Charlotte
Ya tendremos tiempo más adelante.
Él se separa del abrazo y vuelve a extenderme el pequeño papel. Aún me siento abrumada por las emociones. Estoy confundida y, al mismo tiempo, la curiosidad y los nervios recorren toda mi piel.
Trago en seco y alzo mi mano para tomar la hoja. Ludwi me brinda una última sonrisa antes de regresar al salón, dejándome sola para descubrir lo que ahora tengo en mis manos.
Me toma unos segundos desdoblarlo. Siento un escalofrío al sentir la brisa fría, los rizos de mi cabello empiezan a bailar al compás del viento. Miro hacia arriba y las estrellas que antes adornaban el cielo ya no están; han sido reemplazadas por nubes que presagian lluvia inminente.
Me acomodo en el banco y empiezo a leer.
Carta de Harlied
Soy muy malo para esto; ni siquiera debería comenzar así. Siempre he visto que se empiezan cartas con "Querida Charlotte", "Saludos cordiales para la señorita Charlotte", o tal vez "Mi estimada Charlotte". Sin embargo, no soy capaz de hacer una introducción adecuada o algo que te sorprenda. Si estuvieras aquí, me regañarías por el montón de papeles arrugados que tengo en mi escritorio, en el estudio de mi padre.
He pasado toda la noche tratando de que esto sea perfecto. Aquí estoy, a punto de dañar la hoja número diecinueve, aunque si es necesario escribir en un cuaderno entero hasta que salga bien, lo haré. No me importa si parezco un poeta cuando no sé nada de eso.
Por ti, lo que sea, Charlotte.
Sé que no puedes verme, no puedes escucharme. Estoy temblando y gritando en frustración. Siento miedo mientras intento escribir. No tengo un guion, solo lo que mi corazón dicta; palabras sinceras que siempre quise decirte.
¿Cómo estás?
¿Estás cómoda?
Yo no lo estoy. No estoy bien ni me siento cómodo en absoluto. Hace algunas horas estuve cerca de ti. Te abracé y no sé si entendiste el mensaje oculto detrás de ese abrazo. Si no es así, tendrás que leer hasta el final para descubrirlo. No quieras ser sabia y bajar la mirada, lee por partes para comprender lo que siempre quise que supieras.
Charlotte, si estás leyendo esto solo puede significar una cosa: me he marchado. Supongo que estás confundida. Me fui sin decir adiós. Lamento haberme ido así. En esta carta he plasmado aquellas palabras que nunca pudiste escuchar, esas cosas que debí haber dicho antes y las tantas veces que quise pedirte disculpas.
Escribo estas líneas a modo de agradecimiento. No tuve el tiempo, o bien podría decir el valor, de decirlo en persona. Después de una pérdida significativa en mi vida, me volví muy temeroso de expresar lo que sentía. Intentaba callar para no resultar lastimado nuevamente.
Un día me preguntaste:
—¿Qué ves a tu alrededor?
—Oscuridad, dolor, tristeza —respondí sin dudar.
Lo cierto es que mi vida estaba sumergida en un profundo pesar y no veía ni sentía nada a mi paso. El tiempo me había marcado por completo y no de la mejor manera.
Pero luego llegaste tú, Charlotte, una chica inteligente, valiente e interesante, con la sonrisa más sincera. Eso me causó miedo. Las personas solían herirme con sus palabras, pero tú hiciste todo lo contrario. Nunca me juzgaste, parecías ignorar las opiniones de los demás y te acercaste a mí, derribando todos los muros que había levantado para ocultar mis temores.
¿Por qué, Charlotte?
¿Qué viste en mí?
¿Lo hiciste porque sí?
Siempre aparecías en los momentos más difíciles, como si hubiera una alarma de emergencia que te hiciera venir a mi encuentro, con la intención de rescatarme. No podía aceptar que una chica como tú, tan sana y hermosa, fuera el salvavidas de este tonto. Decía palabras feas en un intento fallido de alejarte. Al principio fue satisfactorio, debo admitirlo; creí que no volverías, igual que todas las personas a las que había tratado mal. Pero tú seguías ahí, tan cerca. Tu boca pronunciaba esas tres palabras que marcaron mi vida:
¡Cristo te ama!
Aquel día en el puente pensé que todo acabaría. Necesitaba terminar con el sufrimiento y elegí el camino más conveniente. Nunca traté de fortalecerme ni de atacar los pensamientos que hundían mi vida en la miseria.
Pero tú llegaste.
Llegaste y me gritaste que no lo hiciera, que yo era importante para tu Dios, que Él me amaba y podía renovar mi manera de vivir. Aunque no lo creas, definiste un antes y un después en mi vida. Sin embargo, preferí dejarlo todo y correr. Cuando nos familiarizamos con el dolor, resulta casi imposible creer que alguien pueda curar nuestras heridas.
Tú cambiaste esos pensamientos, Charlotte. Me hiciste apreciar el mundo desde otra perspectiva y lentamente reemplazaste mi modo erróneo de ver las cosas.
Ahora quiero vivir. Quiero que las personas importantes en mi vida sean felices. Quiero poder brindar una sonrisa sincera. Créeme, nunca había deseado algo con tanto fervor.
No mentí cuando te dije que empezabas a ser mi lugar favorito. No estaba exagerando. Cerca de ti me sentía menos abrumado. Cuando te veía, me olvidaba de mis problemas, y en esos momentos compartidos solo podía pensar en ti.
¿Por qué sentía que tú me entendías? ¿Cómo era posible sentirme tan a gusto a tu lado? ¿Por qué una charla contigo alegraba mi día completo? Aún trato de encontrar respuestas a todas estas preguntas.
He emprendido un corto viaje. Necesito encontrarme a mí mismo y cambiar lo que sé que está mal en mi vida. Necesito que el mundo sea un lugar que me brinde estabilidad, tanto física como emocional. Necesito convertirme en un lugar seguro para todos, especialmente para ti.
Charlotte, no sé si te diste cuenta, pero con tus actos, tu sonrisa genuina, la sinceridad que emanas, me has mostrado el verdadero color del amor.
Sí, habrá una próxima vez, Charlotte. Ya tendremos tiempo más adelante.
Se despide, Harlied Winkler.
Ah, no lo he olvidado. Lo dejé para el final porque eso hacen los escritores, ¿no? Poner lo mejor en la última línea.
¿Has escuchado que un abrazo expresa lo que a veces nuestras palabras no pueden?
Te extrañaré;
Es lo que quise decirte cuando mis brazos te rodearon.
Te extrañaré, con todo lo que tengo, Charlotte.
Y ahora sí;
Se despide, Harlied Winkler.
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El color del amor
RomanceAmor Una sola palabra que es capaz de provocar caos. Capaz de hacer de nuestras vidas algo diferente a lo que siempre creímos ser. Pero... ¿Qué es el amor? ... ¡Atención! Está completamente prohibido copiar, transmitir, retransmitir, transcribir...