Capitulo 33

7.7K 890 55
                                    

Trece años atrás.

El invierno se aproximaba, eso lo decía el triste y seco noviembre, las hojas naranjas caían de los árboles, haciendo un hermoso tapete de hijas naranjas. El viento frío soplaba y golpeaba la suave piel de la chica.

Aquella rubia que miraba el cielo, esperando una respuesta a todas sus preguntas, esperando que con mirara el cielo de otoño su dolor se esfumara. Las lágrimas no podían dejar de caer, sus mejillas estaban frías y húmedas por las lágrimas, su pecho sentía una gran opresión, un gran dolor.

Ahí sentada debajo de un árbol, con las piernas pegadas a su pecho, mientras las abrazaba en busca de consuelo, solo quería que alguien le diera un fuerte abrazo y le dijera que todo estaría bien.

Las hojas secas se empezaron a escuchar, ese sonido característico de ser aplastadas, y de repente sintió un cálido cuerpo a su lado. Sin moverse de posición volteo a mirara qué sucedía.

Un chico de cabellos obscuros, ojos obscuros como la noche, reflejaban las luces de alrededor, parecía que las estrellas se encontraban en sus ojos. Tenía la mirada enfrente, viendo como lentamente el sol se escondía, después de unos minutos viendo el sol, volteo a su acompañante y le dedicó una bella sonrisa.

- Hola, soy Jeon JeongGuk, ¿Por qué estás llorando? - su voz sonaba suave, tan relajante, tan reconfortante, ¿Por qué sentía esa paz?, Se preguntaba la rubia. ¿Por qué un simple desconocido podía transmitir tanta calma? - ¿Sabes?, Odio cuando la gente llora, se que es normal y también es bueno psicológicamente, pero no me gusta que las personas estén triste, pueden llorar, pero siempre es mejor que lo hagan sobre un buen hombro, ¿No lo crees?

Y sus ojos se cerraron, dejando ver una hermosa sonrisa, un tanto extraña, pero adorable y sincera. MinHa limpio sus lágrimas con sus mangas. Mirando al chico de cabellos obscuros.

- Yoon MinHa. - Se presentó, su voz aún sonaba un tanto apagada, JeongGuk la miro unos segundos, suspiro y se ayudó con su mano para poner la cabeza de la rubia en su hombro.

- Puedes llorar ahora, estoy aquí para ayudarte, MinHa.

—...—

Dos años después

La  casa se encontraba silenciosa, la niña de apenas cinco años jugaba silenciosamente en la sala de la casa. El silencio y paz de la pequeña fueron interrumpidos por la puerta abriéndose y cerrándose de golpe.

Los pasos de alguien se escucharon en el pasillo y después subiendo apresuradamente y un nuevo portazo se escuchó, la niña se asusto por los ruidos tan repentinos.

Mientras tanto MinHa entraba a la casa, llorando, no entendía que le pasaba, ¿por qué no recordaba las cosas que hacía?, ¿Por qué las voces eran tan repetitivas y molestas?. Las odiaba.

— No estoy loca, no estoy loca. — se tiró al suelo tapando sus oídos, tratando de callar las voces que se repetían. — NO ESTOY LOCA

Sus ojos ardían por el tiempo que llevaba llorando, necesitaba a su mejor amigo, necesitaba los brazos reconfortantes de su mejor amigo.

Unos golpesitos se escucharon en la puerta, la rubia no hizo caso y siguió llorando, apretando más sus manos para callar las voces. Le dolía la cabeza, odiaba esa punzada y las voces, quería callarlas.

— MinHa, ¿Estás bien? — La dulce voz de la niña se escucho en la habitación, llegando a los oídos de MinHa. La voz de la pequeña se escuchaba preocupada.

Mátala, mátala, mátala.

Como si fuera una película de terror MinHa se levantó del suelo, su cara estaba con una expresión de odio, una cara terrorífica y una sonrisa malévola.

We Want a Family, Dad » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora