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❝Dónde los padres religiosos de Kenma casi lo pillan teniendo sexo con su novio problemático❞

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Smut | Mención de fetiche

Palabras: 760

Continuación del OS 06

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Continuación del OS 06.

Aguantó la respiración cuando no pudo liberar la tensión que su vientre había creado debido a la constante estimulación de la mano que le acariciaba por debajo de la falda, su miembro había sido obstruido con un fuerte apretón en la base que le hizo saltar en su lugar. Se mordió los labios cuando su cuerpo vibró ante la risa ronca que su chico pelinegro había soltado, al parecer le causaba satisfacción verle sufrir por no poder correrse.

—Disculpé maestro, no pude escucharle correctamente. —se burló Kuroo— ¿Podría repetirlo?

Asintió. Trató de mantener la compostura cuando las caderas de Kuroo se movieron de forma circular, jadeando en alto cuando su próstata fue tocada duramente. Se aclaró la garganta y cuando estuvo preparado para volver a repetir la explicación para la solución al problema matemático, sus cuerdas vocales atinaron a soltar un gemido agudo por las inesperadas embestidas duras que recibió sin avisar. Arqueó la espalda provocado por el tirón a su cabellera, podía sentir el ardor en sus hombros y cuello debido a las constantes mordidas y succiones que dio el pelinegro en aquella zona. Cerró los ojos cuando su próstata fue abusada nuevamente, realmente Kuroo estaba esforzándose en joderle el culo de la mejor manera.

—E-espera... ¡Kuro! —sollozó, el pelinegro volvió a reírse. —T-tienes que apurarte, p-pap- ¡Maldición!

—Bien, bien.

Aún con su miembro dentro de la entrada del menor, se levantó de la silla del escritorio y empujó con fuerza el torso contrarió para someterlo contra la fría y dura madera, sus pantalones negros bajaron por las morenas piernas de Kuroo hasta tocar la moqueta de la habitación de Kenma. Besó su espalda unas cuantas de veces para después arremeter fuertemente en las apretadas paredes del rubio, apoyó las manos sobre las contrarias que se aferraban al trozo de madera que se agitaba y rechinaba debido al constante vaivén que ejercían. La habitación fue llenada por los constantes gemidos de ambos, junto a la mezcla de jadeos y sollozos que soltaba Kenma, absortos en su acción placentera no escucharon cuando a la casa del menor llegó la familia Kozume en su auto familiar.

—Estoy apunto bebé, solo espera un poco más. —jadeó Kuroo, su vientre estaba tenso y podía sentir como aquella explosión tan esperada estaba por suceder. Kenma solo asintió, perdido en el placer que le generaba aquel enorme falo que entraba y salía de manera rápida de su culo, él también sentía que estaba por tener su deseado orgasmo; el cual estaba deseando tener desde que el estúpido chico sobre él jugó con sus pezones perforados hasta que se pusieron de un rojo chillón y le dolían. —¡Mierda!

Después de maldecir, el pelinegro aguantó la respiración cuando el semen salió libremente. Boqueó en busca de aire y dejó caer hacía atrás su cabeza, jadeando cuando la nube a la que había subido comenzaba a desaparecer. Kenma se mordió los labios cuando él también llegó a su preciado orgasmo, apretando los ojos debido a las millones de sensaciones que sentía; desde el semen saliendo de su entrada y bajando por sus muslos, hasta el sudor chorreando por su cuello.

—¡Kozume Kenma! —gritó su padre, se podían escuchar los pasos de su padre subir por las escaleras. Ambos se tensaron en su lugar, con los ojos abiertos como platos se miraron. Kenma empujó al pelinegro y este sin dudarlo se subió los pantalones junto a los calzoncillos para después correr a su lugar de escondite; el armario, el rubio se quitó la falda para después colocarse algún pantalón de pijama que encontró en su cajón (no sin antes tomar papel y limpiar el semen de sus piernas y abdomen) y la camisa que tomó de el cesto de ropa sucia, se peinó un poco el cabello y respiró hondo para proceder a abrir la puerta de su habitación.

—¿Qué sucede? —contestó, se encontró con su padre apunto de tomar la perilla de la puerta. Se aplaudió mentalmente por haber sido rápidos en su limpieza de escena. —Estaba haciendo tarea.

—Tu madre quiere que le ayudes a acomodar la compra. —mencionó, se creó un silencio incómodo en el que ambos hombres se miraron a los ojos.

—Vale, bajo en un momento. —dijo Kenma como última opción para que su padre se fuera. Miró al adulto asentir y darse la vuelta para bajar nuevamente las escaleras. El rubio cerró la puerta rápidamente y poco después salió Kuroo de su escondite. Ambos tenían la cara pálida y solo atinaron a reírse para después dejarse caer en la cama. Realmente estuvieron cerca.

―❝𝔨𝔲𝔯𝔬𝔨𝔢𝔫 𝔬𝔫𝔢‐𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora