❝Dónde Kuroo tiene problemas para dormir debido al calor❞
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Mención leve del Bokuaka | +18
Palabras: 1895
Especial por el cumpleaños de Bokuto.
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Se removió incómodo sobre el lugar en el que estaba, se dio media vuelta encontrándose de lleno con el rostro dormido de Bokuto, quien comenzaba a tirar baba de la boca. Se giró nuevamente, buscando comodidad y descanso, pero solo se encontró con la frustración misma. El cuarto del peliblanco era un horno, el otoño estaba en sus momentos más fríos y las paredes de concreto del edificio recién renovado no ayudaban a que el calor se mantuviera en el mediano apartamento del chico de ojos amarillos; siempre supo que era un tío friolento, pero no sabía al punto de dormir con tres cobijas gruesas, ropa abrigadora y una estufa pegada a la cama. Tetsuro había pasado por la etapa de calor desde la primera vez que se levanto, con el cuerpo pegajoso por el sudor, la segunda etapa se llevó sus calcetines y camisa, la tercera se llevó su pantalón y la quinta actual había sido la definitiva; quitando de encima las cobijas y parándose de la cama.
—última vez que duermo con Bokuto.—susurró despeinando más sus cabellos cortos. Sintió la boca pastosa y decidió salir con cuidado de la habitación calurosa a por un vaso de agua helado, sin duda alguna quería sentir la sensación de el agua fría bajar por su garganta hasta terminar en su estómago, necesitaba sin duda alguna el frescor de eso.
Se tropezó con los zapatos de Bokuto regados en el piso, se aferró a la pared antes de caer y maldijo en alto el desorden ajeno en el proceso de su salida. Tenía un objetivo claro, así que nada más llegar a la cocina, tomó lo primero que vio que pudiera contener un liquido dentro y abrió el grifo, esperando que llegara al tope del recipiente para cerrarlo y comenzar a beber de un tirón. Dio un respingo en su lugar cuando sintió unos brazos abrazarle desde la espalda, no necesitó girarse para saber quien era cuando notó algunas uñas pintadas en las manos ajenas; se tranquilizó de inmediato, siguió bebiendo del agua sin importar que la misma mojara su pecho al caer y cuando terminó dio un suspiro de satisfacción.
—¿Qué haces despierto?—habló Kuroo aun sin girarse, tomando la esponja y jabón para lavar el recipiente usado. Solo recibió en su espalda la caricia de la cabeza ajena restregarse contra él, suspirando el aroma del cuerpo semi-desnudo delante de él.—¿Kenma?
Entonces Kenma se restregó contra su trasero, una dureza contra sus glúteos cubiertos por la tela elástica de los calzoncillos de Kuroo. Tragó duro, sintiendo la calentura burbujear desde el fondo de su interior.
—No pude bajarla.—Confesó Kenma después de ronronear, restregando su entrepierna contra el trasero y muslo del pelinegro.—Estaba en el baño tratando de calmarla, pero no podía correrme.
