Capitulo 27: Los Antiguos Planean Un Baile

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A la mañana siguiente alguien toca a mi puerta. Enfurruñada me levanto y abro para ver de quién se trata. Un joven alto, de cabello rizado castaño, con los ojos de color miel, me mira.
-Su Majestad pregunta si va a desayunar con su hermana y con ella.-Dice inmediatamente. No le entiendo mucho. Acabo de despertar.
-¿Qué?
-¿Va a bajar a desayunar?
-¿Tengo que arreglarme?
-De preferencia, si.
-Ya voy.-Cierro la puerta y me meto a bañar lo más rápido que puedo. Cuando salgo escojo lo primero que veo en el armario: unos jeans, blusa blanca y un suéter de cachemira. La ropa sipo o le en el ropero es de mi talla, con mis colores favoritos. Me calzo unos converse, me arreglo el cabello y me dirijo corriendo al comedor. Al llegar veo a mi hermana y a la Reina teniendo una conversación.
-Buenos días, querida. ¿Qué tal dormiste?-Interrumpe la reina a mi hermana cuando me ve llegar.
-Muy bien. Gracias. ¿Usted?-Me quedo plantada en la puerta sin saber muy bien que hacer
-Perfectamente.-Me da una de sus sonrisas amables.-Siéntate, querida, el desayuno esta casi listo.
-Como le estaba diciendo, su majestad. ¿cuánto tiempo disponemos para prepararnos para el baile?-Anhelisse continúa su conversación, un poco irritada, sin dirigirme la mirada.
-El suficiente, querida. No te preocupes tanto por eso.-Se abren unas puertas al otro extremo del comedor y entran dos mujeres con un carrito lleno de fruta, jugo, pan de todo tipo, cereales, jamón, tostadas, entre otras cosas, y las colocan en la mesa. Mi estomago me gruñe. Tengo tanta hambre que podría comerme todo yo sola. Larissa y mi hermana continúan hablando de los detalles del baile, de política y de otras cosas a las que no les presto atención. Coloco toda mi concentración en la comida, sin siquiera enterarme de la platica que se está desarrollando a mi lado.
-¿Tú qué opinas, querida?-Suelto un respingo ante la pregunta. Por un momento pienso que es para mi hermana, pero después de un rato me doy cuenta que está dirigida a mi. No sé que responder.
-No...no lo sé.-Balbuceo y me siento incomoda ante la situación, como cuando un profesor te pregunta sobre algo que acaba de mencionar en clase y uno no sabe la respuesta por estar cuchicheando con la amiga.
-No es algo difícil, linda, solo tienes que decirme si te parece la idea que proporcionó tu hermana. Yo la encuentro algo exagerada. Es por eso queremos conocer tu opinión.-Claro. Esa explicación es muy concisa que no tengo ninguna duda sobre lo que habla. ¿Se nota el sarcasmo?
-Creo que...-Antes de que termine mi hermana me interrumpe.
-No es una idea exagerada, es una opción considerable y apropiada según la situación.
-Pero, hija, los Antiguos no son un juego. No podemos consultarles cada vez que se nos ocurra. Solo...-Se interrumpe.
-Solo en casos de emergencia. Ya lo sé, ma...majestad.-Balbucea mi hermana que se encuentra algo nerviosa.
-Entonces no comprendo porqué lo propones.
-Porque se puede considerar una emergencia.
-Me he perdido. ¿Alguien me puede explicar?-Intervengo en su acalorada conversación.
-Es muy simple, tu hermana propone consultar a los Antiguos y preguntarles por tus sueños y el porque...porque has sobrevivido al dilitírio. Aunque consideró que es una propuesta exagerada, imprudente e inadecuada. ¿Pero tú qué opinas?-En un abrir y cerrar de ojos me encuentro entre la espada y la pared. Ambas, la reina y mi hermana, me miran inquisitivamente, esperando mi postura ante la descabellada o brillante idea de mi hermana. No se que responder. No quiero contradecir a la reina, pero siento que debo apoyar a mi hermana, por el sentido de la responsabilidad familiar y todo ese rollo.
-Considero que...-¿En serio quería tomar partido? No. Mejor era actuar de una forma neutra.-Podría ser una buena opción si...si hubiera un peligro.-Los ojos de mi hermana brillan algo furiosos.-Pero creo que es una brillante idea de su parte.
-Eso dices porque no conoces a los Antiguos.-Sentencia la reina con un suspiro.
-Mi madre les pidió ayuda cuando iba a nacer.-Le suelto, lo cual no hace otra cosa que desestabilizarla. Por su rostro aparece una sombra, y sus ojos parecen a punto de llorar, pero rápidamente se recompone.
-Lo sé. Pero eso no significa que no debas de tenerles respeto y sobre todo, cuidado.
-Parece que usted los conoce muy bien.-Bufo, algo enfadada sin saber bien porque.
-Por desgracia, así es. Si tan solo hubiera podido impedir...-Larissa se queda con la mirada perdida en la nada, como si recordara algún momento de su vida que la perturbará. Una lágrima se le escapa, sin que ella lo note. Mi hermana le toca el hombro. Larissa se despabila casi inmediatamente y se seca la lágrima con el dorso de su mano distraídamente.-Perdona, no sé lo que me ha sucedido...
-No te preocupes.-Le digo, algo conmovida. Alguien vuelve a entrar en la sala, esta vez un hombre mayor, con algunos cabellos plateados en su cabello castaño, que se arrodilla junto a ella y le murmura cosas que no alcanzo a escuchar.
-Disculpen, queridas, pero tengo que retirarme. En algún momento continuaremos con nuestra interesante conversación. Provecho.-Larissa se levanta de la mesa y se aleja de la habitación seguida del hombre mayor. Lo que resta del desayuno lo pasamos en silencio. Anhelisse no dice ni una palabra y yo la imito. Cuando terminamos el desayuno, se levanta, y antes de que se retire me armo de valor y le pregunto:
-¿Por qué estas enojada conmigo?
-¿Qué te hace pensar eso?-Dice con un tono irritado.
-Tu actitud.
-No es contigo. Disculpa.-Se lleva una mano a la sien, dándose un pequeño masaje.-Sólo...he estado algo preocupada y Larissa no toma muy en cuenta mis proposiciones.
-¿Por qué te llama hija?
-¿Quién?-Pregunta algo distraída.
-Larissa.
-Oh. Ya. Es sólo que...después de perder...yo...empezó a llamarme así porque... Es solo una forma amable de llamarme, es como si te dijera querida, linda, pastelito...
-¿Pastelito?
-Si, jaja.-Me sonríe por primera vez en el día.-Hay muchas formas de llamar a las personas.
-Cierto, Pai.
-¡Hey, no empieces! Pensé que eso había quedado en el pasado...no debí de darte ideas con lo de pastelito.-Pero en vez de protesta, mi hermana lo dice divertida.
-No. No debiste.
-Oh, Dy. Me voy a vengar.-Suelta entre risas.-Pero no hoy.
-Como gustes.-Le digo con una sonrisa, y de la nada la abrazo. Ambas parecemos algo sorprendidas, dadas las pasadas peleas.
-Gracias.
-¿De qué?
-Me alegraste el día, pastelito.
-No hay de que, pero...¿Por qué la reina se inquietó ante la idea de preguntar a los Antiguos?
-Es...hace muchos años...los Antiguos no son un juego. Podría decirse que es algo...Peligroso. Y por ningún motivo te pondríamos en peligro.

Archai: El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora