Capitulo 25: ¿Teletransportación?

66 3 0
                                    

Aterrizo en medio del jardín sobre unas flores rosas, no sé decir que tipo de flor es, pero huele delicioso. El sol se ha metido completamente y la luna ilumina con tal fuerza que da la impresión de tener brillo propio. Me levanto lentamente y noto una punzada en mi tobillo cuando mi peso cae sobre él, el dolor es insoportable, posiblemente me lo he fracturado o tengo un esguince. Vuelvo a sentarme y como puedo salgo del jardín hasta llegar a una banca, donde, con esfuerzos, consigo sentarme. Me saco las botas y el calcetín y con la iluminación de la luna y del jardín, analizo mi tobillo. Al parecer no es nada grave, solo un esguince, para mi buena suerte.
Una vez visto que estoy a salvo empiezo a analizar el jardín. A pesar de estar en pleno invierno, las flores siguen intactas, como si el clima las respetará. Las flores y los árboles están libres de escarcha y nieve. Hay luces alrededor del jardín que le otorgan un efecto mágico. Por un momento me pregunto si estaré soñando o si habré ingresado a otra realidad, como suele pasar en las películas, pero no creo realmente que eso sea posible. Ja. Lo mismo creía de las criaturas mitológicas, y aquí soy, siendo una de ellas. Estoy tan atontada que no me doy cuenta de la presencia de otras personas hasta que están a unos metros de mi. Me dispongo a atacar, esperando ver a Mariam y Charlie, pero no son ellos. Un señor alto y musculosos, de cabello castaño pasea junto a la Reina Larissa. Cuando esta a unos pasos de la banca, Larissa repara en mi.
-Querida, ¿Qué estás haciendo aquí?
-¿Dónde estoy?
-En el jardín de mi casa.
-¿Este es su jardín?
-Si. Creo que ya has estado aquí.
-Si, pero solo en sueños. Pensé que era sólo...
-Parte de tus sueños. No. Realmente existe. De hecho te he visto varias veces aquí. No entendía como podías estar aquí. Tu hermana venia en sueños, pero ella sabia de este lugar. Tu no.
-No lo sé. No sabía de este jardín antes.
-¿Cómo llegaste aquí?-Dice intrigada. "Estaba siendo perseguida por el bosque y al no tener salida...pensé en este lugar...y aparecí aquí" En cuanto termino, su piel ligeramente bronceada se vuelve blanquecina.
-¿Quién...quién te venía persiguiendo?-No entiendo porque tanto interés en mi. Pero aún así contesto.
-Unos chicos, Arcontes-En cuanto lo menciono, su preocupación cambia a curiosidad.
-¿Quiénes?
-Mariam y Charles.
-Me lo imaginaba. Ellos siempre molestan a los nuevos. Nunca se les escapa ninguno.
-¿Su Majestad?
-¿Si, querida?
-¿Puedo hablar a solas con usted?
-Por supuesto. Duque Sewdrek, ¿Podríamos posponer nuestra reunión para mañana?
-Por supuesto, su Majestad.-Inmediatamente el duque da media vuelta y sale por el camino del jardín.
-¿De qué quieres hablar, querida?
-Tuve un sueño y creo que usted es la única que puede decirme lo que significa.
-Cuéntame, querida, y haré lo que pueda.-Empiezo a contarle mi sueño, devanándome los sesos para recordar las extrañas palabras que el hombre le dijo a Calatar. Cuando termino, Larissa se retuerce las manos nerviosamente, como si mi sueño la alterará.-No sé que pueda significar. Tal vez es...una manifestación de tu subconsciente por lo que pasó con los Drows. Yo...yo me sentiría más tranquila si te acompañan mis guardias a tu casa, o...tal vez te gustaría pasar la noche aquí.
-¿En el jardín?
-No. ¿Por qué te quedarías aquí?
-No puedo caminar. Me esguince mi tobillo.
-Puedes volar.
-No lo creo.-Recuerdo los entrenamientos en la escuela y me da un escalofrío. Es algo de lo que no quiero hablar. La razón por la que no volé cuando me perseguían aquellos Arcontes.
-¿Por qué?-Pienso que había quedado claro que no quería hablar de eso, pero aún así le cuento, sin tanto detalle lo que sucedió:
-Cuando entrenaba en la escuela, sucedió un...un altercado. Estaba aprendiendo a volar, pero...de repente aparecí en el polo norte. Por poco me congelo. Afortunadamente a los segundos regrese al salón, en una posición muy extraña... Como si hubieran hecho un nudo conmigo.
-Puedes transportarte.-Murmura tan bajo que casi no la escucho.-Me gustaría que aceptarás la propuesta que te hice ayer.
-La de quedarme aquí unos días, ¿verdad?
-Si. En mi tiempo libre te ayudaría con tus habilidades, a que las entiendas y puedas manejarlas, y cuando yo no pueda, tu amigo Aarón te ayudará. Por ahora lo más importante es que mi hija... Tu hermana me llamó preguntando por ti. Creo que debería saber que estas bien. Después del incidente, se preocupa mucho por ti.
-¿Usted tiene hijas?
-Si. Tengo dos hijas maravillosas.-Me dirige una mirada llena de ternura, como recordando algo. Sonríe, pero casi de inmediato se apaga. Su rostro lleno de tristeza.-Son mi mayor orgullo, pero...hace mucho que no veo a mi hija menor.
-Lo siento.
-No sientas nada. Mientras esté a salvo...no sé que haría si la perdiera.
-¿A salvo de qué?
-De...no importa. Tienes que llamar a tu hermana, vamos a dentro. Me levanto pensando que mi tobillo no me va a responder, pero el dolor ha disminuido bastante, hasta que solo siento unos pequeños piquetes. Seguimos el mismo camino que tomó el duque Sewdrek hasta que divisamos una mansión dos veces más grande que la de mis padres. Entramos por una puerta que da a una terraza y una mujer me tiende un teléfono. No necesito marcar. Mi hermana ya esta en la línea.

Archai: El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora