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❝Dónde Minji es un mal cuidador, pero no más que Kenma❞

Palabras: 553

"Hoy llegaremos un poco tarde, cuida de tu hermana

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"Hoy llegaremos un poco tarde, cuida de tu hermana."

-Papá

Minji miró a la mocosa en el suelo, le arrojó unos cuantos juguetes que había arriba del sofá para que se entretuviera jugando y se dedicó a jugar con la consola de videojuegos. Sabía que no vendrían temprano ya que posiblemente todo estuviera cerrado y agotado; Japón tenía la mala costumbre de acabar con todo.

—Quiero ir al bayo. —balbuceó su hermana. —Llévame.

—Tienes dos piernas y tu propio baño, puedes ir tu sola. —se quejó el peli azul, apretando con más rapidez los botones de la consola. —Estoy ocupado ahora mismo, ¿No lo ves?

—Papá me lleva al bayo.

—Yo no soy papá.

Tuvieron un duelo de miradas algunos minutos hasta que Minji le enseñó la lengua y volvió a retomar su partida. Haru se paró por si misma con cuidado y corrió al baño principal para hacer sus necesidades.

(...)

No supo cuando se quedó dormido, simplemente recuperó la conciencia cuando sintió unas suaves palmaditas en la cabeza intentando despertarlo. Cuando abrió los ojos se encontró con los ojos de su papi viéndolo de cerca, su frente fue besada y le susurró que se levantará para cenar. Se estiró hasta que sus extremidades dolieron y se talló los ojos para quitarse la nubosidad en su vista, caminó hasta la cocina para tomar uno de los platos que había sacado su papi cuando escuchó un grito provenir desde el pasillo.

—¡¿Cómo entraste ahí?!—gritó Kuroo.

Cuando el par se acercó a ver se encontró con el pelinegro con las rodillas pegadas al suelo y tratando de tirar algo. Kenma se acercó más, preocupado de la situación y se cubrió la cara con su sudadera para evitar soltar la carcajada. Su hermana tenía los pantalones y bragas por los tobillos, más no solo eso, si no que tenía la cabeza atorada en lo que parecía el asiento de su inodoro. La niña en su desesperación de no poder sacarse eso de la cabeza y que su hermano no atendiera cuando le gritaba desde el baño, salió cuando escuchó a sus padres y ahora solo quería llorar.

—¡Minji! ¿no te pedí que la cuidaras? —le miró por encima de los hombros enojado. —Cariño, ¿qué sucedió?

Haru miró a su hermano, éste le hizo señas con las manos para que no dijera nada y miró a su padre, así consecutivamente. —Me caí. —terminó por decir la infanta.

Kuroo buscó ayuda en su esposo, pero éste había corrido a la cocina para reírse libremente. —¿Si quiera eso está limpio?

—...No.

Los tres escucharon nuevamente una estruendosa risa viniendo de la cocina. Kenma se estaba partiendo de risa, se sentía culpable de hacerlo, pero le era imposible no parar de reír. Después de que el pánico de Kuroo bajará considerablemente ya que no paraba de repetir "tenemos que llevarla a emergencias, tiene atorado eso en la cabeza", Kozume buscó entre sus herramientas algo para cortar la pequeña taza de baño que tenía entre el cuello y la cabeza.

—Ahora eres libre, bebé.

—Nada de eso, le daré un baño porque estoy seguro de que se ha mojado con orina. —Kuroo la tomó del brazo para guiarla al cuarto de servicio y así darle su merecido baño de agua caliente.

Un día de estos Kuroo se volvería diabético.

―❝𝔨𝔲𝔯𝔬𝔨𝔢𝔫 𝔬𝔫𝔢‐𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora