El penal de Villa Devoto es la única unidad penitenciaria en funcionamiento, que existe en la ciudad de Buenos Aires. La inauguraron en 1927, así que ya lleva sobre sus muros casi 100 años de historia.
Devoto es emblemática por muchos motivos. El primero, está situada en el corazón de uno de los barrios más coquetos de Capital, de esos que son cercanos a Provincia. Esto no es habitual, ya que convive dentro de una zona residencial con todos los trastornos que eso implica para quienes están del lado de afuera de sus muros.
También es emblemática porque en el año 1973, cuando Héctor Cámpora asumió la presidencia, ese mismo día, concedió una amnistía para todos los presos por "móviles políticos, sociales, gremiales o estudiantiles" y entre 30 y 50 mil jóvenes, militantes peronistas y de izquierda, coparon las calles de Villa Devoto en lo que fue un hecho histórico, la liberación de los presos políticos de la dictadura de 1966.
Y como no podía ser de otro modo, como muchos edificios de seguridad del estado, funcionó como centro clandestino de detención durante la dictadura del 76. En "El pabellón de la muerte", un sitio con las ventanas selladas, a donde no llegaban los médicos, ni la comida, pero sí las torturas y asesinatos sistemáticos, se alojaron durante años más de 1200 presos, catalogados como subversivos, y cientos de mujeres dieron a luz a hijos que hasta el día de hoy, no saben quiénes fueron sus verdaderos padres.
Hace años que promueven trasladarla a Marcos Paz, una localidad del oeste Bonaerense, retirada de la ciudad, en donde podrían darle una "mejor estancia" a los reclusos, que en su totalidad son masculinos.
Sus pasillos son iluminados, pero extremadamente fríos. Las paredes internas están desgastadas por los años. Y los barrotes de las celdas descascarados por manos y manos de pintura una sobre otra.
Antes del ingreso, existe un exhaustivo control de dos instancias. La de anuncio que es general, y una vez que se hace la admisión, de cualquier concurrente, luego se diversifica en las visitas a reclusos, y las de personal judicial, médico o de cualquier otra institución.
Por supuesto que con los años se han agilizado notoriamente las visitas. Y se intenta cada día más, tener controlada esa área para impedir disturbios y demoras, sobre todo en el personal que vá a peritar.
Lali esa mañana se calzó unos jeans y botas, y un pulóver color mostaza bastante amplio que no deja ver nada de su cuerpo pequeño.
Vá a entrevistarse con Diego Gauna, que es el único sospechoso por la muerte de Laura Solange Terrero, hasta hace 13 meses su pareja.
La chica de 26 años fue asesinada con una herida cortante profunda en la garganta, que le causó la muerte inmediata, pero contaba con varias lesiones corporales que denotaban ensañamiento. Luego fué trasladada en el auto de Gauna, con una manta sin estrenar que envolvía su cabeza en varias vueltas, para mitigar el sangrado.
Para finalizar la abandonaron en la reserva ecológica de Costanera sur. El cuerpo fue hallado por una mujer que corre habitualmente por la zona, y según la autopsia, llevaba muerta unas 48 horas.
Todas las pruebas apuntan a que Gauna es el asesino, ya que fueron hallados restos de ADN de la víctima en su auto.
La querella pidió pericias psicológicas porque desde el hecho, el hombre de 33 años, está con prisión preventiva, y la defensa, está intentando dejarlo en libertad por falta de pruebas.
Gauna alude constantemente a que su ex pareja tenía un amante, que aún no pudieron encontrar. Su teléfono fué investigado, y no existe absolutamente ningún indicio de que la chica mantuviera conversaciones con nadie más que con él y sus contactos habituales, curiosamente hasta 6 días antes de su muerte, en que comenzaron a enviarle mensajes desde un número dado de alta ese mismo día, y donde tanto la chica, como su contacto, mantenían algunos diálogos de contenido sexual, algo de sexting por parte de ambos y un último mensaje en el que el desconocido le decía de quedar en la reserva ecológica para concretar un encuentro.
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Vidas Robadas
FanfictionNada es lo que parece. Nadie es lo que parece. Detrás del personaje del que nos vestimos para salir cada día a la escena de nuestra vida, se esconden miles de facetas, cientos de miserias, docenas de prejuicios y otras tantas frustraciones, que tapa...