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Kathya:

—¿Qué coño está sucediendo? —Pregunta Misha entrando a la habitación, sus gritos crecen dentro de la habitación.

—La señorita no se siente bien. —Indica la mujer que me atendio.

Misha me observa con ambas cejas juntas.

—Tengo que usar el baño.

El sonríe. —¿Piensas que soy idiota? Sabes que Mikhail está por llegar.

—Creo que..

Misha frunce el ceño.

—Creo que estoy con amenaza de un aborto, Misha.

Sus ojos se abren.

—Solo te pido salir al baño, quiero salir .. necesito aire, me siento sofocada y me duele.

Se me acerca a mí.

—Necesito.

Me coge del brazo y me hace levantar de la cama, la mirada de Misha baja a mi vientre, sus músculos se tensan y su agarre sobre mí me aprieta.

Su mirada sube.

—Por favor...—Suplico.

No hay una reacción de su parte, mis ojos se llenan de lágrimas.

—Por favor, no quiero...—Mi voz se rompe. —No quiero perder a mi bebe.

Una maldición sale de sus labios, empuja mi cuerpo y caigo sobre la cama, sus ojos me miran furiosos.

—Si hago esto es porque no necesito la casa en movimiento justo ahora.

El corazón se me sale rápida.

—Llévenla a los servicios.

Arman se acerca a mí y me ayuda a levantarme, paso al lado de Misha y el me detiene por última vez, sus dedos cerrándose en mi brazo y su mirada en frente, sin hacer contacto visual conmigo.

—Si este es un truco...

—No lo es.

—Yo no soy quien saldrá perjudicado, así que no me importa.

Mi pulso se acelera.

—Si es un maldito truco, Kathya. —Señala mi estómago y mi cuerpo tiembla. —Voy a dispararte justo en el vientre.

Me trago el miedo.

—No es ningún truco, ya lo dije, necesito salir de la habitación o al menos ir al baño.

Sus dedos se aflojan y me suelta, Misha da la orden de que me lleven y me mira por última vez.








(*)











Tardo varios minutos dando vueltas dentro del baño y mi única salida es luchar saliendo de esa puerta o salir por la ventana del baño.

Una que está arriba de los urinarios y de no soportar mi peso, terminare causando un ruido fuerte.

Era arriesgarme o no y así lo hice.

Me senté sobre la tapa del baño e intenté abrir la ventana, la cual no parecía abrirse en décadas, la manecilla estaba oxidada, tan oxidada que mis manos se mancharon y un poco del metal podrido se terminó por salir.

Pero lo logre.

Con fuerza y usando la tela de mi ropa, logre moverla.

Ya salir por ahí fue otro tema, pero mis pies tocaron el pasto del jardín, el que iba afuera de la casa.

Me apresuré y pude haberme marchado, pero algo pasaba.

No había muchas personas dentro y fuera, no estaban custodiando, como si Misha quisiera a Mikhail para el solo.

¿Por qué?

Mis ojos se abrieron cuando lo vi la entrada y a Misha recibiéndolo.

Se dieron un apretón de manos.

Mikhail...

Mikhai está aquí.

Su Último Deseo (#7 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora