Diez

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El timbre de la casa sonó y a Yona le pareció escuchar el son de unas campanas. Se levantó rápidamente del sofá en el que estaba sentada pasando el rato con Tae-Yeon y corrió hacia la puerta principal.

Sentía el corazón bombear a toda velocidad en su pecho y el inconfundible cosquilleo en su estómago. Derrapó un poco cuando se detuvo frente a la puerta principal y no pudo evitar echarse un vistazo en el espejo de la entrada para ver que todo estaba bien y en su sitio.

Sonrió al espejo -su cabello decentemente peinado, sus mejillas ruborizadas, el brillo en su mirada- y con esa misma expresión, abrió la puerta.

Lo primero en lo que se fijó fue en la sonrisa deslumbrante del chico rubio y alto que aguardaba en la puerta. Después, admiró lo bien que le quedaba esa camiseta celeste y los vaqueros ceñidos que parecían ser una segunda piel; y tuvo que luchar por no ponerse a babear, no quería que se diera cuenta de lo tonta que se ponía cuando estaba a su lado.

—Hola, Yona, ¿cuánto tiempo? — le saludó cariñosamente, echándole, a su vez, un vistazo de arriba abajo— Vaya, estás muy guapa y muy alta.

—Hola y gr-gracias— el color viajó a sus mejillas y cambió el peso de su cuerpo al otro pie— Tú también estás muy g-gu-alto.

La sonrisa de él se hizo más amplia, más cálidas, y la atención de Yona se centró, inevitablemente, en las arruguitas que se le formaban en las esquinas de sus ojos y que suavizaban aún más su expresión.

—Ah— exclamó cuando se dio cuenta que se encontraban parados en la entrada como tontos—, ¡qué cabeza! Ven, pasa, pasa— abrió más la puerta y se hizo a un lado para dejarle hueco. Aprovechó que él se había girado un segundo para inspirar con fuerzas e intentar calmar a su loco corazón, pues este no se lo estaba poniendo nada fácil.

—Hum, sí, claro, pero...— el ceño de Soo Won se frunció ligeramente mientras parecía estar buscando algo— Oye, cariño, ¿lo has encontrado? — preguntó alzando la voz.

¿Eh? ¿Cariño?, se extrañó Yona, creyendo sentir un nudo empezar a formarse en su estómago. No, no podía ser lo que estaba pensando, seguro que había escuchado mal...

Su respuesta vino de la mano de una tercera persona desconocida, quién abrió la puerta del copiloto de un coche que había aparcado en la puerta, y tomó la forma de una bonita chica. Yona sintió como el suelo se abría a sus pies y amenazaba con succionarla mientras cientos de pensamientos se amontonaban en su cabeza.

—¡Sí, lo encontré! — sonrió ampliamente, cerrando la puerta y acercándose a la casa mientras parecía estar poniéndose un pendiente— El muy... se había escondido debajo del asiento.

Yona, notando el corazón en la boca, observó como las facciones de su amado Soo Won se dulcificaban y una cariñosa sonrisa aparecía en sus labios mientras observaba a la chica de pelo largo y negro y ojos profundos y oscuros que caminaba hacia ellos. Se agarró a la puerta con fuerzas para no caerse, pues sentía como las piernas le empezaban a temblar incontrolablemente.

No, él no podía... no...

La chica llegó a la altura de Soo Won y este le pasó una mano por la cintura, acercándola a él. Entonces, ambos la miraron.

—Lili, te presento a Yona; es mi prima, pero la quiero como si fuera mi hermanita— sus palabras eran como puñales que se le clavaba una y otra vez en el corazón sin compasión; sin embargo, sus ojos marrones destilaban la más pura emoción y sinceridad, estaba realmente ilusionado porque ellas se conocieran — Yona, ella es Lili, mi novia. Perdón por no haberte avisado antes, en un principio no iba a venir, pero hubo un cambio de última hora. ¿Es alguna molestia?

¿Qué si molestaba? Acabas de traer la única arma que podía destruirme con la apariencia de una bonita chica y una amable sonrisa, ¿por qué iba a molestarme?

—¡Encantada, Yona! — exclamó la chica, tirándose a ella para darle un abrazo— Soo Won me ha hablado mucho de ti; cosas buenas, te lo prometo. ¡Espero que nos hagamos amigas!

Yona no supo cómo en ese momento no se puso a gritar. 

Ocaso (Akatsuki No Yona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora