❝Dónde Kuroo tiene un amigo especial❞
⚠ Warning ⚠
Kenma!mermaid
Palabras: 443
Se levantó de un salto de su cama y rápidamente salió de su cuarto, aún la luna podía verse en lo alto del cielo, pero eso no era impedimento para el pelinegro de calzarse las deportivas y tomar la maleta que había escondido de los ojos de su familia. Salió cuidadosamente de su casa y corrió por su bicicleta, colocó la maleta en el cesto y se subió poco después. Pedaleo tan fuerte como sus piernas pudieron, al punto que sintió calambres cada que daba un paso por aquel sendero que daba directo al mar, aquel lugar en donde le esperaba su compañero de juegos, un ser que a ojos humanos era tan perfecto e increíble, con características sobrenaturales que iban desde una cola hasta escamas que le decoraban gran parte de la cara, por no señalar aquellos ojos ámbar tan brillantes como el sol mismo. Tiró la bicicleta cuando la arena tocó la llanta de la misma y comenzó a desvestirse, revelando el traje de baño que llevaba con él. El frío le recorrió por la columna, poniéndole la piel de gallina, pero no le importó que pudiera darle neumonía. Metió la ropa dentro de la maleta y sacó las aletas de buzo de la misma, tratando de ser lo más rápido posible. Se giró cuando estuvo listo y entonces lo vio a él, aquel ser tan hermoso que le esperaba a unos cuantos metros dentro del mar, saludando con ambas manos por el aire, revelando la unión de sus dedos por medio de un tejido.
Corrió tanto como pudo con aquellas aletas y tan pronto como el agua le llegó a las rodillas, se adentró de lleno con un salto, dando brazadas hasta llegar a la misma altura que su amigo marino. El pelinegro había escuchado que las sirenas eran malas y perversas, con sentimientos tales como la envidia y el odio, pero para él; todo eso no era más que una falacia. Su amigo marino no era de esa manera, al menos eso era lo que creía. Por eso no se extrañó cuando su amigo le sonrió, tomando su brazo y arrastrando su cuerpo a las profundidades del océano. Él confiaba en que su amigo era diferente a todas aquellas cosas horribles que se decía de las sirenas. Aunque Kuroo no pudiera escuchar el canto de la sirena como advertencia, su corazón lo hizo, dejándose llevar por su amigo marino hasta lo más profundo del océano.
No volvió por la mañana como normalmente lo hacía, tampoco lo hizo la mañana siguiente a esa. La sirena nuevamente había jugado una de las suyas y ahora Kuroo no era más que burbujas.
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―❝𝔨𝔲𝔯𝔬𝔨𝔢𝔫 𝔬𝔫𝔢‐𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰❞
Fanfiction✎ ONE-SHOTS ̖́- ❛❛ Donde escribo relatos cortos del Kuroken❜❜ ❁ཻུ۪۪⸙͎ Primera parte de la serie de one-shots ̖́- ❀ Limite de 100 capitulos ❀ No hay relación alguna entre cada capitulo !¡ © rytzen ̖́‧