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❝Dónde Kuroo sufre del síndrome de couvade.❞

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Kuroo!Alfa Kenma¡Omega | Yaku x oc

Palabras: 1011

—¿Dónde está el embarazado?—preguntó Yaku cuando llegó a la casa de los Kozume, siendo recibido por Kenma con su pequeña panza de tres meses y medio

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—¿Dónde está el embarazado?—preguntó Yaku cuando llegó a la casa de los Kozume, siendo recibido por Kenma con su pequeña panza de tres meses y medio. Se adentró buscando al pelinegro con la mirada, encontrándolo con un bowl de fresas con crema y la boca atascada de la misma.—¡Aquí está!—se burló.

—No molestes, idiota.—gruñó el alfa.—Akira-chan, tu esposo me está molestando.

—Cariño, por favor.—Le advirtió con una mirada que parara con eso, el castaño claro solo rodó los ojos y se dejó caer en el sofá junto al pelinegro.—Kozume-san, felicidades por el futuro nuevo integrante.

Kenma sonrío incomodo ante la formalidad de la mujer hacía su persona, pero aún así agradeció por ello. La guío hacía la sala en dónde se encontraban los otros y le indicó que podía tomar cualquier snack que se encontraba en la mesa, ésta le agradeció en silenció; negando la invitación con la mano.—Me sorprende que estés aquí, Yaku.

—Exacto, pensé que estabas en Venecia de vacaciones.—habló el pelinegro cuando terminó de masticar las fresas.

—Así era.—afirmó el castaño claro, se inclinó para tomar unas cuantas almendras de un tazón que había y le ofreció a su esposa, quien tomo unas cuantas y se las llevó a la boca.—Pero algunas cosas internas de la empresa han salido mal, tuve que volver antes de lo deseado.

Dejó el tazón en la mesa después de comer unas cuantas, y le arrebató las fresas con crema al pelinegro quien gruñó molesto ante esta acción.

—Oye, no puedes quitarle el antojo a un embarazado.—

—¿O qué, el hijo que carga Kenma en su vientre tendrá la cara en forma de fresa con crema?—se burló.

Kuroo chistó y se dirigió a su esposo:—Rápido cariño, trae el veneno antes de que ésta rata calva huya.

Ambos se enfrascaron en una pelea verbal, en las que palabras difíciles como trabalenguas salían de sus labios. Akira observó confundida la pelea, recapitulando mentalmente como había escalado de esa manera la situación; tomando con sorpresa el tazón de fresas con crema que Yaku le tendió con una frase de "toma el tazón, cariño. Esto se pondrá feo" cuando Kuroo le soltó "enano de jardín con carácter de ano mal follado".

—Akira.—le llamó Kenma, captando su atención.—Quería pedirte ayuda con algo.

—¡Claro!—le sonrió la de pelo corto, levantándose de su sitió cuando Yaku tiró el primer zarpazo al pelo negro de Kuroo y comenzó a tirar de él—¿Qué sucede?

—Ya que eres diseñadora de interiores, quería pedirte tu opinión sobre unas cosas del cuarto del bebé.—le empujó con cuidado hasta una de las habitaciones que guiaba el pasillo principal, abriendo aquella que tenía una gran letra M pintada de azul en la madera blanca.—Tú tienes una opinión más válida que la de Kuro.

Akira se sorprendió ante las cuatro paredes pintadas de azul cielo, con unas cuantas nubes diseñadas en una de las paredes; decorada con muebles claros que combinaban con el suelo de madera. Pasó la mano por la cuna, eliminando un poco de polvo en el proceso; sin duda alguna su vientre se apretó con el deseo de ser ella quien tuviera que decidir esas elecciones con un bebé dentro.

—¿No deberían ser las paredes amarillas?—recordó la mujer.

—Kuro tuvo un sueño raro con nuestro bebé, dijo que era un hermoso niño parecido a mi.—dijo con una sonrisa, tomando un par de trajes que estaban amontonados en una silla y doblando correctamente estos, después los colocó en los debidos cajones de aquel armario equipado con una camita encima para cambiar al futuro bebé ahí.—En la mañana no paró de llorar de la emoción, aunque solo fue un sueño. Pero decidí confiar en él, después de todo es solo un color.—Akira asintió levemente.

—¿Qué dijo el doctor que tenía Kuroo-san?—preguntó, tomando la ropa también y comenzando a imitar las acciones de Kenma.—¿Es peligroso?

—Para nada.—respondió.—Entendí poco, pero era algo como que este tipo de cosas sucedían en los padres de familia que tenían un lazo fuerte entre ellos. El alfa dentro de él está sufriendo los malestares del embarazo.

—¿Malestares?—.alzó una ceja con un deje de duda.

—Sí—Alzó las manos para enumerar los síntomas.—Las nauseas matutinas, antojos en la madrugada, mareos...

—Vaya, pobre de Kuroo-san.—torció los labios en una mueca preocupada.

—Bueno, yo soy el que expulsara el cuerpo de un cachorro.—bufó.—Kuro estará bien con esas cosas minúsculas. —Akira se rio levemente, causando una sonrisa en el castaño.—La verdad es que no tenía ninguna duda sobre la habitación, pero te noté fuera de lugar con la pelea de esos idiotas.

—¡No hay problema!—se apresuró a decir.—Me sorprende ver esta cara de mi marido, siempre está con un rostro fruncido por los temas de la empresa y verle tan cómodo aquí me hace pensar que tengo una imagen errónea de él.

—Claro, nunca terminamos de conocer a nuestras parejas—murmuró pensativo.—Pero si hay algo que no te gusta debes decirlo, que seas su esposa no significa que debas aceptar cada cosa de él.

—Estamos bien, Kozume-san—respondió con las mejillas rosas. 

—Entonces estoy bien con Yaku.—sonrió con burla.

La puerta fue tocada y abierta en ese mismo momento, se asomó la cabeza despeinada de Yaku quién tenía el rostro pálido.

—Vamos gnomo, no tenemos todo el día.—gritó Kuroo desde atrás, abriendo la puerta del todo y dejando ver el pecho desnudo del más bajo.—Kenma, ¿No tendrás una camisa que prestarle a Yaku?

—Uh, claro.—susurró desconcertado.—¿Qué sucedió?

—Al parecer las feromonas de Yaku me provocan nauseas, vomité encima de él.—respondió sin más, empujando al castaño claro a la habitación principal para tomar una camisa de su esposo.—Pero no te preocupes, fue solo en él.

—Aún así, tendrás que limpiar su camisa.—dijo Kenma, siguiendo al par de desastrosos que desaparecieron por el pasillo.

Akira se quedó ahí, con una sonrisa de oreja a oreja por la cómica situación; aunque también un poco asquerosa, si pudiera decir. Soltó un suspiro, terminando de doblar la ropa y salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado.

—Sin duda alguna Yaku-san tiene unas amistades maravillosas—susurró a la nada.



―❝𝔨𝔲𝔯𝔬𝔨𝔢𝔫 𝔬𝔫𝔢‐𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora