido de seda blanco.
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Archai: El Origen
RandomKiara es una chica diferente a las demás. No sólo por su cabello, que es blanco-a pesar de que apenas va a cumplir 16 años,-sino también por sus habilidades... Su vida era relativamente normal, hasta que todo comenzó. Ahora tiene que lidiar con el h...