Esta vez no hay formalidades de vestimenta. Tiene un jean algo gastado, el cuello de una camisa asoma por encima de su sweater azul y un abrigo liviano encima.
Mercedes lo recibe nuevamente con una sonrisa cálida, y esta vez lo mira confundida, pensando si reconoce esa cara de la semana anterior, aunque le falten los lentes, o si lo registra de algún otro momento.
Él decide sacarla de ese entuerto y se presenta – Mercedes, soy Juan Pedro Lanzani... compañero de Lali del Marianista ¿te acordás?
Mercedes tarda nada en curvar sus labios y mostrar una chispita de alegría en sus ojos - ¡Peter, querido! ¿Cómo estás tantos años?- Lo besa afectuosa casi tratando de abrazarlo.
Él se reconforta por varios motivos, el primero, le encanta como suena en su tono de voz dulce, que lo llame Peter, casi como lo haría su mamá. El segundo, es gratificante que lo recuerde, y que lo recuerde bien, con cariño... todo lo contrario a su hija.
- Bien, sí... muchos años ¿Vos?... estas muy linda, igual que siempre, coqueta...
- Ayy gracias, que bueno un piropo a esta edad de un chico tan lindo... ¿Cómo está tu mamá?
- mmmm, mamá falleció hace 8 años... un ataque al corazón – Mercedes se lleva la mano a la boca con asombro y pena - ¡hijo, lo siento mucho!... perdonáme – Y le dá un pequeño apretón en el brazo en señal de consuelo – Tengo el mejor recuerdo de ella, siempre amorosa, y tratando de conciliar para que ustedes dos dejaran de pelear, que contenta estaría de saber que ahora hasta venís a la consulta...
Y Mercedes no puede equivocarse más con sus pensamientos.
- Já... éramos chicos, viste... tu hija no era y no es una chica dócil.
- Ahhh, no le hagas caso, es pura espuma, es un escudo que se pone, porque en el fondo es muy sensible.
Peter larga una carcajada y se tapa la boca conteniéndola porque retumbó en toda la recepción – Mercedes, ¿Estamos hablando de la misma persona?
- ¿Qué, no me vas a decir que todavía están con esa tontería adolescente? ¡Son grandes ya ché!
- Está todo bien... no te preocupes, me alegra retomar el vínculo (¿Cuál sería Lanzani?)
- ¡Me encanta!... me pone muy contenta verte, y verte tan bien... y lamento un montón lo de tu mamá, seguro está cuidándote desde allí- y señala con su índice al cielo.
Peter le agradece con una caída de ojos apenas, y una mueca de sonrisa, y se pregunta cómo de un ser tan amoroso, pudo haber salido ese engendro mutante del demonio que está al otro lado de la puerta.
El interno de la recepción suena, mientras el paciente sale del despacho de Lali y Mercedes corre apenas para atenderlo. Lali le pide que no haga pasar al próximo paciente porque vá a ir un segundo al baño, entonces ella le dice a Peter que espere un minutito, que ya lo hace pasar.
Cuando Lali abre la puerta de su despacho, se encuentra con su madre y su pesadilla hablando amigablemente. Él deja de mirar a Mercedes y se dá vuelta fugazmente para volver a verla. Se quedó un poco colgado de la primera impresión que tuvo cuando la vió salir.
Ella lleva un vestido negro, corto y simple de lanilla, con un cuellito blanco. Medias de nylon negras y sus stilettos otra vez. Pero esta vez, lo que le llama más la atención a él es su pelo. Lo tiene atado en una cola alta, que cae por su espalda como la cola de un caballo, con las puntas ondeadas.
Todas las fantasías de Peter se hacen realidad en una sola imagen. Pero lástima que sea tan mal llevada... ¿o es eso lo que más le atrae de ella?
ESTÁS LEYENDO
Vidas Robadas
Fiksi PenggemarNada es lo que parece. Nadie es lo que parece. Detrás del personaje del que nos vestimos para salir cada día a la escena de nuestra vida, se esconden miles de facetas, cientos de miserias, docenas de prejuicios y otras tantas frustraciones, que tapa...