S.L.U.T. [Litcko]

Epílogo

[1 año después]

Pov. Mauro

―Por Dios, como amo las LED. ―solté, entrando a la pieza y tirándome boca arriba en la cama. La pieza estaba a oscuras, con las LED en tono violeta. Simplemente me encantaba ver nuestra habitación así.

―Creo que ya me lo dijiste unas 365 veces. ―se mofó Mati, yendo a abrir el armario.

―Bueno, perdón por decir todos los días que me gustó tu regalo. ―dije, virando los ojos.

Mati rio, y sentí como tiró algunas cosas a la cama, seguro ropa para ponerse después del baño.

―Quiero coger, Matiii, es nuestro aniversario y ni cogimos todavía. ―suspiré.

―Íbamos a coger ahora, pero a alguien se le ocurrió tirarme encima una copa de vino mientras mirábamos la peli. ―se quejó.

―Ya te dije que fue un accidente. ―me disculpé, incorporándome para verlo mejor, acostándome boca abajo ahora.

Me miró con algo de diversión.

―Bueno, si queres, venite a la ducha. ―ofreció, tomando su muda de ropa y pasando por al lado mío, dejándome una nalgada de camino.

―¡Voy! ―respondí al instante, simplemente tomando una toalla del armario antes de seguirlo a la ducha, viendo la ropa que dejó tirada de camino a esta, lo que inevitablemente me hizo soltar una risita.

Llegué al baño y Mati ya estaba bajo la ducha.

Cerré la puerta una vez terminé de entrar, colgué la toalla y empecé a retirarme la ropa.

―Si tardas tanto vas a entrar cuando yo termine. ―advirtió.

―Boeh, el precoz Johnson te dicen a vos ―me mofé, terminando de desvestirme y entrando a la ducha―. Entonces, ¿Se me tiene que caer el jabón o podemos emp...? ―los labios de Mati me interrumpieron.

Sonreí sobre sus labios y correspondí el beso, rodeando su cuello con mis brazos, sintiendo el agua caliente chocar contra mi cuerpo.

Sus brazos rodearon mi cintura, pegando nuestros cuerpos mientras nuestras lenguas y dientes jugueteaban entre los besos que compartíamos.

Una de sus manos empezó a deslizarse por mi espalda baja, deteniéndose a apretar uno de mis glúteos antes de tantear mi entrada.

Parece que estaba tan desesperado como yo.

Alcé una pierna, rodeando con esta su cadera, facilitándole un poco el trabajo.

Ingresó dos de sus dedos, obligándome a romper el beso y jadear, prácticamente contra su oído. Agradecí mentalmente que me estuviera sujetando de la cintura con su brazo libre, porque no estaba seguro de haberme podido mantener en pie sino.

Sus dedos se abrían y cerraban en forma de tijeras en mi interior, mientras yo repartía besos y mordidas suaves por su cuello, dejando alguna que otra marca.

Así, entre jadeos y suspiros de ambos, terminó de prepararme.

Retiró sus dos dedos, dejándome con una molesta sensación de vacío, que detestaba, pero que sabía que pronto iba a ser saciada.

Las manos de mi novio se deslizaron a mis muslos, y pronto estaba manteniéndome sujeto contra la pared de la ducha, entrando en mi interior sin mucho cuidado.

Eché mi cabeza hacia atrás, dejando escapar un gemido desde lo profundo de mi garganta, clavando un poco mis uñas en los hombros de Mati, que besaba y mordía suavemente mi cuello, estimulándome aún más.