S.L.U.T. [Litcko]

Extra II (2/2)

Pov. Mateo

Mis manos sudaban y mi corazón latía agitado mientras esperaba, sentado en el sillón de mi living, a que llegara Valentín a casa, haciendo mi mayor esfuerzo para no morderme las uñas.

Desde lo que pasó en la casa de Dani, prácticamente no habíamos hablado, solo cruzado alguna que otra palabra cuando era necesario, y era mayormente mi culpa.

Cada vez que lo veía, recordaba cómo me dejé llevar en la habitación de Dani, me ponía nervioso y mi primer instinto era ignorarlo. Tampoco creía que le importara, al menos hasta que recibí ese mensaje.

"Teo, me gustaría que hablemos. Desde lo de Dani me estás ignorando y mínimo me gustaría saber por qué, si hice algo mal o... No sé, pero por favor, hablame."

Lo había leído desde la noti, pero no me había atrevido a abrirlo, hasta hoy, luego de haber hablado varias veces con Manuel sobre el tema.

Manu me hizo entender que, después de todo, sino hacía nada y solo lo alejaba, era seguro que lo perdería, pero si le decía la verdad, la posibilidad era 50-50.

Miré mi casa, decidiendo ponerme a hacer algo, por lo que empecé a ordenar un poco.

Mi papá no estaba, ya que había salido con unos amigos, aprovechando que Emi no estaba y yo tenía que concentrarme en unos temas que tenía para sacar, algo que claramente no hice.

Casi pegué un saltito al escuchar el timbre. Dejé los almohadones acomodados en el sofá y me acerqué a la puerta, con mi pulso temblando.

Inhalé y exhalé, antes de finalmente abrir la puerta.

—Valen... —lo que iba a decir quedó en el aire al momento de darme cuenta que no era Valen quien estaba en la puerta.

—¿Usted pidió una de muzza y una especial? —preguntó el hombre vestido con el traje de rappi.

—No, seguro fue la casa de al lado, siempre piden pizza. —respondí.

Tras indicarle la casa al hombre, agaché la mirada y suspiré, tratando de relajarme.

—¿Teo?

Alcé la mirada, sintiéndome diminuto al notar que Valen estaba a medio metro de mi. Tragué en seco, tratando de aparentar normalidad.

—Perdón, no te vi, Valen... —me disculpé, haciendo lugar para que pasara— Pasa.

Sonrió e ingresó, yo cerré la puerta con llave, por las dudas, ya que ya era de madrugada.

—Sentate nomás —ofrecí—. ¿Queres algo para tomar? Tengo agua, jugo, coca... También hay para hacer café o té.

—Eh... Agua está bien. —respondió, sentándose en el sillón.

Así, serví dos vasos de agua y fui al sillón, entregándole uno a Valen y quedándome con el otro.

Me senté a su lado, y quedamos en silencio, los dos tomando cada tanto un poco de agua, más que nada por no saber qué otra cosa hacer o decir que por sed.

Valen me miraba de reojo, seguro porque esperaba que hable yo, lo cual estaba bien, porque yo le había dicho que viniera.

Apoyé el vaso en la mesita frente al sillón, tratando de ser valiente y no irme corriendo a mi cuarto a esconderme debajo de las sábanas.

—Perdón por ignorarte, Val... —empecé, y centré mi vista en el vaso antes de mirar a Oliva, perdiéndome un segundo en sus ojos, que me analizaban en silencio— Es que... —era demasiado difícil de decir, por lo que tomé todo el valor que tenía y de repente las palabras empezaron a escapar solas de mis labios— CadavezquenosveíamosmeacordabadeloquepasóencasadeDaniymesentíamalporquepensabaquenotegustabacomovosmegustasami —tomé aire—. Porquemegustasmucho,enserio. YenlodeDanicreíquemeibasadecirqueloquepasófueunerroroalgoasíymealteréyporesohicecomosinada,igualquedespués,peronodebí,perdón.