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Kathya:

—Me han dicho que no quieres cenar. —Me dice Misha luego de entrar a la habitación.

Me voy hacia la esquina de la cama retrocediendo y él pone los ojos en mi plato de comida intacto.

—¿No sabes que cuando estas embarazada debes alimentarte bien?

—No tengo apetito.

Misha niega con la cabeza. —Te hare tenerlo.

Se sienta cerca de mí y yo retrocedo por reacción, observo su rostro furioso. Entonces me coge del brazo y me trae hacia él, su mirada queda cerca a la mía.

—No me obligues a hacer que te lo tragues.

—Suéltame. —Le exijo forcejeando.

Logro escaparme de sus brazos y subo los pies encogiéndome.

—¿Así quieres ser madre o crees ser una buena madre para ese bebé?

Trago saliva y él sonríe.

—Que importa si soy buena madre, de todas formas, no vas a dejar que lo conserve.

—Chica lista.

—¿De qué va este juego de madre e hijo, Misha?

Él pone la mirada en frente, se levanta y señala mi plato.

—Volveré en una hora y quiero que te lo hayas tragado todo o si no te obligare a hacerlo.

Mi corazón se acelera.

—Y créeme, no te agradara.

Misha sale de la habitación y vuelvo a escuchar la cerradura.










(*)








Paso cerca de todo el día ideando algún método de escape, por la ventana o como bloquear a sus hombres para salir por la misma puerta, pero no importa lo que haga, no encuentro forma de huir de esto.

—Dejaste el postre. —Pronuncia Misha cogiendo la gelatina, mete la cuchara en la boca y prueba. —¿Estas segura que no lo quieres?

No respondo.

El deja la gelatina sobre la bandeja y llama a que retiren los platos, una mujer que no hace contacto visual conmigo, se lleva mi bandeja.

—Mikhail vendrá mañana.

Alzo las cejas.

—¿Qué estas tramando?

—No voy a matarlo aún, no si no me das motivos. —Me asegura. —Me ofrecí para ayudarlo a buscarte y...

Dios mío, me está buscando.

—Como el buen amigo. —Sigue con una sonrisa.

—Estas enfermo.

He dicho la palabra y no tardo en recibir una bofetada en mi rostro, el dolor se expande por mi cara, de arriba abajo, llevo la mano y cubro mi dolor volviéndome a él.

Sus músculos están tensados.

—Te dije que cuides tus palabras.

Permanezco callada después del golpe.

—Y mañana, más te vale que no hagas nada estúpido.

Su Último Deseo (#7 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora