Capítulo 23: La La Land

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El beso parece eterno, como si no pudiesen dejar de saborearse, como si hubiese una fuerza natural e irracional, que los tiene unidos, deseándose y no queriendo separarse.

Pero la irracionalidad dura, hasta que gana la razón y Peter se separa de ella.

Lali lo retiene por la nuca acariciándolo y lo besa con desesperación con besos cortos sobre sus labios.

- ¡Me gustás Peter... me gustás mucho! – le susurra sobre su boca, con los ojos cerrados, con expresión de deseo y algo de lujuria y luego apoya su frente en la boca de él esperando que diga algo, que a ella tampoco le cambiará lo que ya dijo.

- No quiero que desaparezcas así... me gusta estar con vos... - Le sigue susurrando mientras lo acaricia, pero él la suelta lentamente de la cintura y recién allí Lali levanta la vista para mirarlo, y lo que vé, no le transmite nada bueno, o por lo menos nada que a ella le parezca bueno.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué te quedás así?

- Por nada Lali... Perdonáme... capaz me fui de tema ¿viste?

Lali lo mira incrédula...- No, no ví... ¿de qué tema te fuiste?

- ¡De tema!, actuando como actué...

- Vos me estas jodiendo ¿no?

- No, no es que no me pasen cosas con vos... ¡me encantas!... pero no creo que sea lo mejor que nos enrosquemos...

En ese punto Lali tiene la mirada cargada de incredulidad, de un brillo de ira, de desconcierto y de mucha desilusión.

- ¿Me estas histeriqueando?... Peter, ¿de verdad?... No puedo creer que te manejes así... sos un tipo grande yá... ¡los dos somos grandes!, y no entiendo tu actitud... ¡Me gustás flaco!, ¡no te estoy ofreciendo mis órganos! ¡Pero quiero estar con vos!... ¡Sé que hay algo, yo lo siento, acá! – y en ese momento se señala el pecho con el puño y se le quiebra un poco la voz, quizá porque siente que sus sentimientos la están traicionando.

- ¡Me gustás también Lali!... mucho, ¡Me volvés loco!, ¡no sabés cuanto! ... - Y estira su mano para acariciarle la mejilla pero inmediatamente, gira hacia otro lado, con actitud de impotencia, porque no puede ni siquiera mirarla a la cara, de todo eso que le causa - Pero son mambos míos y te juro que no tenés nada que ver con ellos... No puedo, ¡no puedo avanzar con vos!, hay algo que me tira para atrás, y es algo que tengo que resolver de mi vida...

- ¿Vos me estas jodiendo? ¡No me chamuyes Lanzani!... ¿Vos te pensas que sos el único tipo que tiene quilombos?... ¿que estuvo en cana y que le mataron al viejo?... ¡NO FLACO!... ¿Qué? ¿No vas a coger nunca más en tu vida por eso?... ¡Buscate una excusa mejor! Te pensas que no sé qué te gusta tener un harén alrededor, para que te adulen como a un sultán... ¿Quién te pensas que sos?... Andá... ahí tenés unas cuantas que caen a tus pies, seguro no vas a tener los "mambos" que tenés conmigo para cogértelas... ¡RIDÍCULO! Seguís siendo el mismo machito forro de hace 15 años atrás... seguís sin saber cómo tratar a una mujer... ¡IDIOTA!

Peter recibe la catarata de insultos parado frente a ella, sin decir una palabra. Ni siquiera mira alrededor, nadie se entera de lo que dicen, porque la música camufla el escándalo.

Las últimas frases de Lali, las dijo entrecortadas por la rabia y un inminente llanto que no quiere sacar por la última pizca de orgullo que le queda.

- Tengo casi 30 años, no sé porque volví a caer con vos, como si tuviese 15, Lanzani... ¡pero se acabó!... te puedo asegurar que se acabó, y me odio por haber sido con vos de esta forma...

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