DOCE: Cálido

7.5K 668 228
                                    

'Siempre me ha gustado jugar con fuego'

Narra ____

¿Qué es esta calidez?...

Jamás había sentido una así...

Resulta tan acogedora que no me provoca miedo en lo absoluto. Es... Suave, me hace querer acurrucarme, hundirme en lo que sea que es y permanecer así por un largo rato, en silencio, sin necesidad de abrir los ojos, sin necesidad de hablar, ver, o ser...

Se trata de un roce agradable, sedoso, y se mueve levemente, alzándose y contrayendose con suavidad a cada segundo que pasa, como sí fuese algo que me mese con la intención de hacerme dormir, y provocando en mí un sentimiento cada vez más lleno de paz.

A gusto, acomodo mi cuerpo lentamente, e embriagandome con el olor que llega a mis fosas nasales, sonrío y le rodeo con mis brazos.

Quiero sentirme así para siempre...

Y cuando ese pensamiento me invade y algo me jala aún más hacia ese calor que tanto disfruto, a esa tranquilidad que tanto anhelo, me apego más a aquella suave textura y dejo escapar otra sonrisa. Ahí, hago el ademán de abrir los ojos, ansiosa por saber dónde me encuentro, o en qué. Y en aquel momento, siento una mano sacudirme delicadamente por el hombro, casi como sí tuviera miedo de hacerme daño y, curiosa, alzo la cabeza, encontrándome cara a cara con Osamu.

Nos miramos directo a los ojos mientras le abrazo, cosa que debí haber hecho mientras dormitaba. Luce cansado, como sí también acabase de despertar, y no despega su mirada de la mía, sonriendome suavemente mientras, aún, rodea mi nuca con su brazo.

Mi piel arde al darme cuenta de que aquel calor que tanto disfruté provenía del castaño, y de que aquel olor del que hablé hasta hace poco, también era el suyo. Pero a pesar de que mis mejillas no pueden estar más rojas, me quedo quieta, sintiéndome hipnotizada por esos brillantes ojos cafés que no han parado de mirarme.

¿Por qué... Me siento así?.

─Hay que ir arriba...─. Susurra, haciendo pequeñas caricias en mi hombro al unísono en el que me sonríe con cierta amabilidad. Y oídas esas palabras, justo después de haber soltado un bostezo, me levanto y le veo imitar mi acción pausadamente, estirandose a penas haberse puesto de pie.

Entonces, cuando sus brazos vuelven a ambos costados de su torso y le escucho pegar un bostezo largo, volteo en dirección contraria y paseo mi mirada por la cafetería, dándome cuenta de que la mayoría nos mira con atención, como sí hubiesen estado esperando a que despertaramos.

Avergonzada y algo sorprendida, abro los ojos de par en par y siento un cosquilleo en mis mejillas, advirtiendome así que me he vuelto a ruborizar. Pero él no espera más tiempo y, agarrandome de la mano, me guía fuera del cuarto, en dirección de las escaleras.

(. . .)

Balanceo mis pies sentada al borde de un escritorio, Osamu está a mi lado, revisando un par de papeles con una cara llena de aburrimiento y su cabeza apoyada en la palma de su mano mientras que su codo se afirma en la mesa.

No hablamos, pero no es incómodo. Mas ─Voy al baño─ interrumpe el silencio con un susurro, levantándose al unísono en el que deja caer los papales que hasta hace pocos segundos solían estar entre sus manos, y estos se esparcen por el escritorio─. Enseguida vuelvo─. Voltea a mirarme, y justo antes de dar media vuelta y caminar en dirección del baño, pone su mano sobre mi cabeza y acaricia mi cabello.

INESTABLE [Dazai y tú] (completa/editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora