11

24.7K 1.7K 221
                                    

Kathya:

Te amo...

En todo momento mientras lo hacíamos, tenía miedo de arruinarlo y soltar esas palabras, así que aunque quisiera, yo misma me mordí la lengua para evitar decirlas.

Lo que había ocurrido con Mikhail y yo había en esa habitación había resultado todo un sueño, pero era real y aun si no lo era, no quería para nada despertar.

Me había entregado a él.

Al hombre que amaba.

Sin embargo aunque para mí era todo lo que deseaba, quizás para él era otra cosa y tenía miedo, mucho miedo que al despertar me dijera que solo me uso para olvidar todos los problemas que tenía y que rodeaban la muerte de mi hermana, así como su alcoholismo de los últimos meses.

Si realmente era eso, si Mikhail Vorontsova me uso esta noche, mi corazón no podría aguantarlo.

Estuve a punto de acobardarme e irme, no solo por él, sino por sentirme culpable.

Esta casa, esta habitación, esta cama y estas sabanas.

Este hombre...

Todo era de Irina y yo no quería para nada remplazar su recuerdo con el mío, no quería ni llegar a este, pero anoche...

Lo he deseado tanto.

Los ojos se me llenan de lágrimas y Mikhail abre los suyos, siento miedo y pánico mientras su mirada me examina.

—¿Qué sucede?.—Me pregunta moviéndose debajo de las sabanas, seguimos desnudos los dos.—¿No puedes dormir, Kat?

Para tranquilidad de mi corazón de su parte me sentí bien, al menos por un momento hasta recordar mi situación y mi lugar.

Sentí vergüenza.

Vergüenza por acostarme con él y por amarlo, por seguir en esta habitación.

—¿Kat?

Él se acomoda y las sabanas caen hacia su abdomen.

—Esto no está bien.

Sus ojos se mantienen mirándome fijamente.

—Mikhail, lo que hicimos...

—Ya basta.—Me pide.

Me detengo y lo observo en silencio.

—Pasó, Kathya. Te hice mía, supéralo, por favor.

No sabía como interpretar esas palabras, a la vez dura y a la vez tan ciertas.

—Ella ya no está.—Me recuerda y siento una punzada en el pecho.

—Todavía siento que está aquí y seguramente.—Niego.—Me odiaría mucho por lo que acabamos de hacer.

Su mirada se aparta.—Si a alguien odiaría seria a mí, Kathya.

Trago saliva.

—Así que no te sientas culpable porque yo no me arrepiento para nada y no tienes por qué sentirte culpable, la verdad es que ninguno.

¿Qué?

—¿De qué hablas?

Sus ojos me miran y solo lo dice.—Estaba embarazada.

Mis ojos se abren.

—Irina.

Me quedo en shock.

—Cuando murió, ella estaba embarazada.—Pronuncia otra vez.

Y yo no salgo de la impresión.

Niego, esto me hace sentir más culpable.

—Eso es peor, Mikhail, nosotros..

—No era mío.

Si las palabras antes me dejaron sin habla, ahora estoy peor.

Luego siento enojo, si está diciendo esto para hacernos sentir más culpable, yo...

Junto las cejas.—¿Cómo puedes decir eso? Irina era tu espo...

—No teníamos intimidad.—Me interrumpe y mis ojos se abren.—Ella y yo no éramos lo que tu creías, Kathya, hace tiempo que ella y yo no estábamos juntos.

No es verdad...

—Tenía dos meses de embarazo.—Me asegura.—Irina estaba embarazada, pero ese niño no era mío.

Esto no está pasando.

Tiene que ser mentira.

Irina jamás haría algo así, ella amaba a Mikhail.

Estoy segura.

—El hijo que ella llevaba no era mío, Kathya.








Dejemos el misterio hasta acá.

Nos leemos.

>>Yiemir.

Su Último Deseo (#7 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora