Capítulo 7

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[2 años atrás]

Suspiró con pesadez, relamiéndose los labios y pensando bien lo que iba a hacer. No quería discutir con Lit, pero era necesario.

Retuvo el aire y tocó el timbre de la casa del castaño, esperando pacientemente a que le abriera, aunque en realidad una parte de él deseaba que no le abriera nunca.

Pero le abrió.

No se esforzó en sonreír, incluso evitó hacerlo, aunque era difícil cuando el menor le sonreía de esa forma tan tierna y contagiosa.

—Hola, Pau, pasa. —saludó el menor, haciéndole un gestito, siquiera esperando a que el rubio entrara para ir a su habitación, algo normal considerando la cantidad de veces que se juntaban.

Ya la casa de Lit era su segunda casa. Y tenía miedo que dejara de serlo.

Cerró la puerta después de ingresar y siguió a Lit hasta su habitación, donde este le entregó sus llaves y billetera.

—Me di cuenta que los dejaste solo por tu mensaje. —admitió el castaño con diversión, sentándose en la cama tipo indio, esperando que Paulo hiciera lo mismo, así se acomodaban de frente y hablaban cómodamente, como siempre.

Pero no pasó. Y eso lo preocupó.

—¿Paulo? —preguntó con confusión el menor.

—Ya sé que te acostaste con Duki. —dijo finalmente el rubio, observando al menor palidecer.

Claro que lo que le molestaba no era que se hubiera acostado con él, sino que lo hizo por plata, pero esperaba que el mismo Lit se lo contara.

—E-escucha, Paulo, en serio lo siento —murmuró Lit, mordiéndose el labio inferior—. Sé que soy un amigo de mierda, que mínimo debí contarte... Pero te juro que es solo sexo, no hay nada de por medio, en serio. Jamás estaría románticamente con él, y si te molesta te juro que dejo de hacerlo, pero...

—No me molesta que te hayas acostado con él —interrumpió Paulo, recibiendo una mirada confusa de parte del menor—. Tampoco me molesta que no me hayas contado, entiendo por qué... —lo miró a los ojos— Pero sí me molestó saber que lo hiciste por dinero, ¿Ese era el dichoso adelanto del que me hablaste? —preguntó con clara molestia, observando la sorpresa en los ojos ajenos, como su cuerpo se tensaba.

Se quedaron en silencio un largo rato, hasta que finalmente Lit asintió con suavidad.

—Si, te mentí, no me dieron ningún adelanto en el trabajo. —confesó el castaño.

Nuevamente se quedaron en silencio un largo rato, y Paulo se impacientó.

—¿Y bien? —preguntó Paulo.

—¿Y bien qué? —cuestionó Lit.

—¿No me vas a explicar por qué mierda estás cobrando por algo así? ¿En qué momento te pareció buena idea? —preguntó el rubio, con clara molestia.

Lit lo observó atónito, pero finalmente se levantó, y Paulo pudo ver sus ojos teñidos con molestia.

—¿Me estás jodiendo, Paulo? —preguntó— Creo que es obvio porque lo estoy haciendo —respondió—. Porque en el trabajo de mierda que tengo me dan con suerte para pagarme la comida. Con el dinero que gano simplemente teniendo sexo logro pagar todo, incluidos los remedios de mi vieja.

—Pudiste haberme dicho que estabas teniendo problemas. Podríamos haber encontrado otra forma que no fuera esta —replicó Londra—. ¿Entendes que te estás prostituyendo, Lit? —preguntó Paulo, con clara molestia.

—Si, Paulo, así se le llama a cobrar por tener sexo —respondió irónicamente el castaño—. Y no entiendo cual es el puto problema, ni que no lo disfrutara o algo.

—Eso no tiene nada que ver, Mauro —espetó Paulo, ya completamente molesto—. Tenes que dejarlo.

Lit rio.

—¿Y vos quien te crees que sos para decirme que hacer? —preguntó, con falsa diversión— Es mi cuerpo y yo hago lo que se me cante con mi cuerpo, Paulo. Que seas mi mejor amigo no te da derecho a decirme que hacer o que no.

Londra quedó boquiabierto. Sentía que estaba discutiendo con un desconocido.

Ese no era Mauro. No era su Mauro.

—Tenes razón —respondió—. Pero me da el derecho de preocuparme por vos, y lo que estás haciendo no va a terminar bien, Lit.

—Mi vieja no va a terminar bien sino hago esto. —respondió, ligeramente más calmado, pero completamente seguro de lo que decía.

Paulo iba a seguir hablando, pero no lo hizo. Apretó los labios, y le dio esa mirada, esa mirada de completa decepción, que Mauro no pudo pasar por alto.

—No sé quien mierda seas, pero vos no sos mi mejor amigo.

Aquellas palabras del rubio fueron como una puñalada en el pecho. Las lágrimas se empezaron a acumular en las cuencas del castaño, pero el orgullo le impidió derramarlas.

Una parte de él le gritaba que corriera a abrazarlo y dejara el orgullo de lado, que dejara de hacer lo que hacía, pero la otra se lo impedía.

Necesitaba hacerlo, porque no tenía otra forma de ganar tanto dinero sin ello, y sin ese dinero, su viejita se podía morir.

—Entonces sería mejor que te vayas —respondió Lit finalmente, y pudo observar como Paulo apretaba nuevamente los labios—. Conoces la salida. —dijo simplemente.

Paulo pareció querer decir algo más, pero solamente se dio la vuelta y se fue.

Mauro apretó los puños, sintiendo las lágrimas bajar por sus mejillas.

Se mordió el labio inferior, tratando de no dejar escapar ni un sonido, pero en el momento que escuchó la puerta de entrada cerrarse, un sollozo lastimero escapó de su garganta, acompañado de más y más lágrimas.

Su pecho dolía incluso más que cuando se enteró de la enfermedad de su madre.

Al menos en ese momento no había perdido a nadie.

Pero ahora, acababa de perder a su mejor amigo.

Y temía no poder recuperarlo.

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N/a: Y hasta acá el capítulo.

La verdad la segunda edición no le presté mucha atención así que perdonen si hay algun error, traposhis.

Y bueno, la verdad no tengo demasiado pa' decir.

El próximo capítulo lo saco mañana <3

Espero que les haya gustado, bbtoides.

Atte. Liam

S.L.U.T. [Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora