Capitulo 12: La Visión

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<<¿Ya estas lista? ¿Vas a hacerlos esperar? ¿O acaso tienes miedo?>> Vuelvo a aparecer en la azotea de un edificio. En esta ocasión es mas grande que el anterior. <<¿Tienes miedo?>> Me vuelve a decir. Esta vez con tono burlón. Uno que conozco muy bien en mi. La otra persona, idéntica a mi, se acerca y me toma el brazo, acercándonos al borde del techo. Me suelta. Estoy a dos pasos de caer. <<¿A qué esperas?>> Otra vez esa pregunta. <<¿Qué quieres que haga?>> Digo tragando saliva, esperando que no me pida lo que creo que pedirá. <<¿Aún no lo descubres? ¿No has pensado en ello? ¿Por qué ellos no te descubrieron? ¿No te preguntas eso?>> <<No sé a que te refieres>> <<Ellos no podían verte, de lo contrario no habrían seguido conversando.>> <<¿De qué estás hablando?>> <<No podían verte. Nadie podría haberlo hecho>> <<¿Te refieres a...?>> Se voltea y empieza a caminar. Cuando doy un paso hacia ella me voltea a ver y me da una mirada desesperada. <<¿A qué esperas? ¿A qué? Solo hazlo. Aviéntate. Pierde el miedo. ¿Qué te detiene?>> <<Si me aviento desde aquí...-Trago saliva.-es una caída muy larga...no tengo paracaídas>> <<No lo necesitas>> <<Si lo hago, ¿me dejaras en paz?>> <<Pierde el miedo>> Dejo de mirarme, o mirarla, esto es muy confuso, y enfoco la mirada en el suelo que se encuentra muy lejos. Doy los dos pasos hasta estar en la orilla. Cierro los ojos, respiro profundamente y salto. Espero el golpe que me indique que me he estrellado, pero nunca llega. No estoy cayendo. Abro los ojos y entiendo el porque. Estoy suspendida. Unas alas salen de mi espalda, pero no se mueven. No las necesito. Un dolor penetrante me empieza en la muñeca derecha. Busco en mi muñeca el causante del dolor, pero no hay nada, salvo una marca en forma de equis con las extremidades superiores encontradas. De ahí proviene el dolor. <<No era tan difícil. ¿O si?>> <<No, no lo era. Pero, ¿Por qué no caí? Eso era lo más lógico, que me encontrara con el suelo.>> <<No tengo las respuestas, pero existen otros que si. Yo sé lo mismo que tu. Tu y yo somos la misma persona>> Dice antes de desaparecer. Por un momento tengo miedo de caerme si me muevo, pero después de unos minutos entiendo que no me puedo quedar aquí por siempre, así que empiezo a intentar moverme. Nada. Trato de hacer que las irreales alas hagan su trabajo. De nuevo nada. Empiezo a pensar que esto es inútil. Solo quiero salir de este sueño absurdo. Las alas destellan con un brillo dorado. Entonces despierto.
-Llevas durmiendo más de diez horas. Debes sentirte mejor.-Se ríe mi prima, de una forma afectuosa.
-¡¿Paige?!-Dogo todavía adormilada.
-¿Cómo te sientes pequeña?-Su mano me acaricia el cabello.
-Mejor. Aunque aún me duele la cabeza.-Empiezo a toquetearme los lugares donde me duele. Pero no encuentro cabello. Mis dedos tocan algo diferente. Me vendaron la cabeza.-¿Qué tan feo esta el golpe?
-Te desmayaste y tu cabeza se golpeo contra el suelo, donde había unos vidrios. Dejaste un considerable charco de sangre. Estaba muy preocupada. No respondías. Por un momento pensé que...No importa. ¿Te acuerdas de eso?
-No recuerdo mucho.-Me abraza y me da un beso en el cabello.
-Pronto empezaras a recordar.
-¿Cuándo iré a casa?
-Tal vez hoy. El doctor quiere comprobar como vas antes de darte de alta.
- ¿Y la escuela?
-Hoy no irás. Y el fin de semana tienes que reposar.
-¿Por qué? Si ya estoy bien.
-El doctor aún no encuentra el causante de tu desmayo. No hay rastro de que se te bajara la presión, insolación no era factible...
-Solo era un dolor de cabeza. ¿Con quién hablabas cuando me desmaye?
-¿De qué hablas?
-Cuando llegue al callejón escuche a dos personas hablando. Eras tu y...¡Erundür!
-Su nombre es Aarón.
-No. Él es Erundür. Éramos amigos de niños.
-Se llama Aarón.
-Esta bien, ¿De que hablabas con Aarón?
-Tendremos tiempo para eso después. Ahora tengo que regresar a clases. Me salté la primera clase para poder estar aquí cuando despertaras Mi mamá se va a quedar hasta que te den de alta.
-Si. Gracias, prima.
-Cuídate, pequeña.-Antes de irse, toma mi mano para ver mi muñeca. Frunce el ceño y me suelta. Sale de la habitación y se va. Empiezo a desesperarme de estar aquí y no quiero dormir pues temo lo que pueda soñar. Alguien toca la puerta y espero ver a la enfermera o a mi tía, pero no es ninguna de las dos. Es Antony.
-¿Se puede?-No espera a que responda y entra al cuarto. Como no ve un lugar junto a mi donde sentarse, jala una silla del otro extremo del cuarto y la acerca. Se sienta.-¿Cómo estás? Me enteré que estabas aquí y quise venir a verte. ¿Qué pasó?
-Estoy bien. No fue nada.
-Tu cabeza indica lo contrario.
-Fue solo un desmayo. ¿No deberías estar en clase?
-Ahorita no tengo ninguna.-Me toma la mano. Siento otra vez esa electricidad que me recorre el cuerpo.-Además, tu eres más importante que una clase.-Se inclina hacia mi y me besa. La cabeza empieza a protestar, pero eso es insignificante y no merece mi atención. Alguien, al otro extremo del cuarto, se aclara la garganta.
-¿Necesitas algo, Kiara?-Dice mi tía desde la puerta.-Creo que no nos conocemos.-Esto es para Antony.-Soy Allyson, la tía de Kiara.
- Mucho gusto. Yo soy Antony. Soy su...
-Amigo, ¿no?-Dice mi tía acercándose a nosotros.
-Si. Somos buenos amigos.-Le contesta con una sonrisa.-Bueno, me tengo que ir.-Se levanta. Antes de irse me da un beso en la mejilla, casi rozando mis labios. Me estremezco. Cuando pasa por la puerta mi tía lo mira, y menea la cabeza imperceptiblemente.
-Buenos amigos. A mi no me engañan.
-¡Tía Ally!- Digo. Mi voz teñida con un tinte de suplica.
-Esta guapo el chico. ¿Y bien? ¿Qué quieres hacer?
-Cuéntame algo de cuando era pequeña.
-Esta vieja ya no tiene tan buena memoria.
-No digas eso, no estas nada vieja.
-Gracias. Bueno, veamos...-Se toma su tiempo antes de continuar.- Hay muchas historias que contar. Había un bautizo del hijo de un amigo de la familia y nos invitaron. Tu estabas aún muy pequeña. 7 meses, tal vez más. Tu mamá te traía en brazos. Tu fuiste la sensación. Todos querían cargarte. El otro niño siempre estaba llorando, así que casi nadie le hizo caso.
A la hora de la comida te puso en tu carreola. Empezaste a reírte solita y alzabas tus manitas como si quisieras tocar algo. Un señor dijo "Está jugando con los ángeles" Eras la bebé más feliz del mundo. Siempre querían cargarte. Después, antes de que aprendieras a caminar te enseñamos a gatear. Paige quería ayudarte. A veces creo que gracias a ella lograste gatear. Se hechaba junto a ti y te decía como hacerlo, tu intentabas seguirla, ya después cuando la veías caminar tu intentabas pararte e ir tras ella caminando, pero te caías. Bueno eso no es muy relevante. El chiste es que una vez gateando, tu te escapabas al jardín cuando no nos dábamos cuenta y como podías te subías a la resbaladiza y te aventabas desde ahí. Teníamos un perro grande, un pastor alemán, y tu pasabas junto a él como si nada, aunque el té olfateaba, tu intentabas acariciarlo. Para tu edad, no te daba miedo nada.
-Cuéntame más. Por favor.
-Esta bien. Me acuerdo de cuando tenías dos años. Mi hermana te trajo a mi casa. Tu papá no estaba en la ciudad, se había ido a un viaje de negocios, así que tu mamá aprovecho para visitarme y que tu jugaras con tu prima. El día estaba nublado y muy frío, por lo tanto se quedaron adentro de la casa jugando. Paige era un año y medio mayor que tu, pero se llevaban muy bien. Mi hermana y yo las dejamos arriba jugando con sus osos, mientras nosotras platicábamos. Después de un rato dejamos de escuchar ruido, por lo que prestamos atención. Cuando subí las escaleras empece a escuchar risas. Me asome a donde estaban jugando y vi la escena. Tu y mi hija estaban encantas bañando un osito con la leche en polvo que usaba tu mamá para prepararte la mamila. Cuando vi lo que estaban haciendo llame a mi hermana. En cuanto vio el reguero se puso seria y ya iba a interrumpir. La detuve. "Deja que se diviertan." Le dije. Ella estaba muy preocupada por la leche. Yo estaba fascinada.
-¿Hay algún video o foto?
-Creo que sí. Tendría que buscarla.
Somos interrumpidas por una enfermera que viene a tomar una muestra de sangre para hacerle análisis. La enfermera me hace una serie de preguntas incluyendo "¿Tienes idea de por qué te desmayaste?" y "¿Te acuerdas que estabas haciendo antes de desmayarte?" A las cuales contesto con un "No lo sé". Cuando se va, mi tía me pregunta:
-¿Te duele mucho la cabeza?
-No tanto, solo siento molestia cuando la toco.
-Fue un golpe fuerte.
-Eso dicen.
-Si. Y tienen razón. Paige me dijo lo que vio. Lo cual no entiendo.
-¿Qué no entiendes?
-¿Cómo vio lo que te paso? Si ibas a casa de Emily.
-Fue de camino. Tal vez Paige iba pasando y me vió.
-Puede ser. ¿Qué te pasó en la muñeca?
-¿El qué?-Giro mi muñeca y la analizo. Cuando veo de que habla me quedo boquiabierta. Es la misma marca que vi en mis sueños.

Archai: El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora