Capítulo 16

759 89 40
                                    

Pov. Matías

Eran las 2 de la mañana, y yo estaba ya frente a la puerta del departamento de Lit, con mi pulso temblando, sin siquiera haber terminado de procesar que Cristina había fallecido; estaba tan bien la última vez que la vi, que simplemente no podía asimilar la idea.

Aun así, tragué en seco y toqué suavemente la puerta, que se abrió a los pocos segundos de manera lenta.

Quedamos en silencio.

Entreabrí mis labios, buscando que decir, pero solo podía pensar en lo que veía; Lit, con ojeras, completamente despeinado, pálido y con los ojos rojos, además de que tenía rastros de lágrimas en sus mejillas.

Sus iris verdosos me observaron en silencio, y sentí mi pecho doler al notar la vergüenza y la tristeza que estos me transmitían.

—Y-yo... —susurró, delatando su voz rota— Lo sien... —lo interrumpí, abrazándolo con fuerza.

Lo sentí sorprenderse, pero pronto tenía sus brazos aferrándose fuertemente a mí, y su rostro oculto en mi cuello. Podía sentir esa zona mojarse, sus piernas flaquear, y sus dedos aferrarse a mi ropa como a un salvavidas.

Lo abracé más fuerte, terminando por cargarlo al notar lo débil que estaba. Con sus piernas alrededor de mi cadera, sus brazos rodeando mi cuello, sus lágrimas mojando mi cuello y hombros, y sus sollozos retumbando en mis oídos, ingresé y cerré la puerta, yendo hasta el sillón, donde me senté con él todavía encima.

Mimé su espalda mientras lo escuchaba sollozar.

Mientras, aguantaba mis propias ganas de llorar, ya que en ese momento necesitaba ser el soporte de Mauro.

—Shh... —susurré, al notar que trataba de hablar— Está bien, Mauro... —murmuré suavemente a su oído, sintiendo su cuerpo relajarse. Se acurrucó más a mí, a lo que seguí mimando su espalda, tratando de hacerlo sentir mejor, o al menos acompañado.

Seguimos así un largo tiempo, aunque en realidad no me importaba el tiempo, solo me importaba Lit, quien finalmente se calmó, dejando de llorar poco a poco, aunque eso no paró mis pequeños mimos.

—¿Comiste algo? —pregunté con suavidad, recibiendo una suave negación— Bueno, si te parece bien, puedo prepararte unos fideos, pasados, como te gustan. —soltó una suave risita, y eso logró hacerme sonreír.

—Solo a mi me salen pasados... No te copies. —susurró.

—Bien, entonces fideos normales. —cedí, con una suave sonrisa.

Los dos nos levantamos.

—Deberías bañarte, Mau... —aconsejé acunando su rostro en mis manos y mirándolo a los ojos, pero él desvió la mirada.

—¿Tengo qué? —preguntó.

—Sino queres que te llame roñoso... —nuevamente logré hacerlo soltar una pequeña risita.

De esa forma, Mauro se fue a bañar mientras yo cocinaba los fideos. No puse muchos, ya que era probable que Lit no comiera mucho, y yo ya había cenado.

Estaba revolviéndolos, cuando sentí dos brazos rodearme desde atrás, y un cuerpo pegarse al mío. Con mi mano libre sujeté las manos de Mauro, sonriendo levemente.

—Lo siento, Mati... —susurró bajito, pero aun así lo escuché.

—Está bien, Mau. —aseguré, después de todo, eso era lo de menos en este momento.

Sin que Mauro me soltara en ningún momento -aunque si aflojó el agarre a veces-, colé los fideos y los serví en un plato.

Nos sentamos los dos en la mesa y observé a Mau comer. Nos mantuvimos en silencio, y cuando terminó, llevó los cubiertos al lavaplatos antes de tomar mi mano y llevarme hasta el sillón, donde tomamos la posición de antes.

Mimé su espalda, esperando pacientemente a que quisiera o pudiera hablar de lo que quería.

—Creía que estaba bien, Mati... —empezó— Pero no lo estaba... —lo abracé con fuerza al notar que retuvo un sollozo— Le habían hecho varios estudios que resultaron negativos, y no me lo dijo —explicó, abrazándome con fuerza mientras volvía a derramar lágrimas, partiéndome el corazón—. No me lo dijo, Mati... Todo este tiempo creía que estaba bien y de repente... —sollozó— Ayer me enteré de su estado, después de no sé cuánto tiempo... —su voz salió quebrada— Y hace unas horas... —el llanto le impidió completar lo que decía, pero aun así, no necesitaba que dijera nada más.

Lo abracé con fuerza, mimando su cabello y espalda, dejándolo descargar todo lo que tenía que soltar.

No pensaba preguntarle nada, iba a dejar que él solo me dijera lo que quisiera.

Pero no dijo nada, en cambio, se durmió, aunque no supe bien en qué momento, ya que mi mente había empezado a vagar por las memorias que tenía con Cristina y Mauro, recordando con dolor las palabras que me dijo la primera vez que la visité en el hospital; "Cuidalo por mí, ¿Si?".

Limpié una pequeña lágrima que cayó por mi mejilla y aferré mis manos a los muslos de Lit, levantándome y caminando hasta la habitación, sintiendo su suave y pausada respiración chocar contra mi oído.

Con cuidado lo deposité en la cama, acunándolo en las sábanas con suavidad, ya que no quería despertarlo.

Saqué mi celular para ver la hora: 4:37 a.m. Retuve un suspiro, pensando que debía hacer, si quedarme en la casa de Lit o ir a la mía y volver apenas me despertara.

Lo que si hice, fue enviar mensajes cancelando todo lo que tenía para el día siguiente, u hoy, más bien.

Miré a Lit, pensando que debía hacer. No quería dejarlo solo, pero tampoco quería autoinvitarme a quedar a dormir en su casa.

Me incliné y lo miré dormir unos cortos segundos antes de dejar un beso en su frente, dispuesto a irme, pero cuando me incorporé e hice ademán para salir de la habitación, algo me retuvo.

Me giré hacia Lit y observé su mano sujetando un trocito de mi campera, además de sus ojos entreabiertos mirándome con cierta vergüenza, pero anhelo a la vez.

—¿Podes quedarte a dormir conmigo? —pidió, con la voz rota y ronca, de alguien que recién despertaba luego de haber llorado por horas.

—Si, puedo. —respondí sin ninguna duda y con una suave sonrisa. Rodeé la cama y me quité la remera antes de acostarme.

Sin siquiera preguntarlo, nos abrazamos.

Lit ocultó su rostro en mi pecho, y antes de percatarme, él había vuelto a dormirse.

Mimé suavemente sus cabellos y espalda antes de, en algún momento, caer dormido.


.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.


N/a: Y hasta acá el capítulo gent ;(

Perdón que no actualicé a la madrugada, como suelo hacer. Tuve problemas con mi notebook y no me cargaba Wattpad, así que decidí posponer la actualización, pero ya mañana vuelvo a actualizar esta historia, en el horario habitual <3

Espero que más allá de lo triste que es el capítulo, les haya gustado.

Y bueno, no tengo mucho para decir, adv.

So, me despido, hasta mañana.

Atte. Liam

S.L.U.T. [Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora