Capítulo 34: Cantarella

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Fue bueno que el lugar elegido por Lali para dejar su auto, estuviese inmerso en una densa oscuridad, para que así no pudiese ver la cara de Peter, transformarse ante semejante noticia.

Inmediatamente, lo único que le vino a la cabeza, fue Norberto Bresky y aunque él nunca le llegó a dar los datos sobre donde estaba internado Eduardo Espósito, imagina que también pudo averiguarlos si tenía contacto con Gatillo.

Tampoco sabe en qué circunstancias murió el desgraciado, en un segundo piensa en que quizá también el estar ingresado en ese lugar lo deterioró al punto de morir por causas naturales.

Cualquiera sea el desarrollo, el desenlace es que Espósito ya no está en este mundo, y la sensación de Peter es difícil de definir. Tuvo en sus manos la posibilidad de matarlo él mismo, y pensó tanto en todo lo que ese hecho le hubiese proporcionado, sufrió tanto imaginando cómo iba a encarar su vida a futuro si se condenaba por ese desgraciado, que ahora el saber que ya no ronda la vida de nadie, todos los pensamientos lo hacen sentirse vacío... perplejo. Como si la muerte se resumiera a algo que no tiene tanta discusión ni contenido, sino a un simple acto mínimo sin transgresión.

- Te quisiera decir que lo siento... no sé si lo necesitás... pero la verdad es que pienso que hizo mucho daño en su vida Lali...

- Lo sé... yo pienso lo mismo Peter... gracias por pensar en lo que yo necesito y no en un formalismo sin sentido – Y se sonríe tierna apenas.

- ¿Nos vemos mañana dale?... escribime cuando estés para encontrarnos – Y Peter asiente sólo con una mueca y media sonrisa de lado, guardando sus manos otra vez en los bolsillos.

De cualquier manera, la muerte tiene la capacidad de alterarnos las emociones, aunque sea deseada para quien no merece nada bueno.

Cuando Lali llega a casa esa noche, deja las llaves sobre el mueble de la entrada, y se desploma como una bolsa de papas en el sofá. Repasa mentalmente todo el encuentro, lo dibuja en su mente. La impresión es buena... lo notó sereno, y aunque no se atrevió a preguntarle cómo lleva su adicción, siente que algún paso dio, porque no lo nota con el nerviosismo y la velocidad de reacción que tenía 5 meses atrás.

Sabe que en 5 meses no puede haberse recuperado, pero puede estar en camino de hacerlo.

Piensa tantas cosas en la soledad de su departamento, piensa en lo lindo e interesante que se vé con esa barba y esa melena de rizos castaños que no dejó mostrar. Piensa en esas manos preciosas y en el deseo de que vuelva a recorrerla con ellas, algún día.

"Quien me duerme ahora?!" escribe a las 3:33 de la madrugada en twitter, y sólo le contestan aquellos que estuvieron con ella, u otres que están desvelados.

Lo notó hasta se podría decir, algo tímido, comparado con lo canchero y avasallante que fue en otros momentos, como por ejemplo cuando se reencontraron aquella tarde en su despacho hace un año atrás.

Peter seguía causando en ella lo mismo, esa sensación de querer TODO con él, y si eso aún no era posible, iba a tener que volver a tomar la decisión que tomó el dia de su cumpleaños, cuando le pidió que desapareciera de su vida.

No se imaginaba a un tipo tan acostumbrado a la adrenalina de los operativos policiales, conviviendo con dos artesanos como un hippie con OSDE. Pero le gustaba la idea, sobre todo si esa vida venía acompañada de algo bueno para él.

Se durmió cerca de las 5 de la mañana, y con la televisión encendida, porque es su mejor somnífero, y la apagó sobre las 7 y media cuando estaban esos anuncios random de sartenes antiadherentes.

La noche para Peter, o lo que quedaba de ella, lo encontró intranquilo, también le cuesta dormirse, y tranquilamente podría escribir : "Quien me duerme ahora?!", pero lo cierto es que no le interesa que nadie lo sepa.

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