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Kathya:

Todo fue muy rápido.

Mikhail entro a la casa a causa del disparo y para entonces, Misha me tenía custodiada, con el arma apuntándome contra la cabeza.

El arma golpeo justo mi cien y sentí el aliento de Misha a mi lado.

—No des un puto paso más. —Le ordeno.

Tanto sus hombres con los de pocos que tenía Misha se apuntaron a la cabeza.

—No me obligues, Mikhail. —Le dice casi riendo. —Sabes que no importa el número de hombres cuando estoy ahora mismo apuntándole en la cabeza a la mujer que amas.

Los ojos se me llenaron de lágrimas cuando él me miro.

—Deja de apuntarle a la puta cabeza.

—Baja tu puta arma. —Le soltó Misha con un tono despectivo. —Todos bájenlas.

Mikhail no respondió, estaba con toda su atención en mí, lleno de preocupación.

—No sé qué está ocurriendo, Misha.

—Lo sabes muy bien, ahora bájala.

—Kathya es tu amiga.

—Como le hice saber a Kathya, las amistadas se acaban.

Senti dolor en mi pecho.

—Ahora deja de hablar y baja tu arma.

Mikhail estaba a punto de hacerlo, pero Misha era demasiado impaciente, le quito el seguro y me apunto.

Solté un corto grito.

—¡Esta bien!. —Le grita el, su voz colapsando. —¡Lo haré, joder!¡Solo.. deja..!¡Deja de apuntarle en la cabeza!

—Abajo ahora.

Mikhail traga saliva y veo su manzana de adán contraerse por el dolor, sus ojos tensados se ubican en mí y él se agacha dejando el arma en el suelo.

Lo mismo hacen sus hombres.

Misha suspira y deja de apuntarme.

—Ahora... —Sonríe. —¿Por qué no ponemos a Mikhail al día, Kathya?

Su Último Deseo (#7 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora