Tres

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—¿Cómo te ha salido? — inquirió Yoon, quién se encontraba a su lado guardando sus útiles en el estuche; prácticamente todos en la clase ya habían salido, pues, Yoon, en su incansable deseo de que todo saliera perfecto, se había quedado el último repasando y retocando una y otra vez las respuestas hasta que las veía impolutas.

Yona sonrió ampliamente, con un tinte de alivio.

—Mejor de lo que pensé, es decir, las dos primeras seguro que la tengo bien porque fue las que hicimos hace un par de días, aunque menos mal que las repasé anoche, y la tercera ha sido muy fácil— la comisura de sus labios decayó un poco e hizo una meca— La cuarta es la que más dudas tengo, pero bueno, me puedo permitir un margen de error...

El guapo joven la miró con petulancia por debajo de su cabello castaño alborotado y una media sonrisa de orgullo se mostró en sus labios mientras se colgaba la mochila al hombro.

—Sabía que con mis clases y mis esquemas te iba a ir genial, Yona. Sacarás buena nota, seguro. Llevamos insistiendo todos estos días.

Salieron de la clase y juntos se encaminaron hacia el comedor -donde ya tendrían que estar los demás, seguramente preguntándose dónde se habrían metido ambos y siendo Kija el único que les esperaría para comer- y, por el camino, el móvil de la chica le vibró en el bolsillo. Curiosa, lo sacó y se detuvo a mitad de un paso.

Yoon, viendo que su amiga no lo seguía y se había parado en mitad del pasillo, le echó un vistazo por encima del hombro.

—¿Yona? ¿Qué pasa?

La chica al principio no contestó. Después, sonrió -una sonrisa amplia y brillante, una que subía hasta su mirada y parecía alumbrar hasta el más oscuro rincón del planeta- y luchó contra las ganas de ponerse a saltar y gritar en el lugar. Ganas no le faltaban, pero no quería parecer una lunática por si aparecía alguien por allí.

Corrió hacia donde la había adelantado Yoon y enganchó su brazo con el suyo.

—¡Adivina! ¡Adivina quién me ha escrito! — exclamó y su voz burbujeó lleno de felicidad.

Su día había mejorado considerablemente; él siempre conseguía hacerla sentir así. 

Ocaso (Akatsuki No Yona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora