Capítulo 17

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Pov. Mauro

—¿A quienes invitaste? —preguntó Mati, llegando al lado mío y dándome una suave caricia en la espalda.

Me relamí los labios y me acurruqué un poco contra él. Sabía bien que andaba muy pegajoso, pero simplemente no podía evitarlo.

—A varios amigos que ella tenía en el hospital... A Valen... —suspiré— También avisé a varios de sus contactos, a una tía... —me acurruqué más contra Nacho— Y a Paulo...

Mati se quedó en silencio y simplemente me abrazó.

Los del hospital y Valen ya me habían confirmado que asistirían al velorio y funeral, algunos viejos amigos de mamá también, de mi tía no había rastros y Paulo me había dejado en visto, aunque nada de todo eso era sorpresa.

Era más que probable que Paulo estuviera decidiendo que hacer, y eligiera lo que eligiera, estaría bien.

—Deberíamos arreglarnos, ¿Te parece? —preguntó, mimándome con suavidad y cariño.

Solté un suave sonido en forma de asentimiento, pero me quedé en sus brazos un rato más. La verdad, no quería soltarlo en ningún momento, me sentía seguro y cálido en sus brazos, como si todo estuviera bien.

Además, una parte de mi quería aprovechar que podía tenerlo ahora. Tenía miedo de perderlo, o de no poder estar en sus brazos por otro mes y medio.

Realmente necesitaba sus brazos rodeándome en este momento. En este momento y en todos.


[...]


El funeral había terminado, y lo único que quería era irme, estar solo o en los brazos de Mati.

Me había cansado de los viejos amigos de mi madre diciendo lo mucho que la querían cuando ni una vez la habían visitado en el hospital.

También, me había cansado de las miradas de pena, mayormente de los amigos de mi madre del hospital. Entre ellos, un hombre con el que había empezado a salir hace unos meses. Yo lo conocía, pero habíamos hablado pocas veces, ya que él prefería dejarnos solos cuando iba a visitarla. Los dos se habían conocido una vez que él fue a hacerse la quimio, se cruzaron en los pasillos, en uno de los momentos que mi madre salía a caminar un poco, y simplemente empezaron a charlar.

Era un buen hombre, me caía bien, pero la realidad era que no tenía ganas de ver a nadie que me recordara a mamá.

Con Valen hablé muy poco. El simplemente me dio su pésame, me abrazó y se despidió de mamá.

No había rastro de Paulo.

—¿Me dejas un ratito? —pregunté a Igna una vez que todos se fueron, y él asintió con suavidad, dándome un pequeño beso en la frente.

Se fue, dejándome solo frente a la tumba de mamá.


Cristina Monzón
1963 - 2020


Suspiré, sintiendo escalofríos. No hacía frío, y sin embargo así me sentía, frío, como si algo faltara. Mi pecho dolía, mi nariz picaba y mis ojos ardían.

Apreté los labios, obligándome a no llorar. No quería llorar frente a su tumba, no donde todos pudieran verme.

—Mauro...

Todos mis músculos se tensaron al escuchar su voz.

Me giré ligeramente y con cuidado, fijando mis ojos en los azules de Paulo.

S.L.U.T. [Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora