Epílogo VI

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 —¡Shh! — chistó ella, bajando ella también el volumen de su voz para no hablar muy alto.

Como despertaran al abuelo debían decir adiós al plan de dormir juntos porque este era capaz de sentarse en el pasillo de brazos cruzados y plantar vigilancia toda la noche. No habría sido la primera vez que lo habría hecho... al menos hasta que casualmente Ai se levantaba y lo mandaba de vuelta a la cama entre collejas y murmullos.

Hak rio y tuvo que esconder el rostro en el hueco del cuello de su novia para amortiguar el sonido mientras Yona abría la puerta de la habitación. Rápidamente entraron y cerraron la puerta.

—No sabes lo mucho que te echado de menos...— susurró plantando besos por toda la piel expuesta.

—Creo que me puedo hacer una idea— respondió ella dándose la vuelta para que pudieran mirarse cara a cara. La sonrisa sesgada que había en los labios del muchacho la dejó sin aliento y su sangre empezó a correr, calentándose a un ritmo vertiginoso— Porque a mí me ha pasado lo mismo...

Se besaron y el mundo desapareció a su alrededor. Después de casi sin dos meses sin verlo -las últimas semanas, con ambos de exámenes finales, apenas habían podido visitarse-, las llamadas de Skype o los mensajes no habían llenado ni una tercera parte de ese anhelo que sentía. Pero ahora había llegado el verano, dos meses para disfrutar junto a él y junto a sus amigos, sin pensar en el día de mañana, porque si lo hacía...

Un gemido por lo bajo salió de sus labios cuando Hak rompió el beso.

—¿Qué pasa?

¿Por qué tiene que conocerme tan bien?, gruñó en su mente.

—Nada.

Hak se separó. A pesar de la oscuridad de la noche, Yona conocía perfectamente cómo se vería: las pupilas dilatadas, las mejillas sonrosadas y los labios inflamados. Sus ojos azules brillando como dos luceros, a los cuales ella sería atraída como polillas a la luz.

—No he olvidado lo de esta mañana.

—Claro que no— bufó por lo bajo, alejándose hacia el armario en busca de la camiseta del equipo que había conseguido robarle a Hak y que muchas veces usaba de pijama.

—Venga, princesa...— lo escuchó decir al otro lado de la habitación.

—Hak, creo que este no es un buen momento. Es tarde.

—Y mañana no tenemos que levantarnos temprano. Además, yo no estoy cansado, ¿tú sí?

Yona suspiró, terminando por pasarse la camiseta por encima -atrás había quedado cualquier rastro de vergüenza por podría haber entre ellos- antes de sentir las manos de él rodeando su cintura.

—Dime qué te pasa, por favor. Creí que todo estaba bien— había un matiz de inquietud en su voz que la conmovió.

—No, no tiene nada que ver contigo— se apresuró aclararle, girando en sus brazos— Son solo... tonterías mías.

—¿No habíamos quedado en que nada de lo que te pasaba era "una tontería"? — replicó con retintín los dos últimos vocablos.

—No...— murmuró, bajando la mirada— Hak, no sé qué hacer.

—¿Respecto a qué? — inquirió él con suavidad.

—Respecto a mi vida. A mi futuro— se mordió el labio inferior y sus ojos se conectaron con los de él— No sé lo que quiero hacer.

Él no dijo nada, se limitó a mirarla, esperando que ella se desahogara.

—Lo que quiero decir es que acabo de graduarme en el instituto y pronto iré a la universidad. Y que estoy entre dos carreras, sin saber cuál quiero hacer. O peor, hay veces en las que me pregunto si estoy preparada para hacerlo, si es mejor escoger otra cosa. Recuerdo cuanto ustedes estabais en este momento y parecíais tan decidido en lo que queríais hacer... Incluyo Kaya sabe que va a ser enfermera. Y después estoy yo...

—Eh— susurró, deteniéndola, cuando vio como su ceño se iba haciendo más pronunciado conforme iba hablando. Acunó su rostro e hizo que sus ojos se conectaran—¿Te he dicho alguna vez que eres una niña tonta?

—¿Y yo te he dicho alguna vez que eres un est...?— sus palabras quedaron a la mitad cuando sintió sus labios cubriendo los suyos— Pensé que querías hablar, pero solo me has insultado y besado— jadeó una vez se separaron; su corazón iba a mil y tenía los ojos brillantes.

—¿Ves? Estoy siendo igual de absurdo que tú— sonrió ladeadamente cuando vio la mirada de sorpresa que le echó. Seguidamente, suspiró y la atrajo a sus brazos— Vale, ya, me pongo serio. En serio, princesa, tienes una horrible tendencia que magnificarlo todo. ¿Y qué si no sabes? No todo el mundo es igual, hay gente que lo tiene claro desde el principio, hay gente no sabe lo que quiere hacer hasta que no es mayor, hay que gente se arrepiente en medio de sus estudios o años después, e incluso hay gente que necesita equivocarse para darse cuenta de las cosas.

—Pero... el abuelo... Ai... Tae-Yeon... están todos tan entusiasmados...— recordó el orgullo de todos hacia ella— Incluso los chicos y tú.

—De verdad, si es que de buena, eres hasta tonta.

—¡Oye!

Hak acunó su rostro hasta que ambos quedaron a la misma altura y clavó su mirada en la suya con intensidad.

—Vamos a ver, Yona, es tu vida y por supuesto que nosotros nos alegramos viendo como creces, como vas superándote cada día porque queremos lo mejor para ti, pero nunca será al margen de tus deseos. Ve a la universidad si así lo deseas, haz un maldito curso de jardinería incluso, o quédate en casa bordando y preparando meriendas con tus amigas— sonrió ante la mueca de sus labios— Sí, ya, no harás eso, lo sé. Pero lo que quiero decirte y quiero que entiendas es que el futuro está en tus manos y tanto yo como los demás estaremos contigo decidas lo que decidas.

Parecía absurdo, pero conforme lo iba escuchando, el peso parecía haber estado aplastando su pecho fue desapareciendo.

— Además, también tienes la opción permanecer en mi cama conmigo todo el día— sonrió con esa sonrisa que conseguía volverla loca— Lo has hecho estos años, ¿por qué no toda una vida?

—Qué más quisieras tú— susurró ella correspondiéndole la sonrisa.

—Empecemos disfrutando del verano, princesa. Ya nos enfrentaremos a lo haga falta después.

—Juntos.

—En la cama.

Yona rio y lo besó.

De pronto, el futuro ya no le parecía tan malo.

FIN

Ocaso (Akatsuki No Yona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora