Cap 8

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Ya era domingo por la mañana y Taehyung se estaba vistiéndose para ir a la iglesia, una costumbre desde pequeño apesar de que sus padres eran ateos.

Siempre que podía a escondidas iba a la casa del Señor, a hablar con él y a veces con el padre.

Y desde hace unos meses, también tenía otra razón para ir... Jungkook.

Se miro al espejo, arreglando su camisa con una sonrisa. Se pone su collar con la cruz de Cristo, el regalo que le dio el padre cuando cumplió los 18.

Jin se asoma a la puerta -hoy tengo parcial en la universidad, no llegare para el almuerzo- le dijo con unos libros en la mano y una mochila pequeña en la espalda.

Tae lo mira extrañado -no era el lunes?-
-si, pero parece que la antigüedad no esta disponible mañana- Tae hecha a reír -cual es la antigüedad?- Jin ríe con él -la profa que le dio clase a mis abuelos- Tae empezó a reír más fuerte -es en serio, ellos me dijeron cuando les mostré una foto de ella- dijo Jin entre carcajadas.

Después de reír se terminan de arreglar y salen del apartamento.

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Tae llego a tiempo, apenas las personas se estaban acomodando.

Empieza a caminar mirando a la gente, buscando esos ojos negros y grandes, ese pelo algo largo que adora.

Pero no encuentra nada. Algo triste se pone en una de las bancas en donde tan solo había otra persona pero muy lejos de él.

Mira a Jesús en la cruz y después al altar, empezó a mover el pie angustiado, en todo este tiempo que lleva viendo a Jungkook en la iglesia, ni una sola vez a faltado.

Se apoya en el brazo de la banca y pone su cara sobre la palma de su mano, repitiendose que Jungkook esta bien y que nada malo le paso.

Le dio por voltear a ver a la puerta y hay estaba.

Con una cortada en la ceja en donde se podía ver la costra roja y alrededor morado, con tal solo dos curitas tapandolo.

Tae por fin respiraba tranquilo, herido pero vivo, eso le bastaba.

Jungkook miraba para todos lados bucando a Tae, negando internamente cada vez que veía una cara que no era la de Tae.

Hasta que lo ve en las bancas de al frente, suspira sonriendo un poco... por fin podía estar tranquilo.

El contrario le corresponde la sonrisa.

Voltea a ver a sus padres -quiero sentarme al frente, prometo no dormirme y le prestare atención al padre- los esposos se miraron, uno dudoso y la otra sonriendo para que el otro accediera. Dongju suspira y asiente -puedes ir al frente, pero te estaré observando- dijo con los ojos entre cerrados.

Jungkook le asiente -gracias padre, adiós- dijo caminando hacía al frente mirando a Tae, que ya se había sentado.

Camina un poco más rápido al ver que la banca en donde estaba se comenzaba a llenar.

Se acerca y antes de pasar mira a Tae -disculpe, joven ¿me podría dar permiso para sentarme a lado suyo?- Tae lo mira sonriendo -claro sería todo un placer joven- dijo con voz gruesa y Jungkook sonríe, Tae recoge sus piernas y Jungkook pasa y se sienta a lado suyo.

Se acomodan y Jungkook se pega más a Tae, pasando su mano por atrás del otro agarrandolo de la cadera.

Tae se sonrojo un poco pero no le molesto, era cómodo, la mano de Jungkook daba pequeñas palmaditas siguiendo el ritmo de la canción que cantaba el coro de la iglesia.

Inicio la misa y todo transcurrió normal, alguna que otra mirada entre ellos, rozando piernas, cuando se estaban dando la paz Jungkook le susurra que después de la misa se encontraran en la sala oscura y Tae asintió, fueron a comer el pan de Cristo y la misa término más rápido de lo pensado.

Ayudando Al Prójimo ||KT|| (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora