- ¿Se puede saber qué pasa? –pregunto un poco enfadada por haberme despertado.
- Vístete, vamos a un sitio –responde Justin susurrando para que no nos oigan.
- ¿Tú estás loco? Ni de coña voy a irme en medio de la noche –respondo mientras intento cerrar la puerta, pero Justin me lo impide.
- Vas a venir, me lo debes ¿recuerdas? Y en respuesta a tu pregunta ¿A caso lo dudabas? –dice con aire de superioridad. Pongo los ojos en blanco, y me debato entre que hacer, pero al final accedo porque es verdad que se lo debo por lo del otro día. Entro en mi habitación, me visto y salgo.
- Por fin –dice Justin.
- No he tardado tanto, exagerado –respondo mientras cierro la puerta de la habitación sin hacer ruido.
- Si tú lo dices –dice sonriendo.
- ¿Me vas a decir a dónde vamos?
- Es una sorpresa.
- Venga ya, Justin dime a donde me llevas, si vas a matarme quiero saberlo –digo de broma. Ambos nos reímos ante mi ocurrencia.
Mientras bajamos por el ascensor pienso en lo que puede llegar a sorprenderte Justin, cada vez estoy más segura de que solo intenta aparentar ser el chico malo, que lo hace por algún motivo, pero en estos momentos puedes llegar a ver al verdadero Justin, el chico gracioso y protector, que te saca una sonrisa sin esfuerzo, el mismo que a medianoche te saca a rastras de un hotel y el mismo que con esos ojos derretiría a cualquiera.
También me fijó en lo alto que es, yo me considero alta y aun así me saca una cabeza, tengo que admitir que no es la primera vez que me fijó en Justin, cualquier chica con ojos lo haría, tiene unos ojos muy bonitos, es alto, y con la camiseta blanca que lleva ahora mismo se pueden distinguir perfectamente sus músculos y abdominales, además de que se le marcan las venas en sus brazos, cosa que me encanta, en ese instante Justin me saca de mi ensimismamiento.
- ¿Qué pasa? –dice Justin con una sonrisa pícara, él muy creído y jodidamente guapo, se ha dado cuenta de que le estaba mirando. Antes de que pueda responderle, se abren las puertas del ascensor, y nos dirigimos a la salida del hotel.
Justin me va guiando todo el camino, se maneja con bastante facilidad, como si no fuera la primera vez que ha estado aquí, tampoco me pasan inadvertidas las miradas de varias chicas cuando pasamos por su lado, obviamente miran a Justin, él parece no darse cuenta, y eso es lo peor, sin hacer absolutamente nada, llama la atención de cualquiera.
- ¿Ya has estado aquí verdad? –pregunto mirando a Justin.
- Chica observadora –comenta Justin devolviéndome la sonrisa.
- No me has contestado a la pregunta –digo, sabiendo que Justin está esquivando la pregunta, lo conozco lo suficiente como para saberlo, aunque tengo el presentimiento que hay muchas cosas que no sé de él.
- He estado aquí varias veces, porque mis abuelos por parte de madre viven aquí en San Francisco –responde intentando aparentar indiferencia.
- ¿Vienes a menudo a visitarlos? –pregunto casi en susurro, porque sé que es un tema delicado. A Justin se le tensa la mandíbula.
- A mi madre le encantaba está ciudad, pero desde que murió no he sido capaz de volver –dice con un tono apagado. Me gusta que sea capaz de sincerarse conmigo sobre esto, y sobre todo de que no lo hagamos a gritos como solemos hacer.
- Yo es la primera vez que vengo, pero es muy bonita –digo mientras observo la ciudad de mi alrededor.
- Ya casi hemos llegado –dice Justin cambiando de tema y de humor, ahora está más animado, decido no insistir con el tema, ya que la última vez no acabó bien, además de que es un avance el hecho de que me haya contado eso.
Un rato más tarde estamos en el puente de San Francisco, es impresionante, nunca había imaginado que fuera tan largo, mientras observo el puente y las maravillosas vistas, Justin se dedica a observarme con una sonrisa que no le había visto antes, podría decir que es sincera, genuina.
- Me encanta este sitio –digo todavía admirado el lugar.
- Sabía que te gustaría –responde con una mirada que sin duda le devuelvo, veo que saca algo de su bolsillo, son las galletas de la fortuna que compramos. Me pasa una galleta y los dos procedemos a abrirla.
El mensaje de mi galleta de la fortuna es Lucha por amor, no te rindas. El mensaje es muy bonito, no soy tan ingenua como para pensar que el destino ha querido que ese mensaje llegará a mí, son mensajes que pueden aplicarse a todo el mundo.
- ¿Qué te ha tocado a ti? –le digo a Justin, el cual ya se ha comido la galleta.
- No lo sé, ya he tirado el papel –contesta, aunque sé que si lo ha leído, supongo que no me lo querrá decir porque cuando las compramos me dijo que le parecían estúpidas.
Caminamos hasta la mitad del puente, donde nos paramos.
- San Francisco es genial, gracias por traerme.
Justin sonríe, mientras nos giramos para ver las vistas, noto su mano cerca de la mía, puedo sentir el calor que emana su cuerpo al lado del mío, con las luces de la ciudad iluminando sus ojos, parece un auténtico Dios griego, siempre lo parece, pero ahora más que nunca.
Justin se gira para decirme algo, y yo hago lo mismo, pero estamos demasiado cerca, sus ojos muestran algo que no consigo distinguir, estoy nerviosa y ni siquiera sé por qué, noto como me tiemblan incluso las piernas. Mi mirada pasa rápidamente de sus ojos a sus labios entreabiertos, él se muerde el labio como suele hacer siempre, y me encanta cuando lo hace. Pasamos unos segundos así, mirándonos, pero ninguno hace nada, es como si estuviéramos debatiendo que hacer; hasta que alguien choca contra mí haciendo que tambalee hacia Justin, este me sujeta, pero estamos muy cerca, demasiado cerca, hasta que él reacciona y se gira para ver quien me ha empujado, y gritarle unas cuantas cosas.
Veo la hora en mi móvil, son casi la una y media, deberíamos volver al hotel.
- Sé está haciendo tarde y mañana tenemos que madrugar –susurro, mientras espero la respuesta de Justin, se nota que hay una tensión rara entre nosotros.
- Es verdad, vamos.
El camino de vuelta, es un poco incómodo, pero Justin intenta hacer alguna broma para quitarle hierro al asunto, y yo se lo agradezco, subimos en el ascensor hasta nuestras habitaciones. Sinceramente, no sé que decirle.
- Gracias otra vez por lo de esta noche, San Francisco es muy bonita. –él se limita a sonreírme, ambos nos giramos a nuestras respectivas habitaciones, pero antes de entrar Justin se gira.
- Buenas noches Emma.
- Buenas noches Justin.
Al entrar a la habitación, me aseguro de no despertar a Betty, me vuelvo a poner el pijama, y me meto en la cama, sin embargo, no puedo dormirme, en mi mente se repite mil veces lo que ha pasado esta noche con Justin, no sé en que estaba pensando, mejor dicho no estaba pensando, no podía pensar con Justin a centímetros de mí con esos ojos que tanto me gustan, esa sonrisa, esos labios... Emma para –me digo a mí misma mentalmente.
Justin siempre ha sido un imbécil, y aunque no siempre lo sea, no quita las cosas que me ha dicho o la vez que fingió que no sabía de que hablaba cuando estaban sus amigos delante. Pero luego pienso en el verdadero Justin, ese que no siempre puedes ver, ese que solo se muestra de vez en cuando como esta noche, realmente no sé cual es el verdadero Justin, el imbécil integral o el chico que solo muestra eso por algún motivo que desconozco, sin duda, quiero averiguarlo.
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Only you
Teen FictionJustin, el chico malo, jugador de fútbol americano del instituto, y Emma la chica buena, comenzarán el instituto y tendrán que llevarse bien, pero Emma está convencida de que Justin no es así, no es tan capullo como él quiere aparentar... ¿Quién sa...