Capítulo 11

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¿Cómo terminamos así?

Era una buena pregunta, pero no tenía respuesta.

Aunque tampoco me molestaba.

En realidad, estaba bastante cómodo.

Procuré centrarme en la pantalla. Por suerte no era necesario que vea los botones del mando, ya que la posición me lo impediría.

Estaba sentado en el piso, apoyado contra el sofá, con mis brazos rodeando la cintura de Lit, que estaba sentado entre mis piernas, apoyado contra mi pecho.

No recordaba el nombre del juego que estábamos jugando, habíamos escogido uno al azar y habíamos empezado a jugar sentados en el sillón. No sé como terminamos así.

Me acomodé mejor, apoyando mi barbilla en el hombro de Lit. Lo sentí estremecerse.

—No se vale, me desconcentraste. —se quejó Lit al ver que había perdido.

Reí.

—En ningún momento hice nada. Y vos decidiste jugar en contra y no en equipo. —me defendí, observándolo hacer un puchero.

Una vez que volvimos del hospital, nos pusimos a viciar un rato, pedimos una pizza en medio y volvimos a viciar, algo que era normal cuando éramos adolescentes, pero jamás nos habíamos acomodado de la forma en que estábamos acomodados.

—Revancha. —pidió, probablemente haciendo un puchero.

Rei, pero le concedí la revancha.

Seguimos jugando, hasta que nos aburrimos. Lit se puso a buscar algún juego interesante. Yo me acomodé mejor, destensando más mis músculos, siendo más consciente del calor que manaba el cuerpo de Mauro.

Cerré mis ojos y dejé mi mente en blanco.

Podría haberme dormido tranquilamente.

—No encuentro nada... —susurró Lit, sacándome de mi ensoñación.

—Entonces dejémoslo ahí por hoy. —propuse.

Rato después, la televisión estaba apagada y los dos seguíamos en la misma posición, con un cómodo silencio entre nosotros.

Sentí las manos de Lit posicionarse sobre las mías.

Me centré en el calor que me transmitían y en la suavidad de su piel.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así.

Solo cerré mis ojos y me perdí un rato, hasta sentir su mano acariciar una de mis mejillas. Abrí lentamente los ojos, observándolo girar su rostro y mirarme fijamente.

Estábamos a milímetros.

Rocé nuestras narices, mirándolo a los ojos y tratando de descifrar qué era lo que pensaba.

Su mirada se deslizó a mis labios, y no necesité más para acortar la escasa distancia y besarlo.

Mi mano se deslizó a su nuca mientras sentía como sus labios se acoplaban a los míos, siguiendo el ritmo del cuidadoso beso.

Los mandos quedaron abandonados mientras Lit se acomodaba a horcajadas sobre mi regazo, y yo colocaba mis manos en sus muslos, acariciando con suavidad.

Aproveché que lit entreabrió sus labios para colar mi lengua entre estos, juntándola con la suya, iniciando una danza tranquila pero placentera.

Nos separamos para respirar, pero pronto estábamos besándonos de nuevo.

—Cogeme, Mati... —murmuró Mauro entre beso y beso.

No estaba en mis planes, pero tampoco pensaba quejarme.

S.L.U.T. [Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora