Capítulo 6: Quitar las vendas

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Peter llega relativamente temprano esa noche, a las 21:30 ya está en casa, se ducha después del sexo ocasional y se queda bajo el agua rememorando todo lo que le ocurrió después de las 18 hs.

Se pone un jogguin cómodo, remera, buzo y pantuflas. Y enciende su computadora para redactar una supuesta orden judicial que carece de toda validez. Imprime dos copias que por supuesto Ramón no se quedará, y le escribe a un "amigo" de esos que es mejor perder que encontrar.

- Russo... ¿Cómo vá? ¿Tendrás una pinza corta cadenas para prestarme?

Después de un rato largo, el Russo le contesta.

- Hola rati... estoy guardado. Robo menor. Salgo en tres meses ¿vos? ¿En qué andas?

- Uhh loco... ¡no sabía nada che!

- Eyy... son gajes del oficio... preguntale a Funes si te presta, él tiene una ferretería en la casa.

- Dale Russito... ¡cuídate!... y que te sea leve... nos vemos a la vuelta...

- Dale pibe, cuídate vos que estás afuera, ¡acá adentro está todo piola!

- Abrazo Russo...

- Otro rati...

Las amistades de Peter son un tanto pintorescas. De no saber su historial, lo meteríamos en la misma bolsa de mierda que suele frecuentar y de la que se rodea. Pero detrás de cada uno de nosotros hay una historia, y la de Peter la conocemos, y por eso lo queremos. Hay gente que está tan acostumbrada a entrar y salir de la cárcel, que para ellos, cuenta como un período vacacional.

Peter necesita esperar que Agustín llegue, para pedirle que mañana lo acompañe a hacer el trabajo sucio de quitar todo lo que haya en la baulera de Diego Gauna. Espera que no sea demasiado, porque no piensa quedarse con nada que no le pertenezca, más que aquello que lo ayude a desmontar la teoría de Lali.

Es curioso, pareciera que ahora está más interesado por demostrarle a ella que está equivocada, de lo que estuvo hasta ahora por demostrar la inocencia de Diego.

Y es que no existe motor de acción más grande que la venganza.

A él ahora lo mueve la necesidad de poder refutar su teoría de dedos mutilados y pechos cercenados. Es más fuerte la necesidad de plantarse frente a ella y ver su cara de frustración cuando le tenga que pedir disculpas, que realmente encontrar algo que incrimine a Diego.

Cerca de las 23:30 llega Agustín con su bolso al hombro. Y encuentra a Peter despatarrado en el sofá mirando televisión.

- Buenasss...

- Hola... ¿Cómo va?

- Bien loco, agotado, pero contento... ¡bocha de gente hoy!

- Que bien loco... me alegra. A la gente cada día le gusta menos coger y más, ver cómo cogen otros.

- Pfff... ¿te parece?... ¿sos voyeur ahora? a mí me chupa un huevo ver cómo cojan los demás.

- ¡Porque estás harto de verlo en tu laburo!, la gente común no... por eso van a verte a vos.

Agustín levanta las cejas evaluando la teoría y después de unos segundos puede llegar a aceptarla como válida.

- Traje las empanadas que me pediste ¿comemos?

- Claro...pará que preparo la mesa – Y preparar la mesa consiste en traer el rollo de cocina y dos latas de cerveza. Peter apoya todo sobre la mesita ratona frente al sofá y a la tele, mientras Agustín vá al baño y vuelve.

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