Capítulo 20: El hilo rojo

1.2K 86 57
                                    

La cara de Peter palidece en una fracción de segundos, y sólo puede pensar en una cosa, "Que no puede ser posible"

Traga saliva como si ese trago pudiese hacer desaparecer la sensación de ahogo que siente. Las ganas de llorar, la impotencia, la confusión, la desilusión.

- ¿Vos estás seguro Gatillo?... ¡esto que me decís es... es muy fuerte!... - Y a esa altura tiene los ojos inundados de lágrimas.

- Pibe... hace cinco años que lo venimos estudiando, ese hijo de puta se jubiló y está seco ahora, tiene Alzheimer y sigue viviendo en la misma casa de siempre, en Caballito, cerca de donde vivían ustedes.

- Sé muy bien donde vive... - Peter a esa altura, responde y habla sólo con la mirada perdida sin siquiera reparar en la presencia de su interlocutor.

- ¿Lo conocés? Podés decirnos algo... la idea es reventarlo y no sólo por lo de tu viejo... hay dos conocidos más que quieren hacerlo boleta por temas de mucho antes.

Peter reacciona, porque inmediatamente piensa en Lali.

- Mirá... necesito que me acompañes a charlar con dos personas... ellos te van a dar más datos para que termines de confirmar lo que es esta lacra. No te pido que te vincules si no querés hacerlo, pero te busqué, porque pienso que quizá a vos también se te jodió la vida a partir de ese momento... y que este sorete siga vivo, mientras tantos están muertos bajo tierra y otros muertos en vida, no es justo Pedrito.

Peter piensa en esa frase. Muchas veces pensó que él mismo estaba muerto en vida. La cárcel lo arrastró a sentirse así también. Como si su vida se hubiese congelado aquel mediodía cuando llegó del colegio, un mes antes de irse a Bariloche.

Y su cabeza comienza a hacer algo muy peligroso que nos puede llevar a lugares insondables. Comienza a hilar sucesos a raíz de un suceso inicial.

Entonces empieza a jugar un juego en su propia mente que desafía al propio destino, incluso a la suerte y a la serendipia, que lo puede llevar demasiado lejos y a lugares demasiado escabrosos. Comienza a pensar que hubiese sucedido, si ese hombre, o quien sea que haya matado a su padre, no lo hubiera hecho.

Que diferente hubiese sido su vida si ese hecho no ocurría, tal vez él hubiera seguido una carrera universitaria como deseaba, tal vez incluso ahora con casi 30 años hubiera conocido a una chica con la que tener una vida estable, quizá sería padre incluso y si delira mucho, su propia madre estaría viva, porque ellos la hubiesen cuidado y quizá su corazón no se resentía a fuerza de disgustos. Él no habría tenido que delinquir, y por ende terminar envuelto en ese accidente que le robó 5 años de su vida y que lo marcó para siempre.

Pero todo esto se piensa, cuando todo lo que se desencadenó a partir de ese suceso, es negativo, como en su caso.

Peter no puede pensar racionalmente que su padre también era un delincuente, que no sólo se exponía él, sino que incluso expuso a su mujer y a su único hijo, y los dejó en la calle por sus deudas. Que quizá el destino de su padre ya estaba escrito, y fuese ese tipo u otro y antes o después, el final sería el mismo.

Pero fué el que fué, y por eso Peter se llena de resentimiento y odio.

- ¿A quién querés que vea?... la verdad es que estoy un poco shockeado... necesito asimilar esto que me contás.

- Mañana, mañana podemos ver a esta gente... te puedo asegurar que el relato te vá a ayudar a pensar más fríamente qué hacer con este hijo de puta... no vamos a esperar a que tenga la suerte de morir calentito en su cama y arropado por las 3 putas que tiene en la casa.

Vidas RobadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora