Extra II (1/2)

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Pov. Valentín

Solo es un 7 minutos en el paraíso. 

Nada más. 

No va a pasar nada.

Tengo que calmarme y dejar de temblar.

A la mierda, voy a estar encerrado 7 minutos con el pibe que me gusta y podemos hacer lo que queramos, tengo derecho a estar nervioso.

Solo espero no hacerme ilusiones, aunque sea más probable que no pase nada.

Observé a Teo caminar aparentemente relajado, con las manos en los bolsillos, adelante mío.

¿Como mierda podía estar tan tranquilo?

"Sos vos el que está enamorado, no él, pelotudo", me recordó una vocecita en mi cabeza, que por razones desconocidas sonaba como Dani. En fin, el subconsciente, no lo entenderían.

—Y.. ¿Qué hacemos? —preguntó Teo una vez en la habitación de Dani, ya estando los dos encerrados.

"Por mi, todo", respondí en mi cabeza.

—No sé, ¿Qué querés hacer vos? —desvié, llevando mis manos a mis propios bolsillos, tratando de lucir calmado.

El hizo una mueca.

—Por algo te pregunte, wacho. —respondió.

—Pero no sé qué hacer así que te pregunté a ver si se te ocurría algo, gil. —bufé.

—Y, no se me ocurré nada, así que carajo hacemos, ¿Jugamos a las barbies? —preguntó irónicamente.

—¿Dani tiene barbies acá? —cuestioné confuso.

Y él se rio.

Madre de Dios, ¿Como puede ser tan perfecto?

—Y qué sé yo, es la primera vez que entro acá gil.

—A ver, fichemosle la pieza. —propuse, observando sus ojos brillar como un nene que está por cometer una travesura.

Entre los dos empezamos a revisar su cuarto; libros, objetos random, el armario...

Esperen, ¿Tenía una revista porno en el armario?

Me agaché a juntarla.

—Che, Teo, mira esto. —llamé, incorporándome y girándome a verlo, encontrándolo a tan solo centímetros de mi.

Tragué en seco ante tal cercanía. Nos vimos fijamente a los ojos. Tragué en seco, manteniendo el contacto visual, con los nervios a flor de piel, sintiendo los iris café de Teo analizarme.

No supe qué hacer. ¿Tenía que acercarme o alejarme? ¿Quedarme quieto? Bueno, la última la estaba haciendo involuntariamente.

Lo observé relamerse los labios, y mis nervios solo incrementaron.

Su mano subió hasta mi mejilla, e involuntariamente acerqué mi rostro a la misma, sintiendo un estremecimiento recorrer mi cuerpo ante el contacto, estremecimiento que se repitió cuando sus dedos viajaron a sujetar mi nuca.

Y antes de percatarme, sus labios estaban sobre los míos.

No lo pensé, cerré mis ojos y correspondí, sintiendo su mano libre sujetar un costado de mi cintura.

¿Y yo? Yo no sabía donde poner mis manos, apenas asimilando que finalmente estaba besando a Mateo y que se sentía tan bien como lo había imaginado, incluso mejor.

Sus labios iban seguros sobre los míos, pude sentir incluso su lengua acariciar mi labio inferior, lo cual tomé como un mensaje, cediéndole paso a mi cavidad bucal.

S.L.U.T. [Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora