Anciano

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Persefone.

Dos semanas y estoy empezando a notar que Alejandro es algo diferente a los demás, no lo he visto comer nada que no sea la comida que él prepara y de la cual no me deja comer.

-Catherine, ¿que estas mirandome?- Pregunta y no logro evitar sonrojarme al ver que he sido atrapada espiándolo.

-Eres raro- Digo y él me mira perplejo para luego sonreír levemente.

-Lo dice la chica que tiene un fetiche por el Dios del Inframundo- Se burla regalándome una sonrisa de niño inocente, una sonrisa que se podría clasificar como encantadora y en mi caso como sexy.

-No tengo un fetiche por ese idiota, presumido, raro e indeciso, es un tonto que no sabe lo que quiere pero si que viene a buscarme cuando me pierde, solo es un egocéntrico y pervertido...

Mis palabras se cortan y para cuando me doy cuenta estoy acostada en el sofá con Alejandro sobre mi, su mirada penetrante y con un brillo de deseo y lujuria hacen que me sienta extraña, es como algo familiar, algo que ya había visto pero en un hombre diferente.

-No digas cosas como esas Catherine, un pervertido podría aprovecharse seriamente de esa acusación- Me susurra al oído con voz profunda y me estremezco al sentir que muerde el lóbulo de mi oreja.

-Ha...¿Hades?- Pregunto al reconocer ese escalofrío que solo el Dios del Inframundo ha logrado despertar.

-¿Hm?, no, mi nombre es Alejandro... Luego dices que no tienes una obsecion por el dios griego- Agrega con una sonrisa burlona pero sin apartarse de mi.

-No es mi culpa idiota, tú eres el que no deja de recordarmelo- Lo regaño y él se ríe de manera burlona. -¿No sera que te gusta?- Pregunto con malicia y él me mira perplejo ante mis palabras pero lo que mas me sorprende es la sonrisa inocente que solo he visto en una persona ya que solo cierto dios griego ha sonreído de esa manera. Con una sonrisa inocente mientras cierra los ojos haciéndole ver adorable.

-Bueno, lo pintan muy guapo, no te culpo cuando te sientes excitada por él- Agrega sin borrar esa expresión tan encantadora como exótica.

-Idiota, mejor hablemos de otra cosa- Pido y él sonríe para luego dejarse caer sobre mi.

-No, este tema es bastante entretenido...

-Hades, no me fastidies- Lo interrumpo y él me mira confundido.

-Deja de llamarme...

-Si sigues mintiéndome juro que no volverás a verme- Lo amenazo y él me mira fijamente.

Veo como su piel empieza a tornarse azul y sus ojos pasan del azul al rojo, su cabello negro empieza a ponerse liso, sedoso y blanco.

-Idiota- Gruño al tiempo que lo aparto de mi para luego correr hacia mi habitación. -¡Ven aquí idiota!- Grito al ver que se ha quedado en el primer piso.

Hades entra de manera nerviosa y tímida, me siento en la cama y antes de que pueda decir o hacer algo él se arrodilla frente a mí.

-Kore, te perdono- Dice y casi le doy un golpe en su cabeza de sexy idiota.

-¡¿Estas ebrio?, no he hecho nada por lo que tengas que perdonarme!- Grito furiosa y él sonríe para luego sentarse junto a mi.

-Claro que si, me cambiaste por un humano y aunque suene estúpido me dolió. Eres cruel al abandonarme y sostener una relación con un mortal- Gruñe con el ceño fruncido mientras se cruza de brazos.

-Ese mortal eres tu, no eres razonable al culparme a mi por todo- Lo regaño y él solo me mira de reojo haciendo un ligero puchero que denota su vergüenza.

ACADEMIA DE DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora